Con 68 años, "rodeado de su familia" y "después de una dura lucha contra el cáncer", Johan Cruyff ha fallecido en Barcelona a consecuencia de una enfermedad que le fue diagnosticada hace menos de seis meses. Fumador compulsivo durante toda su vida en los banquillos, el holandés, considerado uno de los cinco magníficos de la historia del fútbol, consiguió tres Balones de de Oro, aunque su auténtica revolución se produjo en los banquillos.
A Johan Cruyff le llamaban El Flaco, también el Holandés Volador después de aquel gol de espuela-tacón contra el Atlético de Madrid en el Camp Nou, aunque seguramente entre susurros tendría apodos menos cariñosos. La enfermedad detectada el pasado mes de octubre y que ha apagado su luz para siempre un 24 de marzo sirvió, sin embargo, para unir a todos en torno al considerado por la UEFA Mejor Jugador Europeo del Siglo XX.
"Ya no hay pro ni anti cruyffistas. Se lo dije el otro día a mi mujer: 'Mira cuánta gente me quiere'", relataba él mismo el pasado noviembre. Un cariño que se granjeó durante su carrera por su carácter, por esa forma de hacer las cosas que le llevó a la Ciudad Condal cuando el Ajax negociaba su traspaso al Real Madrid en 1973. Esa manera única de actuar que le hizo retirarse en el Feyenoord, el eterno rival del Ajax donde creció, donde triunfó. Porque todo terminó en Barcelona, pero el Big Bang del fútbol moderno comenzó en Amsterdam.
Desde el día en que su madre, personal de limpieza del conjunto holandés, convenció a uno de los entrenadores de las categorías inferiores para que le incluyese entre los 300 chicos que vestirían la camiseta franjirroja. Aquel día, como diría Piqué, devoto suyo años después, empezó todo. La escalada fugaz por todos los equipos, el debut a las órdenes de Rinus Michels -el primero que le puso un plan físico y alimenticio para arreglar su endeble figura-, la primera liga, la Copa de Europa de 1971 junto a Neeskens, Van Dijk o Keizer, el Mundial de 1974...
De la naranja mecánica al Dream Team
Como otros jugadores de la oranje, Cruyff renunció al Mundial de 1978 en protesta por la continua violación de los Derechos Humanos por parte de la dictadura militar presidida por Jorge Videla -en su decisión también pesó el miedo a un posible secuestro y la falta de acuerdo con Adidas, pues él tenía contrato con Puma-, aunque su presencia en la anterior Copa del Mundo le sirvió para crear el fútbol total.
Breitner y el Torpedo Müller fueron los únicos capaces de frenar a La Naranja Mecánica en una final donde Holanda, aquella Holanda, el germén del Barça de Cruyff, del Barça de Guardiola y, en menor medida, del Barça de Luis Enrique, marcó el camino a seguir en el minuto 2 de partido. 14 toques seguidos, con la Alemania Federal de Franz Beckenbauer corriendo tras el balón, sin 'olerlo', para terminar la jugada dentro del área con un penalti de Uli Hoeness sobre el propio Cruyff. En ese momento nació el fútbol moderno.
Entre 1973 y 1979, más allá de aquel 0-5 en el Bernabéu, Cruyff no consiguió el brillo de la oranje o de su Ajax. Tampoco en Los Angeles Aztecs, los Washington Diplomats. Mucho menos en los 10 partidos que jugó con la UD Levante en Segunda División en 1981. Ni siquiera en su regreso al Ajax, de donde salió en un último arrebato de ese caracter tan suyo, el que le llevó al Feyenoord para poner punto y final a su carrera con un doblete a los 37 años. No, su canto de cisne, la repetición del fútbol total, ya llegaría con el cigarrilo en la mano, o con el chupa-chups entre los dientes.
El primer banquillo que piso fue, como no, el del Ajax, aunque en principio fue el director deportivo del club con Leo Benhakker como técnico. Desde el minuto uno, Cruyff tenía las ideas claras: ataque y cantera. Impuso su idea en todas las categorías inferiores del club con un esquema claro con tres centrales y grandes riesgos defensivos que le reportaron una reputación y dos Copas holandesas y una Recopa de Europa, ya sentado en el banquillo del primer equipo.
Josep Lluís Nuñez, con 'El motín del Hesperia' como una espada de Damocles sobre su cabeza, importó el modelo a Can Barça -con la complacencia de Ángel María Villar, que permitió al holandés ejercer de entrenador pese a que no había realizado el curso pertinente-.
La llegada de Cruyff en 1988 vino acompañada de un cambio de modelo y de los fichajes de Bakero y Beguiristain primero, de Laudrup después, de Hristo Stoichkov más tarde... Dos ligas gracias al Tenerife (y a la gorra de Paco Buyo), otra más por aquel penalti errado de Djukic en Riazor... Y Wembley. Aquel libre directo de Koeman en el minuto 111 contra la Sampdoria...
"Tengo la sensación de ir ganando 2-0 en la primera parte de un partido que aún no ha terminado, pero que estoy seguro de que acabaré ganando". Ese 20 de mayo de 1992, Cruyf y su Barça sufrieron hasta el final para salir victoriosos. El 13 de febrero de 2016, el día que Johan Cruyff publicó esa frase en su página web se adelantó a los acontecimientos, algo que nunca hizo como jugador ni como entrenador, aunque jamás encontró rival tan fiero. Descanse en paz.