El Tour de los Pirineos está recibiendo todas las críticas del mundo del ciclismo esta semana. La prueba arrancó el pasado viernes con la disputa de la primera de las tres etapas que forman esta competición femenina, pero lo hizo en medio de una gran polémica que puso en serio riesgo la integridad de todas las corredoras.

La primera jornada que se celebró entre las localidades de Argelés-Gazost y Lourdes con un trazado de 129 kilómetros dejó imágenes que han puesto en ridículo a la organización de esta prueba y que han levantado voces críticas en todo el mundo. La seguridad vial brilló por su ausencia y, pese a que no hubo que lamentar ningún accidente, el físico de las ciclistas corrió mucho peligro.

Durante el transcurso de esta etapa inaugural se pudieron ver imágenes inauditas para cualquier competición que se precie. El tráfico habitual de las carreteras se cruzaba, en sentido contrario, con las participantes, pero no fue sólo eso. En los últimos kilómetros varios coches circularon en paralelo al pelotón mientras se rodaba a una alta velocidad en busca del triunfo de etapa, y hasta los ciudadanos invadieron la calzada como si no conocieran que por aquellas calles transcurría una prueba ciclista. 

De esta manera, las corredoras tuvieron que ir sorteando diferentes obstáculos y peligros a lo largo de muchos kiilómetros ante el estupor de las participantes y de los espectadores que seguían la carrera por televisión. Por fortuna, no sucedió nada y la victoria en aquella primera etapa fue para Ashleigh Moolman. 

El plante del pelotón

Esta surrealista situación vivida el primer día de competición propició un gran malestar en el pelotón femenino y por eso las ciclistas decidieron tomar cartas en el asunto en la etapa de este sábado. 

A falta de poco más de 50 kilómetros para el final de la jornada, con final en la emblemática cima del Hautacam, las ciclistas decidieron plantarse y mostrar su malestar con la organización de la carrera. Así, todas las corredoras echaron el pie a tierra y escenificaron una protesta ante lo que consideraban una falta de seguridad inadmisible. De hecho, en esta segunda etapa seguía habiendo tráfico abierto en algunos tramos. 

Los directores de carrera entraron en juego y decidieron neutralizar la etapa hasta la subida final a Hautacam, el puerto final. Allí Marta Cavalli fue la más fuerte y terminó llevándose la victoria y colocándose líder de la carrera antes de la disputa de la última jornada.