Tadej Pogacar está llamado a romper la historia del ciclismo. El genio de Komenda es el estandarte de una generación única que cuenta con campeones como Egan Bernal o Remco Evenepoel. Además, ha coincidido con otros genios como Primoz Roglic o Richard Carapaz que se sitúan como sus rivales en las grandes vueltas que se propone ganar.
Porque el esloveno no se propone correr, se propone ganar. Tiene la capacidad, como pocos en la historia, de no fallar. Si va en condiciones, sea un Tour de Francia, una Tirreno-Adriático o un Lombardia, lo gana. Venciendo a los mejores en la montaña, luciéndose en contrarreloj o atacando desde lejos. Le da igual, es tan versátil que puede diseñar sus victorias en su cabeza sea el terreno que sea para después culminar su obra en la realidad.
En el año 2019, sorprendió al mundo con un podio y tres victorias de etapa en La Vuelta. Un año después, incluso en contra de lo que pensaba su jefe Joxean Fernández Matxin en un principio, probó suerte en el Tour de Francia y dejó una de las mayores gestas de la historia de este deporte derrocando al poderío del Jumbo-Visma de Roglic en La Planche des Belles Filles. En 2021 tenía la misión de confirmar todo lo que venía demostrando y lo ha hecho con una temporada hegemónica.
Se volvió a lucir en carreras de una semana, en el Tour y brilló en Monumentos como Lieja o Lombardia demostrando que es un ciclista total. Por esos resultados, siendo capaz de ganar desde lejos o en finales apretados y explosivos, ha demostrado que puede ser lo más parecido que haya pisado el ciclismo desde Eddy Merckx. Es ese corredor capaz de ganar sea cual sea el terreno. Además, en sus dos primeras participaciones en el Tour se ha colgado dos maillots amarillos con solo 23 años.
Todos estos éxitos le ponen en una posición privilegiada dentro de la generación más importante que se recuerda, al menos a tan corta edad. Si todos son grandes talentos, él es el genio de los genios, el que de verdad puede cambiar la historia, algo que en el ciclismo son palabras mayores ya que nadie ha osado jamás tocar el cetro de Merckx. Pero si el belga le ha abierto la puerta a poder hacerlo, solo el tiempo marcará si lo consigue.
Ataque a los Monumentos
De momento, parece dispuesto a abrazar ese reto de ser el mejor, o uno de los mejores de la historia. Y para eso, tiene un claro objetivo que va a poner en marcha en 2022. Con dos grandes en su palmarés y la intención de seguir ampliando esta cuenta, también va a diversificar sus disparos para cobrarse dos nuevas presas.
El ciclista más en forma en las grandes vueltas quiere dar el salto a las Clásicas más puras y a los Monumentos por antonomasia. Cierto es que esta temporada que acaba de terminar ya ha levantado los brazos en Lieja-Bastoña-Lieja en Il Lombardia. Sin embargo, para el nuevo curso prepara el asalto a dos carreras que no son para escaladores.
La primera de ellas será la que, por sus características, podría ser más accesible a un corredor de su especie. Se trata de la Classicissima, del primer Monumento del curso, de la Milán-San Remo. Será su primera aparición en la ronda italiana que suele estar definida entre sprinters, por su terreno largo y poco quebrado, y corredores explosivos, capaces de dinamitar la carrera en el Poggio, la última subida clave, aguantando el ritmo en la recta final que suele hacer explotar a muchos valientes.
Ahora, Tadej Pogacar se ha propuesto debutar en esta prueba con la máxima ambición, la de tachar un Monumento más en su palmarés. Sin duda, ganarlo o demostrarse a sí mismo que puede pelear por hacerlo en futuras ediciones, sería un paso muy importante para demostrar que sí está en progresión de atacar los récords de Merckx, o al menos de acercarse, ya que sí es cierto que en el ciclismo moderno es más complicado acumular tantos éxitos como lo hizo el 'Caníbal'.
En los últimos años, algunos corredores como Julian Alaphilippe, Vincenzo Nibali o Kwiatkowski han conseguido levantar los brazos en la primera gran Clásica de la temporada, por lo que no es de extrañar que Pogacar tenga sus opciones incluso en su debut. Dentro de las carreras de un día que permiten juego a los sprinters, no así Lombardia o Lieja, San Remo es sin duda la que mejor se le adapta.
Más complicado lo tendrá en su segundo reto, que será disputar el Tour de Flandes. La prueba de los adoquines flamencos por excelencia, junto con Paris-Roubaix, una de las carreras más bonitas y míticas del año, recibirá el próximo 3 de abril la presencia del doble ganador del Tour que podría llegar con una Milán-San Remo bajo el brazo si consigue vencer el 19 de marzo.
Pogacar le ha confirmado al periodista de su país David Crmelj que debutará en ambas pruebas este año si todo va según lo previsto, aunque eso no le hará perder la perspectiva de su objetivo real: las grandes vueltas. Aún así, ciclistas como Alejandro Valverde, capaz de firmar una meritoria séptima posición el año que debutó en Flandes, demuestran que se puede hacer una buena carrera a las primeras de cambio. Y por qué no llegar y besar el santo.
De hacer un buen resultado en ambas, sería una temporada histórica para Tadej, quien parece afrontar en serio el reto de igualar a Roger De Vlaeminck, Rick Van Looy o al propio Merckx como los corredores que han podido vencer en los cinco Monumentos. El 'Caníbal', que atesora 19 en su palmarés, puede presumir de haberlos ganado todos más de una vez además de llevarse la general de las tres grandes. El reto es grande, pero Pogacar tiene toda una vida profesional por delante y mucho terreno andado.
En el ciclismo actual, solo un corredor se ha acercado al hito de vencer en las cinco pruebas importantes de las Clásicas. Es Philippe Gilbert, al que solo le falta San Remo, título que se antoja difícil que gane teniendo en cuenta su edad y que sus mejores años ya han pasado. Pogacar se tendrá que enfrentar ahora a gigantes como Van der Poel, Van Aert, Sagan, Kasper Asgreen o Alaphilippe para soñar con las Clásicas. Para el futuro dejará su asalto a la Paris-Roubaix.
Doblete Giro-Tour
Este 2022 se presenta como un año ambicioso para Tadej Pogacar, ya que quiere abarcar éxitos muy importantes para labrarse cuanto antes un palmarés heroico. Mientras todos pelean con el genio de Komenda hasta que este les deja en la estacada, Pogacar compite contra la historia. Por eso afronta con esta ambición y tan pronto el reto de las Clásicas.
Sin embargo, no desvía su atención de las grandes vueltas. De hecho, se ha propuesto que el 2022 sea el primer año que doble esfuerzos. El primer y gran objetivo del año volverá a ser el Tour de Francia, donde quiere sumar su tercera corona para seguir aspirando al récord de Miguel Induráin que se enfundó cinco maillots amarillos consecutivos.
No obstante, antes de hacer su parada en París, lo hará en Italia, ya que otra prueba en la que debutará este curso es en el Giro. El líder del UAE Team Emirates correrá, casi con total probabilidad, la Corsa Rosa, la primera grande del calendario internacional, y lo hará como siempre para ganar. Seguramente, el objetivo sea llegar corto de forma a la lucha por la maglia rosa e ir evolucionando durante las tres semanas carrera, tirando más de clase que de nivel físico e intentar que así le dé para estar en la pelea.
Se antoja complicado que pueda tener un pico de forma que le permita estar de nuevo en el Tour al máximo de sus capacidades. Y más si quiere hacer la temporada de Clásicas con opciones reales. Tendrá que sacrificar su superioridad habitual y buscar otras estrategias para ganar, sacando el mayor rendimiento del mínimo esfuerzo. Quizás en las pruebas contrarreloj y aguantando el tipo en la montaña pueda cimentar un liderazgo diferente al que suele demostrar. Menos vistoso, pero igualmente efectivo.
Así será el 2022 de un Tadej Pogacar que tiene prisa por destrozar la historia. El doblete de Giro de Italia y Tour de Francia y su primera participación en San Remo y Flandes marcará el año de un ciclista llamado a romper la historia, candidato a ganar las tres grandes y los cinco monumentos.
[Más información: Mikel Landa también tiene su 'Plan' para 2022: Giro de Italia y Tour de Francia para olvidar su peor año]
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