Tras una primera parte que permitirá apreciar la belleza única y salvaje de la Costa de Granito Rosa, la incursión tierra adentro dará pie a un tramo final de infarto: la doble ascensión del puerto de Mûr-de-Bretagne será un juez implacable, sobre todo porque los corredores empezarán a abordarlo prácticamente parados, a diferencia del impulso que proporcionaba el recorrido en ediciones anteriores.
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