Tadej Pogacar es el hombre del momento, si es que se puede afirmar eso de un chico que tan solo tiene 21 años. En unos días cumplirá los 22, pero él ha decidido hacerse el mejor regalo posible por adelantado. Un regalo con el que ha hecho historia, porque este genio esloveno se ha convertido en el nuevo ganador del Tour de Francia, el más joven de los últimos 100 años.
Se podría calificar como sorprendente esta increíble victoria de Tadej Pogacar. Sin embargo, si se observan sus cualidades, se puede comprobar a la perfección que se trata de un auténtico portento, de un prodigio, de uno de los ciclistas del futuro. Que se anden con cuidado los Bernal, Evenepoel y compañía como porque Pogacar ya ha derribado la puerta en su segunda gran vuelta.
Este joven esloveno nacido en Komenda ha conseguido triunfar en la carrera más difícil y exigente del mundo. En esa reservada a las leyendas y en la que solo resisten los más fuertes porque su tercera semana, tan temida y odiada, suele llevarse a muchos candidatos por delante. Sin embargo, este espigado corredor de 21 años no solo ha aguantado las embestidas de la carrera, sino que ha conseguido ser el más fuerte hasta el último día, regalando una portentosa exhibición en la contrarreloj final de La Planche des Belles Filles.
Ahí es donde ha dado su último y gran mazazo a este Tour de Francia criticado por muchos y disfrutado por otros, pero que para todos tendrá un valor incalculable en una temporada diferente a todas las demás. Sin embargo, no ha sido el único, ya que con esta victoria son tres las etapas con las que se marcha Pogacar a su Komenda natal.
Al igual que hizo en la Vuelta a España de 2019, la de su explosión como otro gran talento, ha conseguido llevarse tres triunfos parciales y volver a subirse a un podio de una grande. Aquella vez fue tercero tras Alejandro Valverde y tras su compatriota Primoz Roglic, al que esta vez ha vencido sin piedad y en su terreno, en la contrarreloj final de 36 kilómetros que ponía fin a la presente edición, a falta del paseo de gloria por los Campos Elíseos de París.
Sin embargo, para saber como ha llegado hasta ahí, hasta el cajón más alto del podio más deseado del ciclismo, hay que conocer un poquito más de este genio llamado a marcar una era. Pogacar, que se define a sí mismo como un escalador, es ya un ciclista total, seguramente, uno de los más completos del pelotón. Prueba de ello es que ha ganado tres clasificaciones en este Tour de Francia: la general, la de mejor joven y la de la montaña.
Porque Tadej, a pesar de haber sellado su triunfo en la contrarreloj final, es un gran escalador, y ha demostrado ser el más fuerte de este Tour, tanto en puntos como en sensaciones. Casi ningún día se le ha visto sufrir más allá de una llegada puntual en la que se descolgó de Roglic en los metros finales. Pero nadie ha conseguido soltar a Pogacar si el esloveno ha decidido salir a los ataques. En cambio, cuando ha sido el de Komenda quien se ha movido, todos han temblado.
Así es Tadej Pogacar
Espigado y muy delgado, su 1,76 metros de altura y sus 65 kilos le hacen tener el cuerpo y la fisionomía perfecta para ser un ciclista total. Alto y ágil para poder rodar en el llano y saber acoplarse en la contrarreloj, y ligero para poder volar en la montaña. Además, destaca de él su carácter combativo, sus ganas de batalla y su valentía, a pesar de no contar con el mejor equipo.
En este Tour ha tenido que ver como su mayor apoyo, Fabio Aru, tenía que abandonar por problemas físicos. David de la Cruz sufrió una dura caída a las primeras de cambio y no ha podido ser de mucha ayuda para el esloveno, y su otro hombre de confianza, Davide Formolo, también tuvo que poner pie a tierra tras otra caída. Sin embargo, ahí ha estado él, luchando contra la tiranía del Jumbo-Visma, contra el oficio del Team Ineos y contra la valentía del Bahrein de Mikel Landa. Y siempre con ellos, Tadej Pogacar.
Este triunfo, producto de una remontada colosal, es también el triunfo del ciclismo de ataque, del espectáculo, del corredor valiente que es capaz de desarmar a los equipos más potentes, o de al menos intentarlo. No hay que olvidar que Pogacar perdió 1'20" en aquella terrible etapa de los abanicos. Y lejos de desanimarse, fue limando esa ventaja día a día, sin descanso, sin respiro, segundo a segundo hasta colarse en el segundo puesto de la general desde el que ha decidido dar un vuelco a la clasifiación mientras minaba la moral de Roglic subido en su 'cabra'.
Así es Tadej Pogacar y así se ha mostrado en su debut en el Tour de Francia, un debut que le ha servido para apuntarse su primera grande y para vestir su primer maillot amarillo, el cuál lucirá por las calles de París. Escalador, contrarrelojista, con capacidad para rodar en solitario y con mucha valentía, sobre todo con mucho corazón y con mucha ambición por llegar siempre lo más lejos posibles. Qué contento estará su director deportivo, Josean Matxín, que ha visto como su chico prodigio ha puesto patas arriba el Tour. Es Tadej Pogacar y ha llegado para marcar una era e intentar hacer historia en el ciclismo.
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