La Unión Ciclista Internacional ha hecho público el perfil oficial que tendrá la prueba del Campeonato del Mundo de este curso 2022 y que se disputará en Australia. Una cita que será muy esperada por aquellos corredores que mejor se manejan en pruebas de dureza y de desgaste extremo para ciclistas con un perfil muy específico.
La carrera que finalizará en Wollongong constará de 267 kilómetros, por lo que será una jornada realmente larga, dura e intensa que podría irse por encima de las seis horas de duración. Además, no será un recorrido llano, si no que será totalmente quebrado y estará marcado por las repetidas dificultades montañosas que tendrá.
Se estima que el desnivel acumulado total de la carrera será de 3945 metros, lo que se podría asemejar perfectamente a una gran etapa de montaña de una gran vuelta. Sin embargo, no se decidirá en grandes colosos, si no en la reiteración de cotas de gran dureza, pero de pocos kilómetros. Un sinfín de pequeñas tachuelas con elevadas rampas que pondrán a prueba las piernas de los corredores.
La carrera comenzará en el Hellensburgh a 254 metros sobre el nivel del mar para afrontar rápidamente un descenso de unos cinco kilómetros después de arrancar la prueba. Los corredores afrontarán una zona eminentemente llana en dirección a Wollongong, la ciudad que hace meta, para afrontar la dificultad montañosa más exigente por su duración de toda la prueba.
Será el Mount Keira, un puerto de montaña de unos 8,7 kilómetros que llevará a los corredores hasta los 453 metros por encima del nivel del mar con una pendiente media del 5% y rampas del 15%. Una ascensión que servirá para endurecer la carrera aunque esté lejos de meta y que podría descartar ya a muchos corredores que se vean capaces de pasar con los mejores las cotas finales, pero no un puerto de mayor entidad por su distancia.
Podría ser el momento también de que los equipos más fuertes impusieran un ritmo cuartelero para hacer valer su superioridad numérica e intentar así dejar aislados a estrellas que cuenten con un menor potencial a su alrededor. Después será momento para afrontar el descenso que les dejará ya con 62 kilómetros en las piernas justo a las puertas del circuito final que se repetirá en 12 ocasiones antes de la traca final.
El temido circuito final
Cada vuelta a este circuito final tendrá una longitud de unos 17 kilómetros y estará marcado por la subida encadenada del Mount Ousley y el Mount Pleasant. Dos repechos cortos y exigentes de 1 kilómetro al 7’7% y 0,8 kilómetros al 9% que llevarán tensión a la carrera y que marcarán el éxito de los ciclistas más explosivos que lleguen hasta el tramo final. Las rampas más duras serán del 14%.
La última ascensión de las dos exigentes tachuelas australianas situadas en la zona de Wollongong finalizarán a unos siete kilómetros de la meta. Ahí arrancarán un pequeño, pero empinado descenso que desembocará en unos metros finales marcados por su llanura, donde podría darse un sprint reducido en caso de que los ataques no hayan provocado que un corredor se marche en solitario.
Un recorrido largo, duro y muy exigente que parece diseñado para corredores hábiles en la montaña y en el descenso, pero que brillen en finales explosivos y luego sean capaces de mantener un ritmo fuerte en el llaneo final. No será una carrera apta para escaladores tradicionales ni tampoco para sprinters, ya que se antoja complicado que puedan llegar hasta el final. Aunque sí para portentos como Tadej Pogacar o Primoz Roglic.
También parece un trazado muy apetecible para hombres como Wout Van Aert, Mathieu Van der Poel o incluso para el vigente campeón en las dos ediciones anteriores, Julian Alaphilippe. Quien debe perfilar qué corredores podrían pelear por la victoria es la selección española que dirige Pascual Momparler.
Los planes de España
Está descartada, al menos por ahora, la baza de que Alejandro Valverde pueda optar a un segundo maillot arcoíris. El 'Bala' está en el año de su despedida y no quiere retos ni responsabilidades de este calibre. Aunque el recorrido podría ser idóneo para la punta de velocidad y la buena lectura de carrera que siempre ha demostrado.
No obstante, otras grandes bazas de España podrían ser las de Alex Aranburu o Iván García Cortina. La pareja de Movistar debe dar un paso hacia delante para tomar un relevo que les está costando asumir. Se caen de la posible lista de favoritos escaladores más clásicos como Enric Mas o Mikel Landa, a quienes el circuito final les puede hacer sufrir.
Y seguramente, dependiendo como avance la temporada, los dos nombres que mayor ilusión generen, más por su estado de forma que por el recorrido, son los de Juan Ayuso y Carlos Rodríguez. Podría ser una buena oportunidad para que las dos joyas de la cantera española asuman la responsabilidad a pesar de su juventud. El recorrido no es del todo malo para ellos y su hambre y rendimiento hasta ahora podrían llevarles a estar entre los mejores para aprovechar la oportunidad.
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