El guardameta al que obligaron a firmar un contrato con el Manchester United en agosto es, seis meses después, el mejor jugador blanco de la temporada. El más constante, el que nunca baja la guardia, el que apaga el incendio defensivo colectivo de un equipo que ya no se sabe por qué juega mal: la directiva piensa que es su deterioro físico, Zidane lo achaca a la relajación mental y un sector creciente de la afición a la falta de compromiso de un vestuario al que se han concedido demasiados caprichos. En medio del caos, lento pero imparablemente, se consolida la figura de un portero que ha hecho olvidar a Casillas y podría llegar a frustrar el previsto fichaje de David de Gea, el supuesto cancerbero blanco para la próxima década.
Keylor Navas salvó los muebles de su equipo contra Las Palmas, cinco días después de que abortase el pánico ante la Roma en el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions. Sus intervenciones redentoras con 0-0 son una de las constantes (quizá la única) de una temporada esquiva al análisis fácil: pasada la euforia del ‘efecto Zidane’, y pese a mejoras evidentes en la actitud de algunos jugadores, el equipo juega de forma parecida al de Benítez y ofrece señales esperanzadoras precisamente en los recodos que ya quiso explotar el anterior técnico: Lucas, Casemiro, Kovacic… Y Keylor.
Tres paradas por gol
Las cifras de Navas son concluyentes. En Champions League lleva 8 partidos imbatido: 720 minutos, la segunda mejor racha de la historia de la competición. Sólo le queda Jens Lehmann en el horizonte: el portero alemán estuvo 853 minutos sin recibir goles con el Arsenal en la temporada 2005-6. Para superarle tendría que dejar su portería a cero en la ida de cuartos de final y en los primeros 44 minutos del partido de vuelta. (Su récord, como el destino del equipo, dependerá probablemente del crucial sorteo del viernes próximo).
Los registros de Keylor en la competición doméstica son aún más esclarecedores. En lo que va de campeonato de Liga, a los blancos les han disparado una media de 11,4 veces por partido, prácticamente igual a los 11,65 remates en contra que sufrió por jornada en la pasada campaña, superior a los 10,86 de la primera campaña de Carlo Ancelotti. La diferencia es Navas. El portero ‘tico’ ha encajado 24 goles en 27 partidos (0,9 por encuentro), mejorando los registros del año pasado.
La estadística por sí misma puede resultar fría, pero cobra otra dimensión al comprobar que el Madrid es el noveno equipo que más remates permite en la Liga (330), pero el cuarto menos goleado. (Las Palmas, por citar sólo un ejemplo, ha concedido 349 remates, que se traducen en muchos más goles: 42). A comienzos de temporada algunos datos indicaban que el Madrid de Benítez defendía mejor, pero la impresión se difuminó ya en octubre: los rivales le siguen llegando prácticamente lo mismo que en temporadas anteriores. Es el portero quien evita males mayores.
Tranquilo, pero alerta
Keylor parece un tipo manso, pero en el estadio de Gran Canaria, cuando el árbitro Fernández Borbalán pitó erróneamente una cesión en contra del Madrid, el costarricense se le quería echar encima. Su nivel de concentración es máximo, incluso en los partidos ‘fáciles’ del Bernabéu que llevan la pelota lejos de su área y que ponen a prueba el carácter de portero de equipo 'grande' (pocas intervenciones, con el riesgo consiguiente de distensión). Navas nunca se desconecta de los partidos.
En el plano técnico destacan ante todo su potencia y su velocidad. Su mentor, Gabelo Conejo, el gran portero de la historia costarricense hasta que llegó Navas, ya avisó en el verano de 2014, tras el Mundial de Brasil, de que “con Keylor van a tener un portero con características parecidas a las de Iker Casillas: velocidad debajo del arco, reacción y viveza… Pero van a ganar en cuanto a juego aéreo y técnica con ambas piernas”. Navas había sido elegido el mejor portero de ese campeonato mundial y aceptó su suplencia con resignación cristiana (es un hombre con fuertes convicciones religiosas).
El paso de las semanas va abocando al madridismo a una complicada sesión frente al espejo a final de temporada. “Jugando así es difícil, debemos mejorar muchísimo. Para ganar títulos no podemos jugar con esta intensidad”, admitió el habitualmente prudente Navas tras el partido en declaraciones a Movistar +. “Nunca me considero el mejor, sólo trato de hacer bien mi trabajo”,respondió después, cuando los periodistas le recordaban que había vuelto a ser el mejor futbolista del Real Madrid sobre el campo (secundado por Modric, Casemiro y Lucas). Después de su bajón a final de año (en noviembre sufrió una lesión en el abductor que le obligó a parar un par de semanas), los métodos de Luis Llopis (el entrenador de porteros del Real Madrid, con quien trabajó ya en el Levante) han vuelto a colocarle en su punto óptimo de forma.
El enredo De Gea
Zinedine Zidane está encantado con Keylor Navas y lo dice con frecuencia. Apuntado desde la directiva como manager deportivo general del club para la profunda renovación del próximo verano, el francés ha pedido la continuidad de su portero, consciente de la deuda moral contraída por el club con De Gea desde el fiasco burocrático que dio la vuelta al mundo en la madrugada del 1 de septiembre. Con esa duda latente, el Real Madrid tiene pensado ofrecer a Keylor Navas una mejora de contrato (ahora mismo cobra unos 2,5 millones de euros anuales, una de las fichas más baratas de la plantilla).
Corre el mes de marzo y pocos en el Bernabéu añoran a Casillas. Menos aún piensan en De Gea; la portería es la última preocupación de una afición al borde del estallido desde hace meses. Aquel suplente que firmó el ‘transfer’ a Manchester en una camilla de Valdebebas, por las prisas, “en el peor día de su vida” se ha convertido en el jugador más constante y rentable del Real Madrid. En el único que cumple siempre.