No ocupa demasiadas portadas. A veces, ni siquiera un breve. Y Filipe Luis no dice nada: calla, asiente, sonríe y trabaja. Sin alzar la voz. Entrena, se coloca en el lateral y curra. Sin más. Y de vez en cuando aparece para romper en la posición de extremo y generar ocasiones de gol. O, como ante Las Palmas, para inaugurar el marcador con un disparo cruzado. El primero de esta temporada y el sexto que hace con la camiseta del Atlético de Madrid. De nuevo, una recompensa que no le sirve para eclipsar a nadie -los otros dos tantos los hizo Griezmann(0-3)-, pero sí para recordar a todos que está presente y que, además, casi siempre lo hace bien.
Su gol contra Las Palmas llegó 437 días después del último: contra el Austria de Viena en la Champions League el 6 de noviembre de 2013. Desde entonces, el lateral ha visto como se convertía en estrella del Chelsea, se ahogaba en el banquillo con José Mourinho y era rescatado por el Atlético de Madrid. Quizás el equipo de su vida, el que ha confiado en él desde el primer día que llegó. Y también esta temporada. El Cholo Simeone jamás le quitó la confianza. El brasileño no empezó bien este curso, pero él le siguió dando minutos. En total, 21 partidos esta temporada y siempre sin relevo: 90 minutos en todos ellos.
En el vestuario, dicen, no acostumbra a hablar demasiado, pero tras la victoria contra Las Palmas no podía esconder su satisfacción. “En el equipo no generamos muchas ocasiones. Esa es la verdad. Por eso estoy contento. Para mí no es fácil marcar un gol, y además en este equipo…”, sentenciaba. Para acabar su conversación con la muletilla oficial del equipo: “Pero ahora hay que pensar en el próximo partido, el de Copa y luego ya el Sevilla”. Ya saben, partido a partido. Pero como el goleador número 14 del Atlético, lo que dice mucho del conjunto del Cholo.
En total, el lateral brasileño ha anotado tres goles en Liga (incluyendo el de Las Palmas), dos en Copa y otro en Europa League. Su cuenta la abrió con un tanto contra la Real Sociedad (3-0), en 2011. Desde entonces, sus celebraciones han sido pocas, contadas. Sin embargo, eso es lo de menos. Su importancia en defensa (ocho goles encajados en Liga) es tal que no es necesario que haga milagros en ataque. Con eso es suficiente para un tipo que no busca los focos ni las portadas, pero debería encontrarlos más a menudo.