La noche del jueves, después de cenar, el presidente de la Real Federación Española de Ciclismo, José Luis López Cerrón, recibe una llamada. Es Alberto Contador. “Me dijo que llevaba dos días con fiebre y, con el Tour de Francia tan cerca, no era aconsejable que se la jugara”. El campeón pinteño tuiteó por la mañana su renuncia.
Unos minutos después hizo lo propio su gregario Jesús Hernández. “Una pena, nos apetecía mucho ir”, escribió el abulense, que liga cada pulgada de su destino a las necesidades y deseos de su líder y amigo.
Es lógico que Alberto Contador decidiera no arriesgar su salud en vísperas del Tour de Francia. No es sólo una cuestión de competir: también la inclemencia del sol alicantino, que durante la jornada del viernes llegó a provocar los 40 grados; las horas de viaje, ida y vuelta, que supone desplazarse; el hecho de que el recorrido es intrincado pero no escarpado y, aunque seleccionará muchísimo el pelotón con 3.560 metros de desnivel acumulado en sus 194 kilómetros alrededor de Cocentaina, no es propicio para la victoria de un escalador ligero como es el pinteño.
La anunciada presencia de Contador era uno de los grandes reclamos e ilusiones de esta edición de los Campeonatos de España tanto para organizadores como para medios de comunicación y patrocinadores. Era el Nacional de las estrellas y ahora brillará un poco menos por la ausencia de la gran referencia del ciclismo español.
Y, sin embargo, continuará siendo la mejor edición de los Campeonatos de España de esta década. Probablemente la más estelar desde aquella de hace cinco años en Castellón, cuando precisamente un Contador en proceso de sanción se jugó (y perdió) el maillot rojigualda que distingue durante todo el año al ganador con el murciano José Joaquín Rojas.
Junto al habitual Alejandro Valverde (Movistar Team), competirán Purito Rodríguez (Katusha), que no había participado en la cita desde que campeonó en 2007, y Mikel Landa (Sky). Jamás se había presentado en el evento como profesional y viene buscando el favor del seleccionador Javier Mínguez de cara a los Juegos Olímpicos.
En total, de los 20 mejores ciclistas de España según Cycling Quotient sólo faltarán cuatro: el mentado Contador, Mikel Nieve (Sky, concentrado para el Tour), Juanjo Lobato (Movistar, refugiado en Sierra Nevada tras unas semanas sin encontrarse bien) y Samuel Sánchez (BMC, descansando con la mente puesta en la Vuelta).
Para Valverde, seis medallas en la prueba en línea a lo largo de su carrera y dos de ellas de oro, la prioridad no será tanto ganar como hacer ganar. “Me gustaría que ganara otro Movistar el sábado”, reconoció el jueves tras anotarse el bronce contra el reloj. “Yo ya disfruté del título de campeón nacional el año pasado. Sin embargo, no será fácil porque tendremos rivales muy fuertes”.
No será la primera vez que el murciano realizará este ardid. En 2014 hizo campeón a Ion Izagirre en Ponferrada atacando en la última subida, atrapándolo y llevándolo a rueda para cederle el triunfo en meta. La pasada temporada, en Cáceres, esperó al repecho final para abrir la puerta a una victoria de Jesús Herrada; sin embargo, la amenazadora presencia de Carlos Barbero (Caja Rural) obligó a Valverde a realizar un último cambio de ritmo para ganar y propiciar que el título se quedara en casa telefónica por sexto año consecutivo y con seis ciclistas distintos.
¿Quién puede ser el séptimo? El recorrido, selectivo pero no eliminatorio, y el elenco de Movistar, muy profundo con hasta 15 participantes, abre mucho el abanico. Están el abnegado gregario Imanol Erviti, el fiel Rojas, el renacido Jonathan Castroviejo, el retornado Dani Moreno, una promesa rutilante llamada Marc Soler, dos parejas de hermanos como los Izagirre (Gorka e Ion) y los Herrada (José y Jesús).
Frente a ellos, Landa y Purito, más el poderoso Luis León Sánchez (Astana) y los conjuntos españoles Caja Rural, Burgos BH y Euskadi Murias, con sus respectivas bazas Edu Prades, Ibai Salas y Gari Bravo.