“¿Ha acabado la Liga?”. La pregunta de este pasado fin de semana era obvia y su respuesta, por evidente, no merece la pena mencionarla. Lo cierto es que con la cuestión reverberando en el aire tras el empate contra el Villarreal (0-0), el Atlético de Madrid tendrá que volver a ponerse el mono de trabajo de cara al partido de Champions League contra el PSV, equipo que suma ocho victorias consecutivas en la Eredivisie y actual líder de la competición. Pero antes de que eso ocurra (miércoles, 20:45 horas), toca analizar al conjunto holandés desde sus orígenes.
¿QUÉ SIGNIFICA PSV?
Toca comenzar por lo más básico. Es decir, por las siglas del equipo: PSV (Philips Sport Verining). O lo que es lo mismo: Asociación deportiva de Philips –máxima accionista–. Un equipo con 102 años de historia y cuya fecha de fundación data del 31 de agosto de 1913, cuando la empresa Philips –por entonces dedicada a la producción de lámparas incandescentes– decidió crear un club para que jugasen sus trabajadores. Ese fue su origen, meramente recreativo y sin visos de transcender. Sin embargo, con el tiempo se ha convertido en un histórico de los Países Bajos con un palmarés nada desdeñable: 22 títulos de Liga, nueve Copas, 10 Supercopas, una Copa de Europa (1988) y una Copa de la UEFA (1978).
TRIPLE CORONA
El PSV es de los pocos clubes que ha conseguido el triplete. Lo hizo en 1988 con Guus Hiddink en el banquillo y Ronald Koeman como comandante en jefe dentro del campo. Ganó la Eredivise, la Copa y Copa de Europa. Esta última, ante un Benfica que contaba, entre otros muchos jugadores, con Silvino Louro bajo palos –sí, el que fue entrenador de porteros con José Mourinho en el Real Madrid–. De esta forma, se hizo con tres títulos en un mismo curso, algo que sólo han conseguido otros seis equipos: Celtic (1967, Jock Stein), Ajax (1972, Stefan Kovacs), Manchester United (1999, Ferguson), Barcelona (2009, Pep Guardiola; 2015, Luis Enrique), Inter de Milán (2010, Mourinho) y Bayern de Múnich (Heynckes, 2013).
PHILIPS STADIUM
El PSV ha disputado desde sus orígenes todos los partidos en el Philips Stadium, un recinto deportivo inaugurado en 1913 y que ha ido poco a poco ampliando su tamaño hasta acoger a 35.000 espectadores. Está catalogado por la UEFA como un estadio cuatro estrellas. Por lo tanto, puede utilizarse para celebrar finales de la Europa League, como bien sabe el Sevilla, que levantó la Copa ante el Middlesbrough allí en 2006. Además, fue una de las sedes en la Euro 2000 organizada por Países Bajos y Belgica. Suficiente, en cualquier caso, para Eindhoven, una ciudad de apenas supera los 200.000 habitantes y cuyos aficionados, los ‘Boeren’ (campesinos), no fallan a su cita con su equipo cada semana.
GENERADOR DE TALENTOS
El PSV, en lo económico, no puede competir contra los grandes del fútbol europeo. Por tanto, desde hace tiempo, basa su estrategia en fichar jugadores jóvenes y marcar su progreso. En realidad, así ha lo ha hecho durante toda su historia. Ejemplos hay de sobra: Gullit, Romário, Ronaldo, Van Nistelrooy, Robben o, más recientemente, Memphis Depay, jugador del Manchester United.
COCU GARANTIZA EL ÉXITO
El ex jugador del Barcelona se formó como entrenador durante el Mundial de 2010 como asistente de Bert van Marwijk y dio el salto al PSV en 2012. A Eindhoven, llegó para sustituir a Fred Rutten, que acumulaba una mala racha de resultados, y lo cierto es que nada más aterrizar consiguió su primer título: la Copa de los Países bajos. Sin embargo, debido a un tumor en la espalda, dejó el banquillo. Pero volvió poco después para dar el relevo a Dick Advocaat y, de nuevo, levantar más títulos: la Eredivisie y la Supercopa de los Países Bajos. Esta temporada, además, mantiene al equipo como líder de la Liga con un punto (59) por encima del Ajax.
¿CÓMO JUEGA?
Cocu no puede negar sus orígenes: es holandés, creció viendo a Cruyff por la televisión y militó en el Barcelona. Por lo tanto, su equipo busca llevar la iniciativa y mantener el control de la pelota. Y así lo demuestran los datos. El PSV se pasa un 75% de su tiempo entre la medular y el campo rival; es decir, premia el juego de ataque y reniega de la cobardía. De esta forma, acostumbra a meter a su oponente atrás y mantener la posesión –54% de media esta temporada– y, por otra parte, se asegura no perder balones –83% de acierto en pase–. Conclusión: lo normal es que el Atlético ceda el balón y base su juego en el contraataque. Será lo mejor para los rojiblancos y puede que también para los holandeses.
OBJETIVO: PARAR SU ATAQUE
El gran peligro del PSV se llama Luuk de Jong -no estará por sanción-, tiene 25 años y lleva anotados esta temporada 23 goles –seis menos que la anterior, cuando acabó con 26–. Un delantero de otro tiempo: alto (1’88), espigado y definitorio dentro del área, que ha jugado en Holanda (De Graafschap y Twente), Alemania (Gladbach) e Inglaterra (Newcastle). ¿Puntos a favor? Juega bien de espaldas, guarda bien el esférico y acostumbra a recibir, abrir a la banda y buscar el remate. Su tamaño impone y su juego de pies no es del todo malo. ¿Qué tiene en contra? No es demasiado rápido y por sí solo –como Messi, Ronaldo o Neymar– no es capaz de generar un gol.
Sin él, previsiblemente en un 4-3-3, formarán arriba Gastón Pereiro (12 dianas esta campaña) y Jürgen Locadia (10). De ellos tendrá que estar pendiente el Atlético de Madrid.