Nairo Quintana dio la primera alegría a Movistar en el Tour de Francia con una victoria de etapa que a estas alturas de carrera sabe a gloria. Hasta este miércoles nadie había podido construir un ataque que derrumbara el dominio de Sky y en el Portet, lo consiguieron. [Así te hemos contado la decimoséptima etapa del Tour de Francia].
Era una etapa marcada por todos desde que se difundió el recorrido del Tour. Por su longitud (65 kilómetros), por su desnivel (más de 3000 metros) y por una innovadora parrilla de salida al más puro estilo Fórmula 1. Sin embargo, toda la expectación que se generó en torno a la parrilla de salida se apagó al mismo tiempo que el semáforo. La bicicletas no son motos ni coches, sino pedaladas. Cada uno a su ritmo o al de Sky, y hasta que los británicos se organizan, el resto esperan. Fue una salida tan normal que ni siquiera hizo falta poner repeticiones.
La ascensión al Montée de Peyragudes, la primera cima de la etapa, se hizo en el pelotón al ritmo de Sky. Allí estaban todos los favoritos de la general y la mayoría de los gregarios. Los que buscaban la victoria de etapa —Omar Fraile (AST), Rafal Majka (BOH), Julian Alaphilippe (QST)—, como es habitual, se escaparon en los primeros metros. En esa fuga había dos corredores de Movistar: Alejandro Valverde y Marc Soler. La estrategia era la misma que la que intentaron sin éxito en los Alpes: tener a un apoyo delante por si Mikel Landa o Nairo Quintana atacan.
El colombiano no pudo hacer nada en ese primer puerto. A falta de cuatro kilómetros para coronar, pinchó su rueda delantera. Tuvo que cambiársela a Andrey Amador y empezar a remontar para meterse de nuevo en el pelotón. No fue difícil, pero no entraba en los planes.
En el segundo puerto del día, el Val Louron, AG2R se alió con Movistar para tomar el control de pelotón. Juntos, pusieron una marcha más. Mikel Landa ya había insistido en etapas anteriores en que solo una alianza podría acabar con la hegemonía de Sky, pero los franceses fueron quemando cartuchos hasta quedarse solo con Latour (maillot blanco) y Romain Bardet y los británicos de Sky aguantaban. De la escuadra telefónica solo resistieron sus dos líderes, a los que se sumó Soler cuando no pudo aguantar el ritmo de la escapada.
La subida al Col du Portet fue cuestión de fuerza. 16 kilómetros a casi el 9%. Ya solo contaba quien tenía fuerza en las piernas. El primero, el que más, fue Nairo Quintana. El martes ya avisaba: “Confío en tener un grandioso día, salir como un león, hacer todo lo que queríamos hacer [en los Alpes]”, en que no haya altas temperaturas para poder atacar. El colombiano marchaba octavo en la general, a 4’23’’ de Geraint Thomas, estaba obligado.
El siguiente en probar fue Primoz Roglic (TLJ), cuarto en la general a 48 segundos del podio. Solo le siguió Chris Froome. Mientras, Thomas se quedó con Bardet, Landa, Dumoulin y Kruijswijk. También con Egan Bernal, su compañero de 21 años, el más joven del pelotón, el que le guió en Alpe d’Huez. A su ritmo cazaron a Roglic y Froome. A su ritmo, Landa miraba a Bardet y le decía con la cabeza que no, que no tenía piernas.
El que sí, el que más, era Nairo. El otro líder de Movistar no bajó el ritmo y cazó al grupo de los fugados —Valverde, Majka, Kangert (AST)—. A nueve kilómetros de meta, con todavía 700 metros de desnivel, sacaba un minuto al resto de los favoritos. Virtualmente era quinto, pero aún estaba a minuto y medio del podio. A seis kilómetros y medio, estaba solo en cabeza de carrera. Podía no haber recortado demasiado, pero tenía en sus piernas la victoria de etapa.
Seis kilómetros. Se queda Bardet. Cinco kilómetros. Froome prueba a atacar pero, cuando ve que le sigue Dumoulin, para. Cuatro ochocientos. Se queda Valverde. Cuatro quinientos. Nairo mantiene su ventaja de un minuto; solo Dan Martin (UAE), a 20 segundos, puede disputarle la victoria. Cuatro kilómetros. Cada kilómetro está más cerca de la gloria. Ya nadie va a quitársela.
La lucha por la general dio un vuelco a falta de un kilómetro y medio para el final. Dumoulin, a 11 segundos del segundo puesto que ocupaba Froome, atacó y solo Thomas y los dos Lotto NL-Jumbo —Roglic, Kruijswijk— pudieron seguirle. Landa se quedó con el vigente campeón. Perdieron 30 segundos. Froome cedió el segundo puesto y Roglic, cuarto, está solo a 16 segundos.
"Estábamos tristes porque las cosas no salían bien", contó Quintana al acabar la etapa. Sin casi opciones de ganar el Tour, su plan inicial, tenían que buscar otros objetivos —la clasificación por equipos, una victoria—. La mejor oportunidad era esta etapa. La tenían marcada. Insistía en que la tercera semana era la suya. Lo consiguió. "Ahora tengo cuerpo para lo que queda de Tour. Todavía seguimos creyendo. Esperamos seguir luchando".
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