La aplastante derrota del pasado sábado podría reforzar, paradójicamente, a Rafa Benítez. El técnico madrileño, atrapado entre las luchas del vestuario, los deseos de directivos y aficionados y sus propias ideas, fue reafirmado en su puesto este domingo. “Esto lo tiene que arreglar Benítez”, afirmaron fuentes solventes del club blanco a EL ESPAÑOL: “Tiene toda la libertad del mundo, el 100%, para poner a los jugadores de la plantilla que quiera”.
Los gritos de “¡Florentino dimisión!” al descanso y al final del ‘Clásico’ han movilizado lógicamente a las altas esferas del club. El equipo ha perdido un tercio de los puntos disputados en Liga (12 de 36), ha firmado dos encuentros lastimosos contra rivales de su presupuesto (PSG y Barcelona) y muestra, sobre todo, una desconcertante abulia sobre el césped.
Falta de presión
La pobreza futbolística mostrada al mundo el sábado tiene una causa aceptada unánimemente: la falta de conjunción del equipo y el escaso (cuando no nulo) compromiso defensivo del cuarteto atacante. Benítez alineó el ‘once’ predilecto del madridismo, una escuadra de peloteros acostumbrada a tener el balón en los pies, pero se dedicó a perseguir jugadores blaugranas sin orden ni conexión. Eran esfuerzos individuales y señales a otro compañero para que corriese detrás de una máquina silenciosa y eficiente (la de Luis enrique). La complicidad entre los futbolistas barcelonistas fue absoluta y su esfuerzo defensivo permanente. El resultado pudo ser bastante más abultado, demoledor.
El contraste de Cristiano, Bale o Benzema trotando en media cancha mientras Modric y Kroos naufragaban contra cuatro centrocampistas bien engrasados irritó notablemente a la masa social madridista. El jugador croata, termómetro habitual del juego blanco, dijo tras el partido: "No aprendimos de los errores, no jugamos como un equipo. No es la primera vez que nos pasa. Jugamos mal. Muy, muy mal".
Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos
El público del Bernabéu, crítico desde el principio con el juego y la estrategia de Benítez, viene dando evidentes muestras de cansancio ante el divismo de determinados jugadores, implicados además en una lucha interna con el entrenador (jamás un favorito del vestuario) que ha trascendido a los medios de comunicación.
Dos nombres resaltan entre los primeros afectados por la ‘revolución interna’ de Concha Espina: Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos. El club se ha cansado de la ambivalencia del portugués y valora aceptar el fin de una era, vender a su icono. Su rendimiento y su talante estos tres meses no son el de una gran estrella, pero insiste en jugar todos los minutos. Si era cierta la noticia de la Gazzetta dello Sport (el portugués habría dicho después del partido a Florentino Pérez: “O Benítez o yo”), el Balón de Oro ha perdido su pulso. A la directiva, escocida por el cabreo popular, se le ha agotado la paciencia.
El caso de Ramos, elegido capitán tras la marcha de Casillas y renovado a razón de diez millones anuales tras amagar con su marcha al Manchester United, es diferente. El andaluz arrastra una lesión de hombro y presume de haber jugado ya seis partidos infiltrado: abandera a Madrid en sus choques importantes y pretende encarnar el tradicional heroísmo del vestuario blanco, pero sus errores en los partidos comienzan a ser frecuentes y la jefatura de la defensa se decanta progresivamente hacia Raphael Varane (22 años, de los mejores el sábado). Lo primero que hará Ramos, que acabó el partido de nuevo dolorido, será parar un mes entero, como mínimo. Su papel en las conspiraciones internas del vestuario no es agradable a los ojos de todo el mundo, por decirlo suavemente.
Ancelotti y el tono físico
La resistencia interna a Benítez tras la precipitada marcha de Ancelotti (apreciado y apoyado por sus ex jugadores) será gestionada por el Real Madrid otorgando plenos poderes al técnico madrileño. “Despedirle sería darle la razón a algunos jugadores”, comentan fuentes autorizadas. El club pretende borrar la idea, ampliamente extendida entre su hinchada, de que el presidente Florentino Pérez influye en las alineaciones y maniobra sutilmente a favor de la presencia permanente de Cristiano, Benzema o el criticado Bale, máximo candidato en la mente del dirigente para reemplazar al portugués como gran referente del equipo en el futuro. La BBC, expuestas sus carencias tras el extraordinario rendimiento de Suárez o Neymar, vive su peor momento. La ausencia de Casemiro, símbolo del ‘proyecto Benítez’, estuvo en todas las conversaciones tras el desastre.
Una de las principales preocupaciones del Real Madrid es el tono físico de la plantilla. “Los jugadores no se han recuperado todavía del bajón de febrero”, señalan a EL ESPAÑOL desde el club. El técnico italiano, considerado demasiado permisivo con los futbolistas, dejó escapar la Liga tras una primera vuelta primorosa disputada con mimbres muy parecidos a Benítez. El equipo ganó el año pasado al Barcelona por 3-1 y sólo variaron Pepe por Varane, Carvajal por Danilo y Casillas. La pugna entre sectores del vestuario y el cuerpo médico del club entrará seguramente en una nueva fase tras el penoso espectáculo brindado a sus espectadores.
¿Elecciones en el horizonte?
El clamor del Bernabéu ha hecho mella en la directiva madridista, que se reúne este lunes en Madrid para hacer oficial su rotundo apoyo a Benítez. El Barça sólo ha perdido tres de sus 15 últimos partidos de Liga ante el Madrid (diez victorias y dos empates) en el último lustro. No es costumbre de Florentino Pérez cambiar a entrenadores a mitad de temporada y al técnico madrileño se le permitirá enderezar la situación con total autoridad.
Si la crisis no se resolviese, si continuasen los pitidos y los abucheos durante los partidos, si el proyecto se cae a media temporada, serán los socios quienes decidan el rumbo a tomar, informan desde el club merengue. La herida del sábado es suficientemente grande como para tomar medidas y el damnificado no va a ser, como pensaban muchos aficionados y deseaban algunos jugadores, Rafael Benítez.