El Chelsea y Mourinho pusieron fin a su relación no hace tanto por “mutuo acuerdo”. O eso, al menos, es lo que se sostuvo ante la opinión pública, en el comunicado emitido por el club. En cambio, extraoficialmente, los señalados fueron los jugadores, culpables de la marcha del técnico portugués, según la prensa británica y la grada de Stamford Bridge. Pocas semanas después, la situación parece calcada en Old Trafford, con Louis Van Gaal casi en la puerta de salida. Pero esta vez igual no es necesario que el United de un paso al frente para poner punto y final al matrimonio: “El club no tiene que despedirme, a lo mejor me marcho yo”, reconoció el holandés tras la derrota ante el Stoke City (2-0).
Lo paradójico del asunto es que el posible recambio de Van Gaal puede ser José Mourinho. ¿Cuándo? Eso es lo que queda por dilucidar, pero todo parece preparado para su despedida. El holandés se ha quedado sin tiempo para rentabilizar los 335 millones de euros gastados en fichajes en los dos últimos cursos. O eso, al menos, es lo que se deduce de sus resultados: esta temporada ha quedado eliminado en la fase de grupos de la Liga de Campeones y ha acabado el Boxing day fuera de los puestos que dan acceso a la Champions League.
El Manchester ha sepultado su pasado: ni tiene paciencia con sus nuevos técnicos ni un estilo reconocible. Tras la marcha de Alex Ferguson, en tres temporadas, han pasado por Old Trafford 17 nuevos jugadores y dos entrenadores: David Moyes, destituido tras su primer curso, y Van Gaal, que podría salir en los próximos días. ¿En qué ha desencadenado todo esto? En un United que no juega a nada y que poco se parece al de antes, ni en su forma de ser gestionado ni en lo futbolístico.
Van Gaal ha perdido la batalla sobre el terreno de juego, abandonado probablemente por sus jugadores. Y la crítica está justificada, pues el Manchester ha completado su peor racha en más de medio siglo (1961): cuatro derrotas consecutivas –tres en la Premier y una en la Champions– han provocado su caída, escenificada esta misma semana en la previa del Boxing Day, en la que técnico pidió respeto a la prensa. “¿Nadie va a pedirme disculpas? Es que nadie piensa en mi hija, en mi mujer y en mi familia”, espetó ante la prensa tras el clamor levantado en torno a su destitución y a la llegada de José Mourinho al banquillo de Old Trafford.
Sin embargo, su enfado en la previa no ha servido de revulsivo a su equipo. Contra el Stoke City, Rooney arrancó en el banquillo –el único jugador que lo había defendido tras los rumores de dimisión– y entró en la segunda mitad. En el Britannia Stadium, el Manchester se dejó llevar como lo hizo el Chelsea en el último partido de Mourinho contra el Leicester, sin oposición y con escasa fe. Cayó sin jugar a nada, sin orden defensivo y con nulo acierto en ataque, sepultado por un gol de Bojan y otro de Arnautovic, con Martial en punta, sin esquema y sin estilo.
Louis Van Gaal, de ser destituido en las próximas horas, como adelanta la prensa británica, sería el segundo gran entrenador en caer después de José Mourinho. Y el tercero podría ser Rafa Benítez, que se encuentra en una situación similar en el Real Madrid. Es decir, las piezas se han empezado a mover y no parece que vayan a parar. Al menos, durante estas Navidades.