Ha pasado poco más de un año desde el Mundial de Brasil, pero en Sudamérica ya empieza la lucha por participar en Rusia 2018. El torneo más largo del fútbol internacional no deja nada al azar: dos años de partidos sin grupos (todos contra todos, ida y vuelta) para determinar qué cuatro equipos acudirán al Mundial y cuál (el quinto clasificado) se jugará la repesca contra un representante de Oceanía. La estructura del campeonato, vigente desde 1996, ha impulsado el fútbol regional, cuya progresiva igualación ha permitido, por ejemplo, que un país pequeño como Ecuador haya participado en tres de los últimos cuatro Mundiales. Perú, por ejemplo, no acude desde España'82.
Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela buscan a partir de este jueves su pasaporte a la gloria en un inicio de torneo definido por la ausencia de las máximas estrellas continentales: Messi, Neymar, Suárez, Cavani y James Rodríguez. Salvo el primero y el último, los demás arrastran castigos por su comportamiento (Neymar y Cavani en Chile, Suárez por su mordisco en Brasil 2014) y verán varios partidos en la grada. Se esperan sorpresas inmediatamente.
Todas las glorias y miserias del fútbol sudamericano (vencedor del 45% de los Mundiales hasta la fecha) quedaron de manifiesto en la reciente Copa América chilena, que culminó en un éxtasis colectivo local después de que Brasil rozase el ridículo, la Argentina de Messi se quedase de nuevo a las puertas del triunfo y algunos partidos sirvieran de material de apoyo para cursos de arbitraje (véase, por ejemplo, el incidente entre Gonzalo Jara y Edison Cavani). Si hubo un rasgo definitorio, fue la igualdad. “En Latinoamérica te puede ganar cualquiera” se convirtió en una frase habitual en las ruedas de prensa de entrenadores.
Sí puede afirmarse que es la primera vez que Brasil, la selección más laureada de la historia, no llega con cartel de favorita. Eliminada de la Copa América en cuartos de final a manos de Paraguay por segunda vez consecutiva, el equipo de Dunga va camino de completar la peor década, en cuanto a resultados y a juego, de su historia; sólo la alegría de Neymar le conecta con su ADN, el manoseado 'jogo bonito'. Su primer partido, en Santiago de Chile contra el campeón de América y un Alexis Sánchez en estado de gracia, podría ser la primera piedra del camino al infierno de un país que desde el 1-7 contra Alemania se ha replanteado definitivamente (sin alcanzar todavía conclusiones) su relación con el fútbol, entre procesos judiciales y detenciones por corrupción deportiva. Sigue siendo el 'pais do futebol', pero menos.
Argentina, Chile, Uruguay y Colombia pueden considerarse candidatas máximas a la clasificación por trayectoria y plantilla. Sin embargo, el análisis del resto del elenco ofrece sorpresas. Perú, por ejemplo, mostró un fútbol intimidatorio bajo la nueva dirección de Ricardo el Tigre Gareca y supondrá un adversario extraordinariamente incómodo para Colombia en Barranquilla este jueves. Fue semifinalista en Chile y el Depredador Paolo Guerrero, hoy en el Flamengo, repitió como máximo goleador de la Copa América. Ecuador ya ha demostrado en las dos últimas décadas que es capaz de dejar fuera de los Mundiales a selecciones teóricamente superiores.
Paraguay, lastrado por la edad de sus referentes, confía en Ramón Díaz para liderar su transición generacional: los Santa Cruz, Nelson Haedo Valdez y compañía no llegarán muy frescos a Rusia. Nunca se rinden: se han clasificado a cuatro de los últimos cinco Mundiales. Sólo Venezuela (que ya ganó a Argentina en las eliminatorias al Mundial 2014) y Bolivia (cuyos partidos en La Paz, a 3.200 metros de altura, son una trampa para todos los demás) parecen encontrarse a un escalón inferior.
Como dijo el ausente Leo Messi recientemente, “las eliminatorias sudamericanas son cada vez más duras”. La propia duración de las eliminatorias dificulta los pronósticos, dado que los equipos se prestan a sufrir oscilaciones y lesiones decisivas en 23 meses. En palabras del ex seleccionador colombiano Pacho Maturana hace unas semanas, “es determinante la manera en la que se interpreten los resultados, porque en Sudamérica cualquiera le gana a cualquiera; la selección que haga un drama de una derrota va a empezar a cancelar el boleto para el Mundial de Rusia”.