Un centímetro. Sesenta milímetros, apenas un suspiro, son los que separaron a Eusebio Cáceres (Onil, Alicante; 1991) de una medalla en el Mundial de Atletismo de Moscú en el verano de 2013. Exactamente la misma distancia que le dejó fuera de la final de Longitud de Londres 2012. Cuatro años después, se prepara para la cita más importante de su carrera: en el Sambódromo Olímpico de Río este alicantino de 24 años quiere mover el esqueleto, y no precisamente a ritmo de samba. “La final va a estar dura, muy dura, pero voy a estar ahí. Y una vez dentro, lo voy a dar todo, porque puedo hacerlo”.
Cáceres ya sabe lo que es paladear el éxito. Lo hizo muy joven, con 16 años, cuando un salto de 7,59 metros le dio la medalla de bronce en el Mundial Junior de Polonia de 2008. Dos años después, en Canadá, un 7,90 le valió la plata en el Mundial junior. Pero su explosión fue en casa, en el Europeo junior de Barcelona, ese mismo verano de 2010. Un día perfecto, soleado, y un salto de 8,27, récord de Europa junior al aire libre y la tercera mejor marca mundial junior de todos los tiempos. La confirmación de que el chico había hecho bien dejando el decatlón (la prueba en la que empezó) y apostando por la longitud fueron los 8,37 metros del Europeo Sub23 de Finlandia en 2013, donde además, cual Carl Lewis blanco e ibérico, se llevó también el bronce en el relevo 4x100.
¿Cómo es el día a día de un saltador que lo tiene todo para ir a los Juegos pero, a cinco meses de la cita más importante de su carrera, aún no tiene la mínima?
En realidad no la tengo porque salgo de una lesión y aún no he vuelto a la competición esta temporada. Volví a la competición hace un par de semanas en Alemania y me fue bastante bien. Y ya tenemos planificados un par de mítines para hacer la mínima, y de ahí ir a los Juegos. La mínima marcada por la Federación (Española de Atletismo) para Río 2016 son 8,15, y debería sacarlos sin demasiados problemas.
Pero lleva casi un año en dique seco. ¿Volver al mismo nivel de antes de la lesión es factible?
Eso es justo lo que estoy trabajando ahora, saltar al mismo nivel que hacía antes, pero entrenando para no tener lesiones. Me lesioné los isquiotibiales el pasado mes de agosto, en el campeonato de España, lo que me impidió ir al Mundial y al Europeo. Ahora estoy entrenando muy duro, porque ésta es una pretemporada muy larga y pensada para aire libre, pero estoy con muchísima motivación.
¿Cómo se prepara físicamente la temporada olímpica? ¿Se prepara también mentalmente?
Ahora mismo hago sesiones de al menos tres horas diarias de lunes a sábado, y algún día doblo sesión. No se trata de hacer sesiones largas, sino de mucha calidad. Y sobre todo, de entrenar para prevenir lesiones. El objetivo es claro: estar al 100% en los Juegos, y creo que llegaré en pleno pico de forma. En cuanto al entrenamiento mental, la verdad es que tengo mucha suerte y nunca he necesitado psicólogos, ni siquiera cuando me he quedado a las puertas de una medalla.
Sabe de lo que habla Eusebio. En los Juegos de Londres se quedó a un centímetro de colarse en la final, en la que por marcas habría optado a medalla. Igual que en el Mundial de Moscú, donde sólo un centímetro le separó del bronce. ¿Eso marca?
Bueno, eso te hace más duro. Yo soy muy positivo y lo veo como que he dado lo mejor, pero ha habido otros que han sido más buenos que yo, que han saltado más.
Y eso que las medallas en longitud tanto en los últimos Mundiales como incuso ahora de cara a Río parecen estar más baratas que antaño. No hay nadie en activo que si quiera se acerque a los estratosféricos 8,95 metros de Mike Powell hace ya 25 años…
Bueno, es verdad que no creo que vaya a haber marcas como las de la época de Powell o Lewis, y las medallas van a estar relativamente baratas, pero no hay que olvidar que ésta es una temporada olímpica y hay mucha gente escondida. En estos mítines de ahora no se están viendo grandes marcas, pero estoy seguro de que en Río habrá buenos saltos. Ahora la gente no está dándolo todo, y muchos ni siquiera han empezado a enseñar los dientes esta temporada. Pero los americanos, los ingleses y algunos más están trabajando muy duro, me consta. Lo importante es llegar a la final, y allí ya ir a darlo todo. Y lo que tenga que ser, será. Pero yo voy a dar guerra, eso seguro.
¿En cuánto calcula que estará la mínima para esa final?
Es difícil decirlo ahora mismo, pero creo que la final va a estar como para entrar con un 8,10m, o incluso algo menos. Y las medallas, en torno al 8,50m.
De momento, Eusebio no se obsesiona y planifica junto a sus entrenadores el lugar donde ir a por la mínima y asegurarse el billete olímpico. Y lo hace en Onil, una pequeña localidad de Alicante de apenas 7.000 habitantes que ha dado ya cuatro olímpicos en atletismo. ¿Y eso cómo se explica? Porque lo de Onil es fuera de lo normal…
Bueno, eso hay que achacárselo a los dos locos del atletismo que son además mis entrenadores, Jesús Gil y José Antonio Ureña, que han convertido este pueblo en un lugar donde a los críos les apasiona el atletismo. Y además, nos han inculcado a todos una cultura atlética enorme, y un método que consiste en probar de todo, no especializarse en ninguna prueba concreta e ir descubriendo la prueba que más te encaja.
Quizá por eso usted empezó en el decatlón, donde muchos le auguraban un gran futuro…
Sí, empecé haciendo pruebas de decatlón, y sobre todo combinadas, tocaba todos los palos. No ha sido hasta relativamente tarde que vimos que lo mío eran los saltos. Y mira que si a mí me preguntas de pequeño, yo habría sido velocista, pero mírame…
Bueno, ha seguido haciendo alguna prueba de velocidad de cuando en cuando y no con malos resultados precisamente…
Sí, corrí el relevo 4x100 de los Europeos Sub23 y me lo pasé en grande. Pero ahora estoy centrado en los saltos.
Hablemos de referencias. ¿Las suyas cuáles son?
De pequeño tenía verdadera devoción por Yago Lamela, me crié teniéndole como ídolo, fue el que me creó la pasión por los saltos. Cuando fui entrenando y con el paso del tiempo, mi referencia fue Iván Pedroso, que ha llegado hasta a darme consejos alguna vez.
Por ejemplo…
Me dijo que saltara “como sin darme cuenta”, que la batida es algo que no debe ser brusco, debe ser como pasar una escalera. Pero claro, una cosa es decirlo y otra vérselo hacer a él. Es un lujo que el que considero el mejor saltador de la historia te admire y encima te de consejos.
Pedroso se retiró de la alta competición bien pasados los 30 años. ¿Usted con 24 todavía tiene futuro por delante o se ve dejándolo después de esta cita olímpica?
Bueno, cada vez los saltadores aguantan más, ya no se acaba nuestra vida deportiva a los 30. Si tu mente no está muy quemada se puede aguantar en la alta élite hasta los 34 años, o incluso más. Siempre y cuando las lesiones te respeten, claro.
Y siempre y cuando no caiga en la sombra que persigue al atletismo desde hace años: el dopaje.
Es cierto, pero también es verdad que en nuestra modalidad, los saltos, hay menos casos de dopaje que en otras modalidades, quizá los casos positivos se centran más en la velocidad y el fondo. Y en el deporte amateur, que es algo que está creciendo muchísimo y es a la vez muy triste y muy peligroso. El deporte, tanto en nuestro caso como atletas de élite como los que corren populares en sus ciudades, consiste en querer superarse a sí mismo. Tan simple como eso. Hacerse trampas al solitario no está bien. Y además de ser ilegal, estás jugando muy peligrosamente con tu salud.
Su gasolina se reduce entonces a renunciar a tener una vida más o menos normal, una alimentación sana y mucho, mucho entrenamiento…
Bueno, yo hace mucho tiempo que por el atletismo renuncié a tener una vida diaria de persona “normal”. No puedo irme a esquiar, por ejemplo, y mataría por hacerlo. Los veranos no los disfruto porque son el nuestro periodo de más competiciones. Y tengo sólo dos semanas de vacaciones al año, y nunca en verano. Pero lo haces todo por cumplir tu sueño.
Un sueño olímpico que, en las últimas citas, no ha sido demasiado fructífero para el atletismo español, que parece que vive una época de declive. ¿Se atreve a hacer pronósticos del equipo español para Río?
Está claro que España ha dejado de ser sólo reino del medio fondo. Tenemos un magnífico grupo de saltos y también muy grandes atletas en otras modalidades. Hemos pasado por un valle muy largo, pero estamos empezando a salir. De cara a Río, a Miguel Ángel (López, de marcha), no es que le vea medalla segura, es que estoy convencido de que se va a llevar un oro. Ruth Beitia está sin duda entre las tres mejores del mundo en altura, y además los Juegos le deben una medalla olímpica. Y tenemos a Orlando Ortega, un vallista que nos va a dar muchas alegrías. El resto del equipo lucharemos por las medallas, seguro. De eso, que no quepa ninguna duda.