Oleg Tinkov es un personaje de lo más peculiar. Su relación con el mundo del deporte no es precisamente de grato recuerdo para los amantes de ciclismo, la disciplina a la que más se acercó en los tiempos en los que todavía le importaba algo el universo de la bicicleta. Sin embargo, este magnate ruso que ha hecho su fortuna a base de tener éxito en proyectos tan diversos como la cerveza o las entidades financieras, está de nuevo de actualidad.
Ahora, Oleg ha vuelto a ser noticia, pero no por su vinculación con el mundo del deporte, el cual abandonó hace unos años, si no por problemas económicos y fiscales que le han acarreado llegar a ser perseguido por una potencia mundial como son los Estados Unidos. Un fraude, unos problemas en bolsa y hasta una condena de prisión.
La cerveza, su fortuna
Tinkov es ahora una persona muy poderosa e influyente en Rusia. Sin embargo, hubo un tiempo en el que tuvo que labrarse su futuro y empezar a sacar fruto y brillo a su visión empresarial. Hijo de un minero en Siberia, desde muy joven destacó por tener un carácter emprendedor que le permitió tener la valentía necesaria para adentrarse en el mundo de los negocios por la puerta grande.
A pesar de que en un principio encaminó sus pasos hacia la minería, pronto dejó los estudios y lanzó sus primeros negocios en los años 80. Pasó de vender pantalones vaqueros, un objeto de deseo en Rusia, a estudiantes tunecinos en Moscú para arrancar una empresa llamada Technoshock de importanción de aparatos tecnológicos. Empezó comprando ordenadores a bajo coste en Singapur para colocarlos en el mercado ruso a precios muy altos y a los pocos años ya había registrado un gran éxito. Alargó sus triunfos durante más de una década y en el año 1997 decidió vender su compañía por un valor cercano a los cinco millones de euros para cambiarse completamente de sector.
Su segunda gran aventura empresarial estuvo en el mercado de la alimentación y de la comida italiana. Sin embargo, pronto decidió dar un giro a su idea inicial, vendió su empresa por unos 17 millones de euros y se centró en la producción de cerveza, un sector que estaba muy poco explotado en la Rusia de finales de siglo. El producto que había era de muy mala calidad y poco atractivo para la sociedad. Fue ahí donde comenzó el legado de su marca, 'Tinkoff', derivada de su apellido y la terminación -ff con la que dio su primer gran pelotazo.
Recibiendo influencias del mercado internacional y con campañas de marketing muy agresivas, que incluso tenían a la homosexualidad entre mujeres como uno de sus late motiv principales, fue ampliando su éxito hasta poner la bebida a base de cebada en su mayor auge en el país. En poco tiempo estaba produciendo más de 20 millones de litros. Una década después decidió vender la empresa, lo cual le reportó unos beneficios superiores a los 50 millones de euros, y se lanzó de lleno a su tercer nicho de mercado, el cual derivó en las entidades financieras.
Tinkoff Credit Sistems fue una empresa pionera en electrónica, internet y producción de tarjetas de crédito que se terminó convirtiendo en una de las entidades financieras más importantes del país pasando a ser el Tinkoff Bank. Ahora, Oleg lleva varios años intentando vender también su enésimo pelotazo empresarial para cumplir uno de sus sueños, crear su propia compañía de aerolíneas. "Todo el mundo me conoce en Rusia, me gusta que me llamen millonario", afirmaba este empresario que supera ya los 50 y que tiene una fortuna estimada de cerca de 2.500 millones de euros.
Un borrón para el ciclismo
En paralelo a sus proyectos empresariales, Oleg Tinkov también cultivó su afición por el deporte, en especial por el ciclismo, disciplina que practicaba desde joven cuando pudo hacerse con una bicicleta de carretera de la cual se convirtió en inseparable. Una vez creada su fortuna, decidió invertir también en el universo de las dos ruedas.
Primero lo hizo convirtiéndose en patrocinador de algunos equipos antes de dar un salto mayor. Esta aventura arrancó en el año 2006 siendo el principal impulsor económico de una escuadra rusa a la que consiguió llevar un año después hasta una carrera tan importante como el Giro de Italia, prueba que unos años más tarde se convertiría en el escenario de su mayor éxito.
Más tarde se asoció con el exciclista Bjarne Riis para empezar a ser el patrocinador principal de su equipo, el que se convertiría en el Saxo-Tinkoff. Allí tuvo a sus órdenes a ciclistas de la talla del escalador polaco Rafal Majka o al triple campeón del mundo Peter Sagan, a quien convirtió en una de las grandes figuras del pelotón gracias a su talento y su carácter mediático.
A mediados de 2013 anunció que tenía previsto dejar de ser el principal sustento económico del equipo. Sin embargo, al final de esa temporada, cambiaba el paso y decidía hacerse con la propiedad del equipo dando comienzo a una de las épocas más turbias y extrañas que ha vivido el pelotón internacional.
Invirtió más de 6 millones de euros y situó a Bjarne Riis como el gerente de una entidad que tenía como jefe de filas a uno de los mejores corredores de la historia, el español Alberto Contador, quien había ganado cinco grandes vueltas antes de llegar a su formación: los Tour de Francia de 2007, 2009 y 2010 y el Giro de Italia y la Vuelta a España de 2008. Ya en la disciplina del Saxo Bank, que posteriormente pasaría a ser Saxo-Tinkoff y más tarde solo Tinkoff, Alberto se llevó los Giros de Italia de 2011 y 2015 y las Vueltas a España de 2012 y 2014.
A pesar de los éxitos, y de que Tinkov consideró en un comienzo a Contador como una auténtica estrella, la relación entre ambos se terminó torciendo a medida que las excentricidades del magnate ruso intercedían con el buen funcionamiento del equipo. Oleg no comulgaba con los herméticos métodos de Alberto, un ciclista sacrificado y que vivía por y para su profesión las 24 horas del día y los 365 días del año. Al pinteño no le gustaba estar ni siquiera en las celebraciones de sus propias victorias mientras que a Oleg nada le molestaba más que alguien que dijera no a sus fiestas.
Tras la renovación de Contador en el año 2014, se produjo una circunstancia que no gustó nada al propio Alberto. Días después de firmar su acuerdo, destituyeron al director del equipo, Bjarne Riis. En ese momento, el español sabía que la escuadra había perdido a su líder, a quien ensamblaba las piezas de una formación de más de 70 personas y a quien realmente apostaba por el ciclismo y por su figura allí dentro. Todo había cambiado.
El punto de ruptura total y de no retorno para ambos fue el final del Giro de Italia 2015, el cual supuso el último triunfo de Contador en una gran vuelta. Alberto, nada más terminar la Corsa Rosa, decidió centrarse en su recuperación y en su puesta a punto para llegar en las mejores condiciones posibles al Tour de Francia unas semanas después en su intento por hacer el doblete que consiguiera Marco Pantani en el año 1999. Por ello, casi no quiso ni estar presente en la fiesta de celebración que tuvo lugar en Italia.
Oleg calificó a Alberto de personaje triste y aburrido por esta conducta, lo que el pinteño se tomó como una ofensa hacia su profesionalidad y a su deporte, el ciclismo, que era su vida. Finalmente, Contador terminó quinto en el Tour en un curso que supuso el final de su relación y el motivo por el cual Oleg estuvo insultando al corredor español cada vez que podía.
En su despedida del ciclismo, cuando Alberto se marchaba al Trek-Segafredo, Tinkov dejó en una entrevista para Cycling News comentarios y valoraciones sobre el español realmente graves: "No tengo relación con él. Le respeto como corredor por su pasado, pero como persona nunca me ha asombrado. No me gusta. Él es un gran campeón y debería dejar el ciclismo. Pero creo que va a seguir y va a parecer estúpido".
"Estoy cabreado con él porque no ganamos el World Tour porque o se cae, o enferma o abandona. No corrió Lombardia y no sé si no lo hizo aposta, pero no me gusta. Es una mierda. Nunca quiere beber champán y está todo el rato preocupado por lo que come porque está centrado en ganar el Tour de Francia. Es una actitud estúpida, por eso le pasa lo que le pasa: es muy duro consigo mismo y está todo el rato focalizado. Los tipos que están todo el día serios son muy aburridos. Les pueden dar. Son aburridos, su vida es terrible".
Durante su última etapa como profesional en el Trek-Segafredo, la cual terminó con una Vuelta a España de ensueño y aquella gloriosa victoria en L'Angliru, Contador también tuvo que sufrir las bravuconadas de un personaje que además de invertir dinero dejó una mancha imborrable en el ciclismo. "Es un pato cojo, estás viejo, debes retirarte", aseguró tras una caída del pinteño en el Tour de Francia. Por su parte, Contador, ni después de su retirada, quiso hacer aportaciones ni comentarios sobre todos estos ataques asegurando que a él le habían enseñado unos valores entre los que estaba el respeto.
Perseguido por los EEUU
En los últimos años, las cosas no le han ido tan bien a Oleg Tinkov como ha acostumbrado durante toda su vida. A su polémico carácter y sus salidas de tono se han unido unos problemas de salud, fue diagnosticado de leucemia y se encuentra siguiendo un tratamiento en Londres, y varios problemas económicos y fiscales en los Estados Unidos.
Desde hace varios meses se encuentra inmerso en un proceso legal por evasión de impuestos en el país americano donde han solicitado su extradición y que ahora está cerca de ver su final. Tinkov ha sido condenado por fraude fiscal a pagar una cuantiosa multa que podría ascender a 500 millones de dólares. Además, le ha sido impuesta una pena de cárcel de un año, aunque eludirá la prisión tras haber sido suspendida.
El pasado año ya tuvo que pagar una enorme cuantía económica para eludir esa extradición, pero ahora el asunto se ha puesto más serio todavía. Todo comenzó cuando Oleg decidió lanzar al mercado bursátil estadounidense su empresa, hecho que realizó declarando de forma falsa una serie de impuestos que debía pagar.
De hecho, había renunciado a la ciudadanía estadounidense para esconder grandes ganancias a través de acciones que conocía que debían ser reportadas. Sin embargo, ahora la fiscalía estadounidense ha decidido cortar el grifo de chanchullos de Tinkov condenándole por fraude fiscal en lo que ha sido su último escándalo.
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