La Titan Desert 2022 comenzó el pasado 8 de mayo y se pronlongará, si todo va según lo previsto, hasta el próximo 13 de mayo. Se trata de una de las carreras más importantes del universo ciclista, especialmente en el mundo de las mountain bike. La competición más emblemática para los participantes amateur.
Una prueba que para muchos resume toda una temporada y que requiere de muchos meses de esfuerzo y preparación. Para algunos se convierte en un reto vital, en una meta que persiguen durante toda su existencia. La de este curso se trataba de una edición especialmente dura y que está poniendo al límite a todos sus participantes.
Una carrera que, a pesar de ser ampliamente conocida, no debe ser subestimada porque es uno de los desafíos físicos más extremos que se pueden realizar. Una dura contienda por el desierto de Marrucos que en la actual edición consta de 600 kilómetros con casi 7000 metros de desnivel acumulado y que a muchos les supone pedalear durante el día y también durante la noche. Se han llegado a hacer etapas por encima de 10 horas.
Una lucha extenuante contra el sufrimiento y contra los cambios constantes de temperatura para hacer todavía más exagerada la batalla. Todas las etapas menos la última superan los 100 kilómetros y una de ellas, la que va desde Ksar Jdaid hasta Fezzou, la segunda jornada de la maratón, roza los 1500 metros de desnivel acumulado.
Una fiesta para los amantes de la bicicleta de montaña que este año se ha visto de nuevo empañada por un trágico suceso, la muerte del español Ernesto Escolano. Una situación que ha provocado que un dolor irreparable arraigue dentro del seno de la prueba y que fuera de ella se haya reabierto el debate sobre si se trata de una prueba excesivamente dura y sobre todo si sus participantes se toman tan en serio como deberían su preparación, aunque no fuera el caso de este amante del ciclismo aragonés.
Golpe a la carrera
Ernesto Escolano falleció el pasado martes durante la disputa de la segunda etapa de la Titan Desert. El corredor de 50 años y original de Sabiñánigo tomó la salida este lunes en la jornada que unía el recorrido de 102 kilómetros entre Merzouga y Ksar Jdaid. Sin embargo, sufrió una lesión cardiaca que terminó costándole la vida después de ser trasladado al Hospital Universitario Mohammed VI.
Cuando le restaban poco menos de 20 kilómetros de etapa, Ernesto tuvo que ser atendido por los servicios médicos de urgencia de la carrera. Consiguieron estabilizarlo, pero la situación era crítica. Poco después, la organización de la carrera emitía un comunicado confirmando su fallecimiento. Una noticia que ha provocado que la consternación total se apodere del pelotón de esta Titan Desert que cuenta con gran protagonismo español desde la propia organización.
Después de los merecidos homenajes, la carrera ha intentado seguir su camino, pero lamentando la terrible pérdida de Ernesto que provoca que se abran heridas del pasado. La muerte de este corredor aragonés ha generado mucho debate en torno a la naturaleza de una prueba durísima y que pone muy al límite a los corredores, algunos de ellos sin la preparación necesaria para este tipo de retos. No parecía ser ese el caso de Ernesto.
Sin embargo ha sido inevitable que se produzca una situación muy similar a lo ya sucedido hace tres años cuando se produjo la otra muerte que ha tenido que lamentar esta prueba desde su creación en el año 2006. Dos víctimas en 14 años de carrera no parecen en un bagaje preocupante, pero sí los son los testimonios de muchos participantes que han visto como algunos de sus rivales y compañeros pasaban verdaderas penurias entre el calor y las noches del desierto por no ir lo suficientemente preparados como para no poner en riesgo su vida.
En el año 2019 falleció, en circunstancias muy similares, Fernando Civera, corredor de 46 años que sufrió una lesión cardiaca mientras atravesaba una zona complicada de dunas, fuera de la zona habitual marcada por los aparatos de navegación. Su lamentable suceso se produjo en el kilómetro 55 de la segunda jornada entre Merzouga y Ouzina. Todavía le restaba la mitad del recorrido hasta poder llegar a la meta, hito que nunca consiguió.
En su momento se puso en tela de juicio si se trataba de una carrera demasiado dura y que utilizaba la competitividad de los corredores para ponerles más al límite sabiendo que, salvo desgracia, no iban a abandonar. Ahora, la muerte de Ernesto ha vuelto a dejar muchos interrogantes sobre la mesa de esta competición.
Los fantasmas de la Titan Desert
La Titan Desert es una carrera que empezó a organizarse en el año 2006 recién salida de la imaginación de Juan Porcar, quien quería llevar el mítico Paris-Dakar, pero al universo de la bicicleta. Por eso decidió poner en marcha la creación de una prueba por el desierto y en el que jugara un papel fundamental la navegación teniendo en cuenta las pocas referencias señalizadas que se dan a los corredores.
El desierto pone a prueba la pericia de los corredores, pero también su manejo por terrenos pedregosos, su fortaleza para llevar la bici rodando mientras atraviesan el desierto con un mar de arena e incluso la fortaleza contra las impactantes rachas de viento a las que tienen que hacer frente.
La prueba es organizada por la empresa RPM, quien desde el año 2017 se unió a ASO para seguir potenciando este trabajo de expansión. La carrera cuenta con gran protagonismo español en el aspecto deportivo, ya que 12 de los ganadores son de casa, destacando principalmente Josep Betalú, dominador de la carrera con cuatro entorchados consecutivos. Le iguala en número de generales el excorredor profesional Roberto Heras.
Por las dunas y las penurias del desierto han pasado exciclistas profesionales como Miguel Induráin, Abraham Olano, Melchor Mauri, Claudio Chiapucci, Óscar Pereiro, Haimar Zubeldia, David Arroyo o Joaquim 'Purito' Rodríguez, entre otros muchos. Y nadie mejor que ellos, sufridores profesionales de la bicicleta, para saber que la Titan Desert no es una prueba cualquiera, si no una carrera que necesita y merece un respeto especial.
Siempre ha corrido el rumor alrededor de esta carrera de que hay cierto porcentaje de los participantes que toman la salida aún sabiendo que no están preparados solo para decir que han estado en una de las pruebas más famosas del mundo. Sin embargo, lo hacen a riesgo de poner en juego sus vidas. La organización de la Titan Desert mantiene que víctimas como Ernesto o Fernando no han corrido tan fatal desenlace por este motivo, pero la realidad es que una desgracia de este tipo puede pasar más frecuentemente si uno no está preparado para un reto tan extremo.
No es extraño ver a algunos corredores fuera de forma, pasados de peso e incluso fumando antes o después de cada etapa. Esto, transmitido año tras año desde dentro del pelotón, pone en tela de juicio la viabilidad de una carrera tan compleja. Ahora, con la segunda muerte que ha tenido esta carrera en tres años, se ha reabierto ese debate sobre si la gente que no es profesional va lo suficientemente preparada, si han entrenado como debían o si saben cuidar su peso, su alimentación y su hidratación para no desfallecer por el camino.
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