El ciclismo es uno de los deportes más duros y peligrosos que existen. Los ciclistas no sólo se tienen que enfrentar a grandes esfuerzos y en ocasiones a merced de los caprichos del clima, sino que al realizar su profesión en carretera abierta corren un gran riesgo que pone en peligro sus vidas.
La Vuelta avanza ya hacia el final de la primera semana de competición y lo hace con la presencia de las caídas en los primeros días, algo que suele ser habitual especialmente en los días en los que hay llegadas al sprint. Cuando el pelotón rueda agrupado y a gran velocidad los roces dentro del grupo desencadenan accidentes y uno de los peores parados en esta Vuelta ha sido Thymen Arensman.
El corredor holandés se fue al suelo en la séptima etapa que terminaba en Oliva. Una grave caída a unos 4 kilómetros para la línea de meta pudo resultar fatal para él, y de hecho dejó unas imágenes por televisión que pusieron los pelos de punta a los espectadores. Tras la montonera, el hombre del equipo Ineos se quedó tendido sobre el asfalto boca abajo sin apenas hacer ningún movimiento, señal de que algo no iba bien.
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Tras unos minutos de incertidumbre, llegaron las asistencias médicas de la carrera y comprobaron que, dentro de una cierta gravedad, el ciclista se encontraba bien. Arensman, uno de los líderes del Ineos y un hombre llamado a hacer cosas interesantes en la carrera, tuvo que ser evacuado en ambulancia y además sanitarios le colocaron un collarín por seguridad.
Sin diente y conmocionado
Por suerte, al día siguiente de la caída su equipo se encargó de colgar un vídeo a través de sus perfiles oficiales en los que se veía ya al ciclista de pie, fuera del hospital y perfectamente consciente. La imagen, no obstante, fue dura porque Arensman tenía el ojo derecho totalmente hinchado a la altura del pómulo, un diente roto, heridas y el collarín todavía puesto.
Él mismo se encargó de decir a través de sus redes sociales que no podía recordar nada de lo que sucedió en la caída y que directamente se despertó en el hospital después de haber estado un tiempo 'ausente'. Comentó que le habían dado varios puntos de sutura, que había perdido un diente y bromeó con que no tenía el aspecto más atractivo en esos momentos.
"Probablemente, el casco me salvó la vida", también dijo Arensman en su publicación, haciendo referencia a la importancia de llevar este objeto sobre la bicicleta. Ahora Arensman tendrá que afrontar un periodo de recuperación en el tramo final de la temporada pero, aunque su equipo se queda notablemente cojo en La Vuelta con su ausencia, la mejor noticia es que está sano y salvo después de un espeluznante golpe que pudo haber sido mucho peor.