Bajo la sombra del dopaje y la del tecnológico se han erigido siempre las grandes leyendas del ciclismo. El deporte en el que se aúna el físico con la mente para superar la adversidad que supone cubrir una distancia durante varias semanas y con miles de metros de desnivel sigue evolucionando. En el último año, son varios los equipos y los ciclistas los que han presentado algunas innovaciones que les han permitido ser más rápidos en determinadas situaciones.
La última fue la que permitió a Matej Mohoric hacerse con la victoria en la Milan - Sanremo. El corredor del Bahrein se sacó de la manga un descenso suicida para despegarse del pelotón de los favoritos. Aunque estuvo a punto de caerse en varias ocasiones, su despegue en bajada tuvo una razón: la tija telescópica de la que todo el mundo habla en los últimos días. Un elemento que se lleva usando toda la vida en el mountain bike, es la gran novedad de esta temporada.
La otra innovación tecnológica de la que más se habla en las últimas fechas va en relación con el rendimiento de los Education First en las contrarrelojes. El equipo que sorprendió con sus equipaciones con el pájaro loco, comenzó a ganar las contrarrelojes con un controvertido casco. El hecho de contar con Stefan Bissegger, uno de los mejores en esta disciplina, ayuda a ganar. Pero está claro viendo los resultados de otros ciclistas del equipo que están trabajando muy bien aerodinámicamente.
Por esta cuestión también Ineos fichó a Dan Bigham para esta nueva temporada, un ciclista que tiene el récord de la hora en Reino Unido y que se especializa en la aerodinámica de este deporte. La unión en el pasado de Bahrein con McLaren también tenía como objetivo la mejora en las bicicletas y en la postura de los corredores. No iba nada desencaminado Mohoric cuando este fin de semana decía que el ciclismo "será como la Fórmula 1 que hace tiempo solo estaban los pedales del acelerador y del freno, y ahora tienen cientos de botones".
La tija
El triunfo de Matej Mohoric será recordado por siempre por ser la primera victoria en el World Tour lograda usando una tija telescópica. El esloveno coronó el Poggio con los mejores ciclistas y, aunque todos conocían sus buenas dotes como bajador, consiguió sorprenderles. El ciclista esprintó al poco de iniciarse el descenso para situarse en cabeza de carrera y, desde la primera curva, empezaba a abrir un hueco respecto a unos perseguidores que no eran capaces de trazar las curvas a su ritmo.
El esloveno había ganado cierta aerodinámica para afrontar la bajada, bajando, valga la redundancia, su sillín con la tija. Mohoric es uno de los impulsores de la arriesgada posición conocida como super tuck, con la que los ciclistas se apoyan sobre el tubo superior para lograr la máxima velocidad. Cuando llegaron a las calles de Sanremo, era demasiado tarde para lograr recortar la diferencia que había conseguido en su descenso suicida.
"Sabía que era una oportunidad única en la vida y quería que saliese bien por el equipo y los patrocinadores técnicos que tuvieron la idea. Les enseñé la tija telescópica a algunos de los favoritos que conozco. Me preguntaron qué hacía y se rieron, pero les advertí que si me intentaban seguir en la bajada sería bajo su propio riesgo. Una vez revolucioné el ciclismo con el super tuck, ahora he vuelvo a hacer. Ahora creo que todos comenzarán a usar tijas telescópicas", explicó tras la carrera.
El dopaje tecnológico
Algunos apretaron el botón de alarma inmediatamente. ¿Estaba permitido usar este elemento? Desde 2014 concretamente. Ese año se modificó el reglamento en el capítulo referente a las medidas de la bicicleta. En el artículo 1.3.013, relativo a las dimensiones y posición de la tija, se aprueba el uso de cualquier tija siempre y cuando se respete una distancia de 5 centímetros entre la punta del sillín y la vertical proyectada hacia arriba desde el eje de pedalier.
En 2021 volvió a coger notoriedad la polémica que siempre existió en torno a Lance Armstrong y su motor eléctrico. Volvieron a salir las imágenes en las que se veía al siete veces campeón del Tour de Francia, todos ellos desposeídos, pulsando un botón debajo de su sillín. Es el daño que este ciclista ha hecho al deporte. Por suerte, esa etapa ha quedado atrás y las innovaciones que se ven ahora lo único que priman son por la seguridad y por mejorar la competitividad.
Las novedades que se ven en los maillot, en el uso de los frenos, en las fibras con las que se construyen las bicicletas o en los nuevos manillares promete más emoción en las carreras. El hecho de que todo esto conviva con una generación de ciclistas que solo piensan en el espectáculo como Tadej Pogacar, Primoz Roglic, Wout Van Aert, Mathieu Van der Poel o Julian Alaphilippe es un premio. El ciclismo gana en interés.
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