Cuando el Barça se presentó en el Bernabéu ante lo que se esperaba fuese un partido más que disputado, el conjunto azulgrana desplegaba una alineación que unas semanas antes hubiese sido cuanto menos, ambiciosa. Acompañando al tridente arriba, Sergi Roberto, un canterano de 23 años que si los acontecimientos previos a noviembre hubiesen ido de forma “normal” seguramente no hubiese estado ahí.
El ascenso de Sergi Roberto a la primera fila del fútbol nacional ha sido un camino bonito para el jugador a la par que aleatorio. Su titularidad contra el Real Madrid seguramente no hubiese sido tal si el Barcelona hubiese podido fichar en verano, Rafinha no se hubiese lesionado a las primeras de cambio o si la FIFA hubiera permitido el retorno de Denis Suárez en el pasado mercado estival. A pesar de ello, allí estaba él sobre el césped en Chamartín, sin ningún tipo de complejos y sin sorprender a nadie.
En el banquillo del conjunto azulgrana asomaba la leyenda viva de Messi, el jugador que a priori hubiese sido el titular en lugar de Roberto, pero que proveniente de la lesión hizo del encuentro un entrenamiento para ponerse a punto, entrando en el minuto sesenta con un clamoroso 0-3 en el electrónico. Esa posiblemente fuera la mayor de las humillaciones en la caseta blanca; Messi entraba para ponerse en forma en un Clásico y no para rescatarlo.
Sergi Roberto acabaría disputando el encuentro entero, dando la primera asistencia a Luis Suárez para abrir el marcador azulgrana a los pocos minutos de empezar el partido. El canterano azulgrana terminaría siendo, después de los mediocentros y laterales culés, el jugador que más veces intervino en el partido, con 59 toques de balón en los minutos que disputó. Contribuyendo casi un 90% de pases completados en el encuentro, el canterano ya avistaba la titularidad ante la Roma en Champions y así fue.
Si recordamos el estado de alerta que vivía Can Barça hace un año; la directiva vivía bajo una presión que terminaría con la salida del director deportiva y Luis Enrique había cometido el pecado cuasi-mortal de no asemejarse tanto dentro como fuera del césped a la leyenda de Pep Guardiola, el actual técnico del Barcelona quizá nunca hubiera contado con Sergi Roberto, un mediocentro visto como un jugador más que dispensable hace no mucho.
El lateral-centrocampista-mediapunta se ha convertido en la opción número uno de Luis Enrique en cuanto a jugadores polivalentes se refiere. Contra la Roma jugó de inicio a la izquierda en el medio del campo, mientras que en el Clásico estuvo arriba a la derecha. En lo que llevamos de temporada ha jugado seis partidos como titular en el centro del campo, dos en la delantera y cinco en defensa, en el lateral, cuajando buenas o muy buenas actuaciones allí donde las lesiones de compañeros le han requerido.
Lesionado ante la Roma, su continuidad en el once inicial podrá verse afectada este fin de semana ante la Real Sociedad, entrenada por Eusebio, uno de los artífices del éxito del canterano. Pase lo que pase en las próximas semanas tanto con su lesión como con la llegada de Arda Turan y Aleix Vidal a la actividad deportiva del primer equipo, Luis Enrique cuenta con un alfil más que fiable para la batalla de la segunda vuelta del equipo esta temporada.