No se atrevía Luis Enrique a valorar lo ocurrido al terminar el partido. Una nueva derrota de su equipo, el Barcelona, frente al Sevilla (2-1) aumenta las dudas sobre un equipo que no termina de encontrar su punto. Era el equipo hispalense una oportunidad idónea para volver a encabezar la clasificación y el juego de un equipo que acusa en exceso la falta de Leo Messi. Pero la falta de acierto y el planteamiento de Unai Emery fueron una barrera insuperable para los visitantes. Los goles de Krohn-Dehli e Iborra tras el descanso valieron más que el tanto de penalti de Neymar en un encuentro en el que los palos y Sergio Rico se convirtieron en la pesadilla blaugrana.
También el Sevilla veía el partido como una opción para despejar dudas. Ninguno de los dos termina de dar con la tecla para convencer a sus aficionados y el duelo entre ellos podía servir como punto de inflexión. Ambos equipos llegaban al encuentro en el Sánchez Pizjuán con la enfermería llena, algo que se sumaba al desgaste propio de una jornada de Champions. El último duelo entre ambos, con victoria del Barcelona por 5-4 en la Supercopa de Europa, estaba en la mente de todos los que saltaron al césped.
Las claras acciones de peligro de la primera mitad contrastaron con el hecho de que los jugadores se marchasen a vestuarios con un empate a cero. Ya en los primeros cuatro minutos Iborra y Neymar se animaron a buscar portería, lo que prometía un partido atractivo. Culpa de la falta de gol la tuvieron en gran medida los postes, que evitaron los tantos de Neymar y de Luis Suárez. No tuvo fortuna el equipo blaugrana en la jugada del brasileño a lanzamiento de falta, que golpeó primero en un palo para acabar cruzando toda la línea de gol. En el otro lado apareció Coke para evitar que Piqué empujase a puerta vacía.
Fue la ocasión más clara de los primeros 45 minutos, en los que el Barcelona se mostró dominador pero tuvo problemas para defender las jugadas a balón parado dispuestas por Unai Emery. El entrenador del Sevilla tuvo también como principal arma la velocidad de Gameiro, aunque la vuelta de Claudio Bravo al once inicial mejoró el bagaje defensivo del Barcelona. En la parcela ofensiva, la entrada de Munir en el tridente junto a Neymar y Luis Suárez no terminó de dar resultado. El brasileño, el más activo de los suyos, causó problemas al internarse desde la banda, pero no tuvo suerte de cara al gol.
En la segunda mitad ambos dispusieron de ocasiones en el primer minuto. Unas pruebas de la actitud con la que salieron los dos equipos de vestuario tratando de llevarse los tres puntos y de la que salió beneficiado el Sevilla. Una jugada de Gameiro por banda derecha acabó con un centro al segundo paso, donde apareció Krohn-Dehli para poner el primero del partido en el minuto 52. Intercambio de papeles en la que el asistente se convirtió en goleador y viceversa. Un tanto que funcionó como poción mágica para los locales, que se entraron en éxtasis y empezaron a lucir sobre el verde.
Esa alternancia de posiciones no duró mucho pero el resultado fue el mismo. Esta vez si, en lo que mejor se le da a Krohn-Dehli, puso un centro para que Iborra cabecease para poner el segundo del partido. Era el minuto 58 y el equipo de Luis Enrique le tocaba remar con el agua en la contra. Para ello el técnico blaugrana decidió cambiar de marineros: Dani Alves, que había empezado desde el banquillo en beneficio de Sergi Roberto, salió al campo por Mathieu.
Comenzó el Barcelona a atisbar la orilla pero Sergio Rico, convocado por Vicente del Bosque para los próximos partidos internacionales, cerró al puerto. Tres intervenciones de mérito llevaron las manos a la cabeza de los azulgrana. Dos consecutivas a Neymar en un disparo y en un mano a mano y otra estirada a disparo de Piqué empezaban a dejar sin tiempo el objetivo de la remontada. Al menos hasta que Tremoulinas detuvo con la mano un disparo de Sandro en la línea del área. Neymar, que no había logrado marcar, se desquitó lanzando un penalti ajustado. Sergio Rico adivinó el lado pero no llegó a evitar el gol.
Si con la gran actuación del sustituto de Beto no era suficiente, apareció un viejo enemigo del Barcelona, el palo, que evitó el gol de Sandro tras un pase de la muerte obra de Suárez desde la izquierda. El partido ya era de los visitantes, favorecidos por una lesión de Tremoulinas que dejó al Sevilla con un hombre menos durante un par de jugadas. Restaban treinta minutos de acoso del Barcelona que acabaron con un tiro de Neymar, desviado y sin encontrar gol, en la misma situación que el Barcelona, que sumó su segunda derrota en lo que va de campeonato.