"Los hinchas del Real Madrid y del Barcelona llevan portándose ejemplarmente algunos años", dice a EL ESPAÑOL un portavoz del Ministerio del Interior, "pero desgraciadamente la situación actual exige un máximo nivel de seguridad". Los 81.000 espectadores previstos en el Santiago Bernabéu este sábado (18.15 horas) experimentarán controles de seguridad nunca vistos, ni siquiera hace años, cuando el gran clásico del fútbol español era sistemáticamente declarado "de alto riesgo" por los choques entre las facciones ultras de ambos equipos, hoy en estado casi vegetativo.
La intimidad de la merienda es cosa del pasado: se abrirán mochilas, tarteras y bocadillos en las puertas del estadio. La onda expansiva de los atentados parisinos del viernes sigue cercando el mundo del deporte y llegó este martes a Alemania, donde el partido amistoso frente a Holanda fue suspendido tras evacuarse el estadio HDI-Arena por el descubrimiento de un bulto sospechoso y una falsa ambulancia presuntamente llena de explosivos junto al estadio.
Nivel 4 de alerta antiterrorista
Las autoridades consultadas por este periódico insisten en pedir tranquilidad ante el encuentro y coinciden en descartar su suspensión (todas ellas se pronunciaron antes de la evacuación del estadio de Hanóver, ordenada a las 19.15). "No habrá muchos lugares más seguros en el planeta" afirmaba una fuente de los Cuerpos y Seguridad del Estado: "Habrá más policías que nunca". La convocatoria de la Comisión Antiviolencia para este miércoles, un día antes de lo previsto, alienta el alarmismo. "Pero mientras exista un nivel 4 (Alto) de alerta antiterrorista [que excluye la amenaza inminente de atentado] y no lleguemos al 5 podemos asegurar la celebración del partido", indica el citado portavoz de Interior. La activación del máximo grado de alerta implicaría el despliegue automático de las Fuerzas Armadas (todos sus cuerpos) en las calles. Entonces la decisión final correspondería a la Liga de Fútbol Profesional y ambos clubes.
El Ministerio de Interior y la Delegación de Gobierno en Madrid negaron repetidamente este martes a EL ESPAÑOL la existencia de indicios concretos sobre atentados que justifiquen el refuerzo de los controles de seguridad. Surgen directamente de la ola de terror inspirada por los asesinatos indiscriminados de París, donde varios yihadistas intentaron inmolarse sin éxito el viernes en el Stade de France de París mientras se disputaba un amistoso entre Francia y Alemania. (Los controles policiales impidieron la entrada de los tres terroristas al estadio).
Tres días después fue suspendido el Bélgica-España por la presencia de un sospechoso en las inmediaciones del estadio Rey Balduino. "En este estado de cosas basta que un loco encienda un petardo de 5 centímetros para que se arme un lío tremendo", concluyen desde Interior. En declaraciones a Catalunya Ràdio, Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes, afirmó que la hipótesis de un atentado terrorista "está prevista" desde hace mucho tiempo, "es una praxis que nos permite ser ejemplo en el mundo".
Un Bernabéu blindado
El 13 de marzo de 2004, en la jornada de reflexión más agitada de la democracia española, se disputaron partidos de Liga sólo dos días después del mayor atentado de la historia. Uno de ellos en el estadio Santiago Bernabéu. También ese sábado había perros detectores de explosivos en la zona, como sucederá en Madrid desde este jueves, y también se peinaron las alcantarillas en los aledaños de Concha Espina.
Las principales novedades este sábado (a falta de que se confirme el Plan de Seguridad de la Comisión Antiviolencia) serán: el establecimiento de dos anillos concéntricos de seguridad, que impida la cercanía al estadio de personas sin entrada; la intensificación de los controles de acceso al recinto, como se explicó anteriormente; y el incremento de los efectivos de seguridad y emergencia, calculados en torno a las 1.400 personas entre policías, vigilantes privados y efectivos sanitarios y de la Cruz Roja.
"Habrá que examinar también los bocadillos", dijo este lunes la delegada del Gobierno de Madrid, Concepción Dancausa. "Se trata de hacer lo mismo que habitualmente pero con un control mayor. La vigilancia en la entrada y salida de aficionados será más exhaustiva", añadió. "Los aficionados franceses abandonaron el estadio tranquilos y cantando su himno nacional, fue un ejemplo, se trata de no asustarse y colaborar", recordó.
El Bernabéu ya fue objetivo de ETA en 2002, cuando estalló un coche en los alrededores en la previa de un clásico de Champions. Y también en 2005, cuando una amenaza de bomba obligó al desalojo del estadio en el encuentro ante la Real Sociedad. La Policía recomendará este sábado a los aficionados que lleguen con mucha antelación al recinto deportivo.
La amenaza yihadista ha logrado el milagro de quitar protagonismo al movimiento secesionista catalán en la primera plana de los periódicos. Pero está confirmado que el dispositivo de seguridad del estadio Bernabéu impedirá el acceso de aficionados que porten 'esteladas' (consideradas expresión de una reclamación política y, por tanto, contrarias al 'patrón FIFA'). Se prevé que los aficionados culés ocupen una parte del cuarto anfiteatro del fondo norte. Pero no es descartable que el fútbol, un día más, acabe siendo lo de menos.