Froome y Sky: los tiranos del Tour
Los británicos dominan la ronda gala con mano de hierro e incluso echan mano de tácticas de guerra psicológica para minar a unos rivales que encaran la semana final sin hallarles fisuras.
20 julio, 2016 00:58Noticias relacionadas
Subida al Grand Colombière. Es el penúltimo domingo del Tour de Francia. La etapa es un serrucho por los Montes Jura. Proceden las tácticas ofensivas; Astana así lo entiende y gasta a tres gregarios para marcar un ritmo fuerte que diezma el pelotón hasta convertirlo en grupo de favoritos. Preparan el ataque de su líder Fabio Aru, 10º de la general provisional.
Cuando Diego Rosa está dando su máximo esfuerzo, el maillot amarillo Chris Froome da un par de pedaladas fuertes y se sitúa a la altura de Aru para hablarle. “Me preguntó cuál era nuestra táctica”, explicó el sardo el martes, día de descanso. Cuando Rosa se apartó, Aru atacó. Le secundó Alejandro Valverde (Movistar). Al kilómetro habían sido neutralizados por el fuerte ritmo impuesto por uno de los gregarios de Froome, Wout Poels. Cuando Romain Bardet (Ag2r) intentó su ataque en el siguiente puerto, el último de la jornada, el neerlandés se bebió una pequeña lata de CocaCola y apretó para cazarle un minuto más tarde.
“Debe ser desmoralizante para nuestros rivales ver lo fuertes que somos”, dijo Froome en meta. La impresión es que desde el conjunto británico se busca infundir esa sensación de superioridad infinita. Sólo así se explica este amago de ataque de Froome llegado justo antes de la tentativa de Bardet.
La subida sigue y parece que Chris Froome está jugando con sus rivales ¡Ha amagado con el ataque! #TDF2016 https://t.co/T19MZ8bv84
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) 17 de julio de 2016
“Sólo quería saber quién estaba más atento y más fuerte”, explicó el anglokeniano. También Dave Brailsford, máximo responsable deportivo de Sky, se unió a esa guerra psicológica en meta. “Creo que Movistar corre con un ojo en la clasificación por equipos”, aseveró tratando de evidenciar que Nairo Quintana, 4º de la general y gran rival de su pupilo Froome en la lucha por el triunfo absoluto, no había tratado de atacar en toda la etapa. Después elogió la labor de Diego Rosa en pos de Aru. Según los mentideros, el joven escalador italiano fichará la próxima temporada por Sky.
El presupuesto
La clave de la superioridad deportiva del Sky tanto en este Tour de Francia como en los anteriores está en su presupuesto. Según publicó el martes L’Équipe, éste asciende a 35 millones de euros y es el mayor del pelotón. 16 de los 22 equipos que compiten en esta gran ronda francesa tienen menos de la mitad de presupuesto que ellos; Movistar, por ejemplo, 'sólo' tiene 15. Por indicadores como este, las voces que piden un tope salarial a imagen y semejanza del que tienen las grandes ligas americanas para el ciclismo vuelven a cobrar fuerza. El mánager del equipo Cannondale-Drapac, Jonathan Vaughters, la exploró a fondo en su día. Resultó que las directivas europeas de libre competencia lo prohíben.
La opulencia del Sky se refleja tanto en los detalles como en lo básico. En el capítulo de anécdotas destacan lujos como el disponer de una lavadora para cada ciclista con objeto de evitar que los gérmenes de los corredores se mezclen y la ropa pueda actuar como vector a la hora de transmitir enfermedades.
Sky has a washing machine for each cyclist on the team to avoid the spread of germs #TDF2016 #marginalgain pic.twitter.com/BCUGir4VxP
— Gregor Brown (@gregorbrown) 19 de julio de 2016
En lo estrictamente deportivo, la alineación del Sky en este Tour de Francia inspira pavor. “Tengo la suerte de que varios de mis compañeros podrían ser líderes en otros equipos”, saca pecho Froome. Hay un campeón del mundo contrarreloj, Vasil Kiryienka; un casi ganador de dos Vueltas al País Vasco, Sergio Henao; un vencedor de París-Niza, Geraint Thomas; el mejor escalador del Giro d’Italia 2015, Mikel Landa; el triunfador en finales en alto de Giro y Vuelta y experto gregario Mikel Nieve; y un ganador de Lieja-Bastogne-Lieja, Wout Poels.
“En estos momentos no se ve ninguna debilidad a Sky”, reconoció el director del Movistar Team, Eusebio Unzué, el pasado domingo. “Cuando no es un gregario es otro: siempre está perfectamente arropado. Nuestra idea de aislarlo se antoja muy difícil”. Sin embargo, en la rueda de prensa de la jornada de descanso, Nairo Quintana insistió en esa posibilidad: “Tenemos que dejar a Froome solo. Es cierto que ahora estamos como el año pasado [a tres minutos del liderato de Froome con sólo cinco etapas por disputarse]… Pero, como el año pasado, no nos rendiremos”.
La ruleta rusa
A este Tour de Francia aún le queda terreno, pero también excusas. Las principales: que las fuerzas están justas y que hay mucho en juego. “No puedes intentar un ataque a tumba abierta en la etapa 17 ó 19 porque lo puedes pagar en la 20”, razonó el director de Tinkoff, Sean Yates, en una interesante entrevista con Cyclingnews. “En general, el Tour es más aburrido que la Vuelta porque allí los equipos son más débiles y los líderes tienen más ganas de arriesgar. Hay menos presión”.
Una foto en el podio de los Campos Elíseos vale muchísimo dinero. Por eso no se puede esperar que quienes ocupan los puestos que dan derecho a él, Bauke Mollema (Trek-Segafredo) y Adam Yates (Orica-BikeExchange), ataquen. Si acaso, se defenderán ante las agresiones de quienes, como Nairo, Valverde, Aru o Bardet, están situados por debajo de ellos. Tampoco demarrará Froome. “Necesitaría una buena razón para hacerlo”, dijo en el día de descanso del martes.
En cualquier caso, queda un atracón de Alpes por delante; “una ruleta rusa”, en palabras del estadounidense Tejay Van Garderen (BMC), actualmente octavo en la general, uno que ya sabe lo que es perder todo en la última semana. El miércoles tocará la llegada a Finhaut-Emosson, que se encadena con el Col du Forclaz. “Y encima viene después de un día de descanso, lo cual siempre da miedo”, aporta Valverde citando a un falso amigo de los corredores. Después de un día de respiro, el estado de las piernas es una incógnita.
“Va a ser interesante ver cómo reaccionan nuestros cuerpos a la acumulación de esfuerzos”, comenta Fabio Aru. Y es que tras Finhaut vendrá la cronoescalada de Mégeve (“No habrá diferencias entre los favoritos”, pronostica Unzué), el final en alto de Saint-Gervais Mont Blanc y la durísima etapa de Morzine, mítico pueblo alpino al cual se llegará tras subir (y bajar) los colosos Colombière, Ramaz y Joux Plane. Para muchos, la etapa reina que llega en vísperas de París. La duda, la terrible duda, es si la excesiva fortaleza de Sky maniatará cualquier asomo de emoción.