¿Recuerdan aquel spot publicitario de hace unos veranos que decía que a veces necesitamos un poco de sur para poder ver el norte? Bien, pues Liliana Fernández (Benidorm, Alicante, 1987) y Elsa Baquerizo (Madrid, 1987) cumplen la máxima a la perfección. Novenas en su primera participación olímpica (Londres 2012), la gran pareja femenina del voley playa español está muy cerca de disputar sus segundos Juegos consecutivos.
Mientras afinan su puesta a punto en las Islas Canarias, atienden a EL ESPAÑOL para dejar claras dos cosas: que disfrutan con lo que hacen y que la vida, sin optimismo, no tiene ningún sentido. Tampoco sin humor, y de eso entienden mucho Lili y Elsa, incondicionales de “The Big Bang Theory” y de la bossa nova. Aunque sólo esto último sirva para ir entrando en modo Río.
Han sido bronce y plata europea como pareja. ¿Para cuándo el oro?
Lili: En 2012 fuimos bronce, en 2013 plata y en 2014 tocaba el oro. No llegó ni entonces ni el año pasado, así que toca este año (risas).
Ahora mismo, son novenas en el ranking mundial, por lo que irían a los Juegos de Río. ¿Cuáles son los pasos a seguir para certificar su plaza olímpica?
Elsa: Todavía quedan algunas pruebas que son clasificatorias. Estamos bastante arriba. Es complicado salir del ranking, porque premian los 12 mejores resultados entre 2015 y 2016. Ahora mismo, todas las pruebas del circuito son puntuables, pero las importantes son los Grand Slams. Creo que tenemos tres antes del 13 de junio, que se cierra la lista olímpica, y la final del Campeonato de Europa, que también puntúa. Lo ideal es meternos en cuartos de final o semifinales de esos torneos. Eso dará a entender que estamos jugando bien y consiguiendo resultados, además de que llegaremos en mejores condiciones a los Juegos.
Se marcaron como objetivo estar entre las cinco mejores parejas del mundo antes de Río. ¿Se ven capaces de cumplirlo?
Lili y Elsa: sí (con convicción).
L: El año pasado no nos gustó nuestra temporada de competición. Tuvimos altibajos, fuimos conscientes de ello y este año estamos trabajando para volver a las semifinales, a ganar medallas… Estamos haciendo una pretemporada muy buena y creo que vamos por el buen camino.
Precisamente les tocará jugar en la pista olímpica en marzo. ¿Qué esperan encontrarse allí?
E: El año pasado también fuimos a hacer algunas pruebas en el estadio. Intuyo que será algo parecido o mejorado (risas). Se probarán cosas, jugaremos de noche (como en Londres)... Probablemente estará muy bien organizado.
Si consiguen ir a los Juegos, ¿ya han pensado cómo lo celebrarán?
L: Con la misma alegría e ilusión que hace cuatro años. Es algo especial, un premio al trabajo bien hecho.
¿Se escaparían a darse algún bañito o a tomarse una caipirinha en las playas de Copacabana? Como va a pillarles tan cerca del estadio…
E: Ya nos hemos bañado por allí y hemos tomado agua de coco (risas).
¿Se plantearían no ir a los Juegos por el virus Zika?
L: No nos lo hemos planteado, porque de hecho ahora nos vamos un mes allí. Es verano en Brasil y, en todo caso, va a estar peor que en agosto, que es invierno. La humedad baja y se supone que los mosquitos se disiparán un poco más. El riesgo es mayor en estas fechas que cuando sean los Juegos. El miedo es que no se sabe cuánto dura en el organismo y si realmente produce todos esos efectos que se dicen por televisión. Hay tanta información que al final no sabes con qué quedarte. Llevaremos mucho repelente antimosquitos (risas).
¿Les parece bonito pasarse tantas horas de su vida en la playa? Aunque sea entrenando y jugando…
L: Hombre, mejor que una oficina es, ¿no? (risas). Es duro, pero cuando te paras a pensar que estás haciendo lo que te gusta, viajando… Estamos viviendo cosas que son únicas.
Al ser el suyo un deporte tan asociado al calor, ¿no tienen la sensación de vivir en un verano permanente?
L y E: Sí.
E: Es sobre todo porque vivimos en Canarias. Aquí es verano todo el año. A mí me encanta este clima. Así no paso un frío que te mueres en invierno. Echo de menos los plumas y los jerseys de cuello vuelto, pero bueno (risas).
¿Cómo va el bronceado a estas alturas del año?
L: Es que somos blancas. No llegamos a coger moreno nunca. Es un tono dorado más bien (risas).
Confiesen: ¿Les gusta la arena?
E: Sí, yo no sé por qué a la gente no le gusta. Si vienes a la playa, te vas a llenar de arena. Si no, vete a una playa de piedra o a la piscina (risas).
¿Cuánta crema se dan para no quemarse con el sol mientras juegan?
L: En cada entrenamiento, cara y cuerpo. Incluso con camiseta, pero más porque hace frío, sinceramente. Nos cuidamos bastante la piel.
¿Siempre celebran sus puntos de la misma manera o van cambiando?
L: Casi siempre igual, pero cuando hay más tensión en el partido nos volvemos más anárquicas en la celebración. Más o menos es siempre igual: nos chocamos arriba, nos chocamos abajo y luego una mano sola. Algo así.
¿Qué tal se llevan con el resto de parejas del circuito?
L: Con la mayoría tenemos buena relación. Yo que sé, de cenar, tomarnos algo, saludarnos y qué tal estás. No somos de los equipos que tienen rivales, que dicen “a ésta no la saludo”.
Ahora háblenme un poco de ustedes. ¿Quién es la más maniática?
L: Yo (risas). Soy la ordenada, la que necesita que le digan las cosas con tiempo para mentalizarse.
¿Y la más mandona?
L: Elsa (risas).
E: Ahí gano yo.
L: Por goleada además (risas).
E: A veces tomo más iniciativa o decisiones, me pongo cabezona...
¿A cuál de las dos le sienta peor perder?
L: A las dos. Lo que más jode, con perdón, es una derrota no haciendo tu juego. Estás jugando a otra cosa y encima pierdes. Te enfadas porque no has hecho lo que sabes hacer. Así tienes menos probabilidades de ganar. La mayoría de los enfados vienen por eso.
¿Y quién disfruta más cuando ganan?
L: Las dos también. Yo me pongo a llorar y Elsa se pone a reírse (risas). No puedo evitar llorar cuando ganamos una medalla o algo así.
¿Recuerdan cómo se conocieron?
L y E: En un campeonato sub21.
L: Me acerqué a preguntarle por el programa sub21 que había aquí en Tenerife. Un poco con miedo por cómo me iba a contestar (risas).
E: Es que tengo mala leche jugando.
¿En qué creen que ha cambiado su relación desde entonces hasta ahora?
L: Creo que ha mejorado. Hemos evolucionado, porque al principio quizá era todo más sentimental o emocional. A veces perdíamos partidos por eso, por no controlar nuestras emociones. Seguimos teniendo la misma química que al principio, hemos aprendido a controlar esas situaciones y competimos más como equipo.
¿Tienen un pique sano con Herrera y Gavira (pareja olímpica masculina) por ver quién se clasifica antes para Río?
L y E: No, somos amigos (risas). Con Adri (Gavira) estuvimos en el programa sub21 de Tenerife. Lo bueno para ellos también nos alegra a nosotras.
Acostumbrados a ver partidos de su deporte bajo un sol de justicia, ¿en Londres se les hizo raro jugar con mal tiempo?
E: No, estamos acostumbradas a jugar con lluvia, viento y de todo.
¿Entonces se dedicaron a cazar autógrafos y fotos en la Villa Olímpica?
E: Nosotras sólo las pedimos. Nos hicimos una foto con Pau Gasol y los chicos del balonmano. Yo también me hice una con Kobe Bryant. Corrí detrás de él gritando “foto, foto, foto” (risas).
L: Entró al pabellón donde se comía, estuvo media hora allí haciéndose fotos y no sé si llegó a cenar.
¿Qué les parece que haya gente que vea partidos de voley playa femenino sólo por los cuerpos de las jugadoras?
E: Eso es un mito, no es verdad (risas).
L: Si fuese verdad, también hay gente que ve los telediarios sólo por ver a la chica guapa. De ese tipo de gente siempre habrá, pero si realmente le gusta el deporte se acabará enganchando. En el waterpolo o la natación sincronizada también están en bañador y no crean tanto revuelo como la vestimenta del voley playa.
De entre el resto de deportistas femeninas españolas, ¿hay alguna a la que admiren especialmente?
L: Igual Carolina Marín, por la evolución que ha tenido en los dos últimos años. No la conocía nadie y ha sido campeona del mundo y de Europa, ganando a las mejores, que son las asiáticas.
Ustedes viajan continuamente. Contando con una experta en Turismo en el equipo (Lili es licenciada en esta especialidad), ¿cuál es el lugar del mundo que más les gusta de todos los que han visitado?
E: Para mí, Tailandia.
L: Nueva Zelanda.
Lili también sabe lo suyo de Publicidad. ¿Cómo se vendería a sí misma y a su compañera Elsa para captar más patrocinadores?
L: Sólo hice cuatro asignaturas, ¿eh? (risas).
E: Somos chicas altas, guapas, sanas y estupendas. Estamos haciendo una carrera deportiva muy buena.
L: Estamos de buen ver (risas). Somos unas chicas muy alegres y risueñas. Que el deporte es muy bueno, oye, hay que promocionarlo.
Elsa, usted es licenciada en Pedagogía y Psicología. ¿Cómo definiría a su compañera Lili atendiendo a lo que ha aprendido a partir de sus estudios?
L: Necesito un tratamiento largo entonces (risas).
E: Muy disciplinada, trabajadora, constante… Ve las cosas muy claras.
¿Se vive mejor sin que a uno le paren por la calle o les gustaría ser más reconocidas en España?
L y E: Vivimos muy bien así. Mire a ver lo que pone en la entrevista, no nos vayan a empezar a pedir fotos por la calle (risas).
¿Qué es lo que más y lo que menos les gusta de su deporte?
L: Me gustaría estar más tiempo en casa, con mi familia y amigos.
E: Lo mejor es que haces un deporte que te gusta, con muchas experiencias positivas: los viajes, la gente que conoces...
¿Cuál dirían que es el consejo que más les ha marcado de su entrenador?
L y E (Al unísono): “El cansancio es un signo de que estás trabajando bien, no es algo negativo” (risas).
Por último, ¿qué harían si ganasen una medalla olímpica?
E: Lili dijo que se cortaría el pelo la última vez.
L: Me lo corté con una medalla normal, de World Tour. Fue bienvenida, era la primera y tuve que cumplir. Con una medalla olímpica, me tiro en parapente (risas). Hago paracaidismo.
E: Yo quiero hacer eso con o sin medalla. ¡Qué divertido!