Pablo Hernández (Castellón de la Plana, 1985) acumula kilómetros y tatuajes: la Virgen del Carmen, las iniciales de su familia, el nombre de su hijo… A sus 30 años, ha jugado –entre otros muchos clubes– en el Getafe, el Valencia, el Swansea, el Al-Arabi, el Al-Nasr y ahora en el Rayo Vallecano. Un tiempo en el que ha aprendido, sobre todo, que “si uno quiere algo, tiene que ir a buscarlo”. Y eso hará este domingo (16:00 horas, Canal+ Liga), en su visita al Santiago Bernabéu. Con el equipo metido en el descenso, pero con los “cojones” de Paco Jémez –perdón por el improperio, lo dijo el míster–. Así, siempre es más fácil ir a la guerra…
¿Cómo ven desde Vallecas todo lo que ocurre en el Bernabéu?
Ellos tienen que ganar siempre y jugar bien, y eso no es fácil. El punto de inflexión lo tuvieron contra el Barcelona, fue uno de los peores partidos del Madrid en los últimos años. Y además, la imagen que dieron no fue del gusto de nadie. Es lógico que los aficionados se enfadarán con ellos, pero no hay que olvidar que tienen a los mejores jugadores del mundo y creo que volverán a remontar el vuelo.
¿Es el Madrid un equipo autodestructivo?
Eso va con el club. Es tal la masa social que mueve y lo que genera, que es normal. Los medios hablan del Madrid cuando pasa cualquier cosa y por eso adquieren esa dimensión. Le ocurre lo mismo a Cristiano. Cuando está tres partidos sin marcar está en crisis. O a Messi, que si no mete gol es que no quiere correr… Eso va con los grandes y los jugadores lo saben.
Usted no coincidió con Benítez en el primer equipo del Valencia. Pero, ¿qué decían de él allí?
Aquel Valencia ganó dos ligas con menos estrellas que Madrid y Barça. Y lo que se comentaba de él es que sacaba el máximo rendimiento de sus jugadores. Por entonces, recuerdo que él puso de moda las rotaciones. Demostró ser un buen entrenador.
¿Lo han infravalorado en el Bernabéu?
No sé. Quizá es pronto para decirlo. Pero también es verdad que las circunstancias no le han ayudado: no empezó bien, ha tenido muchos jugadores lesionados, lo del Barcelona, lo que ocurrió en la Copa… Y las culpas siempre van al mismo. Es más fácil echar a uno que a 24. Pero la responsabilidad es de todos y creo que hay que respetarlo tras su trayectoria.
Con el que sí coincidió en Valencia fue con Isco.
Sí, recuerdo que él debutó en un partido de Copa del Rey y ya por entonces tenía un descaro inusual para un chico de 17 ó 18 años. Para los que sabemos de fútbol, es uno de esos jugadores a los que ves el primer día y dices: tiene algo especial.
Quizás juega poco en el Madrid…
Es complicado porque hay mucha competencia y tiene que aguantar la presión de un club grande, pero creo que está rindiendo a un nivel muy alto. Le conozco y siempre me ha encantado. Es diferente al resto. Y está claro que Bale o Cristiano tienen una calidad indiscutible, pero Isco te aporta cosas que ellos dos no te pueden dar. Por ejemplo, igual Ronaldo te da más velocidad, pero él es mejor para mantener el balón o dar el último pase. Cada uno tiene sus virtudes.
Hablando ya de usted. Tras cuatro años en el Valencia, pasó al Swansea. ¿Por qué ese cambio?
En mi último año en Mestalla tuve alguna lesión y jugué algo menos, y entonces surgió la posibilidad de ir al Swansea. Me llamó Laudrup personalmente y me decidí por ir allí. La verdad, no me arrepiento porque fueron dos buenas temporadas en la Premier. Y fue una buena experiencia: llegué hablando muy poco el idioma y acabé dando ruedas de prensa en inglés. Lo peor es que llovía mucho. Swansea es una de las ciudades más húmedas del Reino Unido y al final hacía mucha vida en casa, con la familia.
Pasó usted del frío de Swansea a cocerse en Qatar…
Sí, surgió esa posibilidad y decidí ir a jugar al Al-Arabi. Pensé que sería una buena experiencia: conocer un país diferente y otra cultura. Y es verdad que el nivel futbolístico es muy bajo, pero a los de fuera nos trataban muy bien y éramos un ejemplo para ellos. Y en cuanto a la vida, la verdad es que se sale poco a la calle. De los 12 meses del año, sólo puedes estar dos por ahí porque hace mucho calor. Se pasa mucho tiempo en los centros comerciales y en casa.
¿Algo raro le pasaría allí?
[Risas] Sí, algunas cosas. Por ejemplo, el primer día que fui a la ducha, me desnudé y me dijeron que no podía hacer eso, que tenía que hacerlo en calzoncillos. Y lo mismo ocurre cundo te vistes, te tienes que cubrir con una toalla.
Y de Qatar a Dubai…
Sí, porque en el Al-Arabi, al principio, se ilusionaron con luchar por el campeonato, pero en los primeros meses no acompañaron los resultados y a mitad de temporada estábamos en tierra de nadie. Total, que surge la posibilidad de ir Al Nasr a luchar por títulos. Ganamos la Copa, en Liga quedamos cuartos y también la Copa del presidente.
Total, que fue un alivio volver al Rayo a pesar de todo…
Pues sí, porque echaba de menos el nivel competitivo de Europa. Al final, allí juegas en estadios casi vacíos y aquí con 50.000 personas. Es muy diferente. Y surgió la posibilidad del Rayo y pensé que era una buena opción.
Dígame, ¿cómo es Paco Jémez en los entrenamientos?
Muy peculiar. Es un técnico muy intenso. Él quiere que en cada entrenamiento demos el 100% porque luego haremos lo mismo en los partidos. Y estoy de acuerdo. Él transmite muy bien eso y a los jugadores nos viene bien porque nos ayuda a no relajarnos.
Habla de peculiaridades. ¿Cómo cuáles?
Él tiene su ideología y con eso va hasta el final. Da igual quién sea el rival. Es raro que un entrenador mantenga el estilo siempre y eso es de alabar.
Comentan que tiene mucho de Luis Aragonés…
Si dicen que se parece a Luis será por algo. Es posible que sea así, sobre todo a la hora de expresarse, porque dejan titulares en la prensa y son claros.
¿Lo ve como el próximo seleccionador?
Sí, claro que puede serlo. No es fácil lo que está haciendo en un equipo tan pequeño, que todos los años cambia 10 ó 15 futbolistas y él consigue que sus jugadores se queden con sus ideas. Además, con buenos resultados. El Rayo estuvo entre los 10 primeros el año pasado y eso es de alabar. Si las quinielas lo ponen de seleccionador será por algo.
Al Rayo ha llegado con 30 años, después de pasar por muchos equipos y tras ser una de las promesas del fútbol español. ¿Disfruta más ahora?
La verdad es que ha pasado todo muy rápido y quizá me hubiera gustado hacer alguna cosa más, pero estoy contento con lo que he conseguido porque siempre he dado lo máximo de mí. Al final, cada uno tiene su trayectoria, pero yo sé lo que es pelear en campos de Tercera para demostrar que podía jugar en el Valencia. Me costó mucho, pero doy gracias por haber vivido todo esto y lo valoro mucho. Mira Gasol, con 35 años, es un espejo donde mirarse. Creo que la clave es disfrutar, y cuando no lo haga, lo dejaré, pero todavía no ha llegado ese momento…