Los aficionados del Manchester City celebran otro título, apenas llevan unos años experimentando la sensación de levantar un trofeo al cielo. Esta vez ha sido la Capital One Cup, un torneo de esos catalogados como menor pero que sabe a gloria a los hinchas que penaron años y años en el desierto viendo proyectos derruidos mientras sus máximos rivales imponían su dominio allá por donde pisaban. Y el aficionado citizen no puede hacer otra cosa que ilusionarse con el futuro, llega Pep Guardiola y todo indica que los mejores años de la entidad están por llegar.
Esas páginas doradas no tendrán el nombre de Manuel Pellegrini. El chileno ha conseguido su tercer título en menos de tres temporadas con el Manchester City pero todo parece secundario si miramos al 2016/17. En medio del sueño de afición y directiva para los años venideros vaga el chileno, un entrenador con aura de secundario.
El propio Pellegrini se ve obligado a dar valor a sus logros: “Si Gerrard no se hubiese resbalado, ¿habría acabado 0-0? Y aunque el Liverpool hubiese empatado, habríamos seguido por delante de ellos con dos puntos de ventaja. Así que, ¿por qué todo el mundo habla de cómo perdió la Premier 2013/14 el Liverpool y no de cómo la ganó el Manchester City?”.
El orgullo de Manuel Pellegrini
El entrenador chileno puede tener la cabeza bien alta, tres títulos en menos de tres temporadas, todavía muy vivo en la Premier League y con pie y medio entre los ocho mejores equipos del continente. Los datos avalan su paso por el Manchester City, actualmente es tercer entrenador con mejor promedio de victorias en la historia de la Premier League con un 63,7%, sólo por detrás de José Mourinho y Sir Alex Ferguson.
El proyecto que deja a sus espaldas está en mejores condiciones del que recogió. Tras el cambio de mentalidad con Roberto Mancini, su misión fue dotar de una identidad: “Siempre nos gusta jugar ofensivo y creo que lo hemos demostrado muchas veces, la anterior vez que ganamos la Capital One Cup llegamos tras meter nueve goles al West Ham. Es un buen reflejo de lo que queremos, tenemos un compromiso por entretener a nuestros aficionados”.
Sin ser tan optimistas como Manuel Pellegrini hay que reconocer que su equipo ha brillado en ataque, que bajo su mando hemos visto al mejor David Silva, que Guardiola heredará jóvenes con un patrón común cercano al juego de posesión como Kevin De Bruyne y Raheem Sterling y, sobre todo, que desde la llegada de Pellegrini se ha potenciado la inversión y un modelo distinto de gestión de la cantera bajo una filosofía común.
Motivos del adiós
La directiva del Manchester City no ha echado a Pellegrini, sino que le ha acompañado amablemente a la puerta de atrás del Etihad. Su gestión sigue teniendo grandes lagunas en la confección de plantilla, apenas ha conseguido activar a más de una docena de futbolistas de la plantilla, los revulsivos empleados pocas veces han sido eficaces. Además la falta de adaptación a la realidad física de Yaya Touré ha frenado el progreso del equipo, aprendiendo a base de golpes.
En política de fichajes ni los mediocentros, ni los centrales le han respaldado. Fichajes sobrepagados que demostraban deficiencias pese a las rotaciones han acabado evidenciando problemas más estructurales que de nivel individual. La realidad es que la plantilla del City bajo Pellegrini ha sido la mejor de la Premier por calidad y profundidad pero nunca lo respaldaron los hechos.
Los registros ante los seis mejores clasificados de la Premier han ido menguando gradualmente hasta ser un dedo acusador: 19 puntos de 30 posibles en su primer año, 15 en el segundo y 3 de 24 en la temporada actual. Algo que la Champions League ha acentuado cada vez que Barcelona y Bayern de Múnich se interpusieron en su camino.
Mientras todos sueñan con el otro, Manuel lanza un mensaje desesperado, todavía está en el cargo: “Ganar un título en febrero debe suponer un gran impulso físico y mental para lo que queda de temporada”. De momento lo único seguro es que la Capital One Cup es suya –arrebatándosela al entrenador que le privó de la gloria a su Málaga- y lo es gracias a otro secundario que no entra en el prometedor futuro del club, Willy Caballero, al que Pellegrini defendió al final del partido. "Prefiero perder un título que traicionarme. Ya dije que Willy sería el titular", comentó el chileno sobre el que fuera su portero también en Málaga. Otro que vaga sonámbulo en pleno sueño del Etihad.