Sam Bennett se impuso en la llegada al esprint de Aguilar de Campoo imponiéndose a Pascal Ackermann y Gerben Thujssen, pero fue descalificado por unos cabezazos que dio durante la volata a otro ciclista y el triunfo final fue concedido al alemán del Bora-Hansgrohe. En la general no hubo ningún cambio, se tomaron la etapa con la mayor de las relajaciones y llegaron todos juntos; lo que supone que Richard Carapaz sigue siendo el jersey rojo. [Así fue la 9ª etapa de La Vuelta a España 2020 entre Castrillo del Val y Aguilar de Campoo]
El pelotón pilló a los escapados a 22 kilómetros de meta antes de entrar en Salinas de Pisuerga. Justo después tendrían algunos repechos que podían complicar la carrera. De hecho, al pasar por puentes estrechos, Movistar se puso adelante para evitar que los estiramientos de grupo pudieran provocar algún problema entre sus corredores. Todos los equipos se colocaron bien para este momento y nadie abrió gas.
El único susto se lo llevó Primoz Roglic, que pinchó rueda a 12 kilómetros de meta y realizó uno de esos cambios a los que nos tiene acostumbrado en el Tour de Francia (El recuerdo en la Planche des Belles Filles). El esloveno no tuvo ningún problema para volver a entrar al gran grupo y entrar con el resto de los favoritos de esta Vuelta a España.
Este viernes habrá una nueva etapa llana con un puerto de tercera que animará la jornada. El pelotón rodará en un entorno espectacular, bordeando la costa cántabra. Se prevé una fuga de corredores fuertes, aunque el control de los equipos de cara a un final al sprint será la tónica del gran grupo. La meta cuenta con un repecho de menos de 2 km al 5% que dará un punto de emoción.
Jornada tranquila
El pelotón quería que esta etapa fuera tranquila y así lo fue. Desde que dejó de estar neutralizado el inicio del día, el pelotón controló que la escapada no se fuera de madre y solo permitieron a Aritz Bagües y a Juan Osorio que cogieran una ventaja cómoda. Solo pudieron incrementar esa distancia en torno a los tres o cuatro minutos que en ningún momento fue un problema para que los favoritos del esprint de esta Vuelta vieran comprometida la etapa.
Después de todos los golpes que se dieron en estas últimas etapas donde la montaña tenía presencia, llegó uno de los días más aburridos. Tenía que llegar ese momento y parece que en estas dos rutas que van a unir La Rioja con Asturias pasando por Burgos, Palencia y Cantabria serán las que no pasarán a la historia, pero dejarán a los esprinter de esta edición una opción.
El susto
Aún así, ir en un pelotón no permite ni una pizca de relajación teniendo en cuenta lo frágiles que son los ciclistas cuando van encima de la bici. Con un promedio de más de 40 kilómetros por hora en la etapa, también hay que tener cuidado con los enganchones que se producen en el gran grupo.
En un descuido entre Héctor Sáez y Pascal Ackermann, el esprinter del Bora, el español se fue al suelo y se llevó un tremendo topetazo que dejó su casco hecho trizas. Ahí quedó demostrada la importancia de la protección que llevan los ciclistas en la cabeza.
También hubo un enganchón entre Dorian Godon y Harry Tanfield unos kilómetros más adelante después de que los dos ciclistas hicieran el conocido como afilador. Por suerte para el pelotón, el viento no sopló demasiado por las escarpadas carreteras de Castilla que podrían haber hecho algunos abanicos para partir este gran grupo.
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