Como en cualquier encuentro contra el vecino, el duelo entre Sevilla y Betis suscitaba interés especial por parte de los aficionados de ambos equipos. Los locales, de la mano de Pepe Mel, tenían la oportunidad de retomar el vuelo. Una ocasión que desperdiciaron con un juego pobre castigado por la contundencia y buen hacer de su rival, al que el derbi le valió para crecer. Lo hizo a través de los tantos de Krohn-Dehli y Krychowiak en el Villamarín, dos goles que sirvieron para dar un gran paso hacia los cuartos de final de la Copa del Rey.
Se medían los eternos rivales dieciocho días después del último derbi de Liga, el 19 de diciembre también en el Villamarín (0-0), y ambos técnicos sorprendieron de salida, sobre todo el del Betis, Pepe Mel, que dejó en la suplencia a cuatro indiscutibles: el meta Adán, Dani Ceballos, Joaquín y su máximo goleador, Rubén Castro.
Los béticos, como muchas veces en casa, salieron dormidos, con nervios, y pronto perdían el balón, con lo que el dominio del Sevilla, más concentrado, fue absoluto en los primeros minutos con un primer intento de cabeza, flojo, de Immobile, que paró Dani Giménez.
Cuando parecía que el Betis quería reaccionar y llegar arriba, como en un peligroso centro de Piccini que sacó de cabeza Rami, los sevillistas le asestaron un duro golpe al hacer el 0-1 Krohn-Dehli, el mejor de los suyos en este periodo, que se internó por la izquierda ante la pasividad local y marcó de tiro cruzado, a los 13 minutos.
Fue un mazazo por la ventaja que da un gol fuera en Copa, y más en un derbi, que suelen ser trabados, de intensidad y poco juego. Aún así, espoleó al Betis, que sacó su garra y se fue arriba, pero sin efectividad, ante un Sevilla replegado y que apenas buscó la contra.
Los verdiblancos, sin ritmo y con escasa pegada, dieron varios avisos, con un cabezazo de Molina que salió fuera tras un centro de Varela, una falta en la que éste quiso sorprender a Sergio Rico y que se marchó desviada, o un testarazo flojo de Jordi Figueras.
El equipo de Emery se dedicó a controlar su renta y solo rozó el segundo gol cerca de la media hora a la salida de un córner, en un potente disparo de Kolodziejczak al que replicó con un paradón Giménez. Mel, viendo el panorama y la poca llegada de los suyos, sacó a Joaquín por Petros diez minutos antes de llegarse con 0-1 al descanso.
En la reanudación, el Betis salió con más tensión a por el empate. Todo se quedó en buenas intenciones, pues fue víctima de su pésima defensa, que ayudó al 0-2 del Sevilla a los cuatro minutos, cuando Krychowiak, casi a puerta vacía, resolvió un barullo en el área tras dos cabezazos y un tiro previo mal despejados por la zaga y el meta.
El choque se le puso muy cuesta arriba a un inofensivo Betis, que se vio impotente, sin ideas ni profundidad alguna pese a entrar Dani Ceballos por un desacertado Portillo, y no generó ninguna acción clara de gol, salvo un remate de cabeza de Pezzella que salió alto.
A falta de 20 minutos, Mel cambió un delantero por otro (se fue Molina y entró Rubén Castro), lo que enervó a su afición, que, como en el último partido contra el Eibar, empezó a gritar "Pepe, vete ya", en tanto que el Sevilla se defendía con orden ante los centros baldíos de los béticos y tampoco apretaba en ataque.
Emery sacó al campo a Reyes, Gameiro y Konoplyanka. Esto le dio más brío al Sevilla, que pudo ampliar el marcador en el último cuarto de hora en dos buenas ocasiones de Gameiro y, sobre todo, en dos tiros de Banega, al rozar uno el larguero y dar otro en un poste, pero fue el Betis el que tuvo todo a su favor para marcar.
Fue a nueve minutos del final, al pitar el árbitro penalti en una acción de Kolodziejczak sobre Ceballos, aunque, para colmo de males para los béticos, Rubén Castro lanzó el balón fuera, muy alto. Poco después, N'Diaye fue expulsado por doble amarilla y ahí se acabó un derbi que controló y entendió mejor el Sevilla.