Tras un itinerario mágico por las Hoces del Ardèche, recorridas por primera vez en su totalidad por el Tour, esta etapa debería terminar con un esprint masivo en Nîmes, como ya ocurriera en 2019 con un tramo final idéntico. En cualquier caso, más vale desconfiar: la ruta seguirá a campo abierto justo antes de Uzès y el viento podría hacer de las suyas y abrir abanicos en el pelotón.
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