El 'proyecto Benítez' fue desnudado enteramente este sábado en Madrid por el mejor Barcelona de la temporada hasta ahora. La alineación titular de Luis Enrique se permitió el lujo de sonrojar a su archirrival con Messi en el banquillo durante una hora: cuando entró el argentino, que volvía de su lesión tras dos meses, algunos socios del Madrid ya se retiraban a sus casas en un escenario poblado de pañuelos blancos. Los últimos 30 minutos fueron de puro trámite: toques y toques de los azulgranas, como en la era de Guardiola, frente a un toro herido al que le esperaba en los vestuarios una dura recuperación. Amplios sectores del público pidieron a gritos la dimisión del presidente Florentino Pérez en el descanso y también al final del partido. [Así se lo hemos contado: 4-0]
Los blancos jugaron aún peor que contra el PSG y completan 20 días estrepitosos en los que han perdido el crédito ganado en los dos primeros meses: el Madrid no era un equipo lucido, no jugaba bonito, pero parecía compenetrado y sacaba los partidos adelante. Este sábado sólo la colocación de Varane evitó un ridículo histórico. El centro del campo culé, con un soberbio Sergi Roberto, desarboló por completo a un irreconocible trío, Kroos, James y Modric, que pasaron por el partido con pena y se sintieron inferiores en todo momento. El colombiano lo intentó en la primera media hora, pero el embudo de Iniesta, Rakitic y Busquets (más la movilidad del canterano Sergi Roberto) dejaban a los blancos en situaciones constantes de inferioridad. La figura del disciplinado Casemiro se agigantaba en el banquillo. Modric sufría más que ningún otro en el medio.
Con el público en contra desde el minuto 25, ninguna de las estrellas del Madrid (jugaron todas ellas) salió airosa del choque: Cristiano profundizó su divorcio con la afición, Bale fue meticuloso a la hora de mostrar sus limitaciones y James no logró imponerse a la tupida madeja barcelonista. Benzema suficiente tenía con correr los 90 minutos tras su lesión y verse fuera de polémicas ante el impacto de realidades más urgentes: el dispositivo de inseguridad yihadista y el posterior baño del Barcelona coparon las conversaciones durante el partido.
Los cambios de la segunda parte no trajeron ninguna novedad al encuentro: la paliza no tenía remedio y los rostros merengues denotaban fundamentalmente impotencia. Neymar (un gol) y Suárez (dos) jugaron como quisieron durante el partido, divirtiéndose entre paredes, tacones y desmarques al hueco. Sólo la falta de puntería y alguna heroicidad de Marcelo o Navas evitaron un resultado apocalíptico. Modric había desaparecido del partido definitivamente, Kroos flotaba como un fantasma, las millonarias estrellas del Madrid parecían atletas sin conexión frente a una orquesta de futbolistas.
Ni la ensordecedora música de los altavoces del Bernabéu pudo tapar el estruendo del enfado madridista al final del encuentro: superado en todas las líneas, el equipo está a la deriva y Keylor Navas ya no sirve de antídoto para el naufragio. Isco, sustituto de James y expulsado en el minuto 84, simbolizaba la debilidad del Madrid mientras se retiraba jaleado por una parte del público tras una patada a Neymar. Benítez pende de un hilo.
- Ficha técnica:
0 - Real Madrid: Keylor Navas; Danilo, Varane, Sergio Ramos, Marcelo (Carvajal, m.59), Kroos, Modric, James (Isco, m.55), Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo
Barcelona: Claudio Bravo; Dani Alves, Piqué, Mascherano (Mathieu, m.27), Jordi Alba, Sergi Roberto, Rakitic (Messi, m.56), Sergio Busquets, Iniesta (Munir, m.77), Neymar y Luis Suárez.
Goles: 0-1, M.11: Luis Suárez. 0-2, M.39: Neymar. 0-3, M.53: Iniesta. 0-4, M.74: Luis Suárez.
Árbitro: David Fernández Borbalán (Comité Andaluz). Expulsó con roja directa a Isco (m.84) por una dura entrada por detrás a Neymar. Amonestó a James Rodríguez (m.23), Dani Alves (m.31), Sergio Ramos (m.50), Carvajal (m.83) y Busquets (m.92).
Incidencias: Partido de alto riesgo, rodeado de grandes medidas de seguridad, disputado en el estadio Santiago Bernabéu. Lleno completo, 85.00 espectadores. Los dos equipos, incluidos los jugadores de los banquillos y los técnicos, saltaron al centro del campo, donde formaron para un respetuoso minuto de silencio en homenaje a las víctimas de los atentados de París, motivo por el cual también se desplegó en la grada una gran bandera de Francia. Por megafonía se escucharon los acordes de La Marsellesa. Asistió, entre otras personalidades, Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español.