Hay valentía en un equipo que se atreve a pinchar al monstruo futbolístico que es el Barcelona. La demostró el Espanyol logrando un empate en el duelo de Liga en Cornellà y la volvió a demostrar en la ida de Copa ante su vecino. Un gol de Caicedo pareció premiar ese atrevimiento perico, al menos hasta que apareció el colmillo más mortífero del Barcelona, Leo Messi, que puso el tanto del empate. Para entonces, el argentino ya estaba desatado, como demostraría con el segundo tanto y en el pase a Piqué del tercer tanto. El último, también tras pase de Messi, lo marcó Neymar para devolver la belleza a un partido (4-1) enturbiado por los encontronazos al final, entre cartulinas y expulsiones a dos jugadores del Espanyol.
El astro blaugrana demostró que ha empezado el 2016 en plena forma con una actuación de las que acostumbra. Demasiado para un Espanyol combativo, como demostró en diversos encontronazos su guardameta Pau López. Más difícil todavía se volvió la gesta cuando antes del descanso se lesionó Caicedo, que firmó el primer gol, y, tras la reanudación, cayó Asesnsio, autor de la asistencia para el tanto del ecuatoriano que abrió el marcador a los nueve minutos del inicio. La recuperación del español tras error de Alves la aprovechó el delantero para definir y amenazar con dar la sorpresa.
Parecía que el debut de Arda Turan, seis meses después de su fichaje, iba a quedar empañado. De evitarlo se ocuparon sus ya compañeros en el césped, Iniesta y Messi. El manchego vio el hueco al minuto 13 para que el '10' no fallara ante Pau. El estreno del turco estaba salvado, a pesar de no completar una gran actuación y ser sustituido mediada la segunda parte.
Si el tanto blanquiazul había hecho fuerte al Barcelona, el gol marcado por Messi multiplicó ese efecto. Cambió la dirección del encuentro desde entonces, minando la valentía inicial a base del juego entre los locales. Cuando Messi la perdía, por allí aparecía Neymar para irse de los rivales y pasársela a Luis Suárez. Aguantó no obstante la escuadra de Galca. Al menos hasta que dos minutos antes del descanso volvió a aparecer Messi para lanzar una falta que en breve entrará en los mejores recopilatorios de YouTube.
La reanudación no dejó mejores noticias para el Espanyol. Ni tampoco menos ganas para Messi, que apareció por la izquierda para asistir a Piqué en el tanto que prácticamente sentenciaba el choque aunque no tanto la eliminatoria. Para ello todavía quedaría tiempo. También para que el árbitro, que no señaló un penalti favorable al Barcelona en la primera mitad, expulsase a dos jugadores visitantes por doble amarilla. Hernán Pérez y Diop dejaban a su equipo con nueve jugadores en menos de tres minutos, a falta de 20 para el final.
Fue en ese momento cuando la tensión del derbi empezó a encontrar huecos oscuros donde aparecer. Pau López dejó la imagen fea del encuentro con un pisotón sobre Messi que no vio el colegiado. Para entonces sólo quedaba por saber si el Barcelona ampliaría la ventaja. Buscando eso mismo Luis Enrique dio entrada a Rakitic, único hombre del once de gala fuera de la alineación inicial en favor de Turan. También a Vidal, otro debutante que sustituyó a Dani Alves.
Imposible era ya en ese momento la gesta soñada por el Espanyol, que acabó transformada en pesadilla. Más todavía cuando Neymar y Messi realizaron una pared que acabó con el brasileño solo ante el guardameta. Allí definió la jugada, el partido y la eliminatoria. La vuelta de Copa, el tercer y derbi en diez días, será el último asalto entre un rival que en el segundo envite ha salido fortalecido y otro al que la remontada le queda ya demasiado lejana.