Marlos Moreno espera el cambio en la banda. Reemplazará a Juan Guillermo Cuadrado. El rumbo de la selección colombiana, de nuevo en los 3.600 metros de altura de La Paz, está a punto de dar un giro. Hace cuatro años y medio, en ese mismo estadio Hernando Siles, debutaba con la absoluta James Rodríguez.
La historia de Marlos es breve pero ya resuena en el pasto latinoamericano como una enorme batucada. Retrocediendo un par de semanas se comprende mejor su actual dimensión. Después de las palabras de Radamel Falcao, olvidado y desubicado, en las que dijo que a Colombia le va a costar estar en el Mundial de Rusia; en plena vorágine de críticas a James en el Real Madrid; con Bacca marcando un gol cada 184 minutos en Italia, y con Jackson Martínez jubilado anticipadamente en China, el Atlético Nacional firmaba pleno de puntos (12 de 12) en la fase de grupos de la Copa Libertadores, su gran obsesión.
11 goles a favor y ninguno en contra. Baile incluido a Peñarol, campeón uruguayo, tanto en Medellín como en Montevideo. El actual campeón colombiano invadía, además, la convocaría tanto de la selección absoluta como de la Sub-23 (que quiere ser olímpica), con jugadores destinados a reinventar el delirio, unidos al empuje del Independiente de Santa Fe, campeón de la Copa Sudamericana 2015.
Dos de las jóvenes estrellas verdolagas, Marlos Moreno y Sebastián Pérez, se saltan olímpicamente la convocatoria de la sub-23 para pasar a la absoluta. Es la nueva ola que aspira a sepultar a la anterior nueva ola en la eterna fuerte marejada futbolística que aflora desde Cali a Barranquilla, pasando por Bogotá y Medellín.
Del éxito de la sub'20 a la absoluta
La misión es traducirlo en títulos a nivel selección, de una vez por todas. Para ello es interesante seguir las pistas de una cita marcada en rojo en el calendario deportivo de América Latina, un torneo que toma el pulso al nivel futbolístico de cada país y funciona como una bola de cristal: el Campeonato Sudamericano Sub-20.
Colombia, con una sala de trofeos rácana, diseñada por un decorador de interiores minimalista, tan solo guarda la conquista de una Copa América en sus vitrinas (2001), pero presume de haber triunfado con los juveniles en tres ocasiones (1987, 2005 y 2013). Aquella mítica conquista de 2001 (Víctor Hugo Aristizábal, Mario Yepes, Iván Córdoba y Óscar Córdoba fueron los héroes) se podría considerar más bien la cosecha de la generación dorada de la primera mitad de los noventa, con influencia de los juveniles de finales de los ochenta. Venía avisando: ocupó la tercera posición de la Copa América en 1987, 1993 y 1995 (lejos queda el subcampeonato de 1975).
La excelente noticia es que en los últimos tiempos existe, más visible aún, una relación directa entre los éxitos de los juveniles y el buen juego de los mayores. Los campeones colombianos del Sudamericano Sub-20 de 2005 fueron parte destacada de la selección absoluta en el mejor Mundial de su historia, nueve años después: el de Brasil en 2014.
Freddy Guarín, Camilo Zúñiga, Carlos Valdés, Cristian Zapata y Abel Aguilar estaban en aquel equipo. Hay que sumar también, además, a Falcao y Edwin Valencia, que no llegaron a tiempo, lesionados. El objetivo es que con el grupo campeón del Sudamericano Sub-20 de 2013 suceda lo mismo, y alarguen el momento dulce. Allá por 2018 (Mundial de Rusia) y 2019 (Copa América en Brasil) podría estar perfectamente rematada la jugada de esta hornada, aunque ya hay alguna de estas promesas asaltando la titularidad de los mayores.
El mencionado Sebastián Pérez (At. Nacional) y Guillermo Celis (Atlético Junior), también debutantes, manejaron el centro del campo en la victoria colombiana en Bolivia en la quinta jornada de las Eliminatorias Conmebol hacia el Mundial de Rusia 2018. La mayoría de ellos forman parte de la selección Sub-23 que, tras ser subcampeones del Sudamericano Sub-20 de 2015, se ganaron la plaza para la repesca olímpica que cruza los caminos de Conmebol y Concacaf.
Marlos Moreno, el nuevo favorito
En este cargado mes de marzo, el potencial colombiano se ha repartido en dos (lo cual puede suceder también durante el verano) dada la urgencia de estas eliminatorias y la vital importancia de la repesca preolímpica ante Estados Unidos, persiguiendo la última plaza para el torneo masculino de fútbol en los Juegos de Río 2016. José Pekerman y Piscis Restrepo, seleccionadores absoluto y sub-23 respectivamente, han acordado el flujo de jugadores de un plantel hacia el otro.
En una única fuerza, sin duda, el combinado sería gigante. Guillermo Celis, por ejemplo, tras su buen partido en Bolivia con la absoluta, se incorporó a la convocatoria de la Sub-23 para fortalecer el sueño olímpico, ahora que tendrán que solucionar en Texas el peligroso 1-1 que Estados Unidos obtuvo en Barranquilla (Juan Fernando Quintero, Rafael Santos Borré y Yerry Mina capitanean el bloque).
Marlos Moreno, el nuevo jugador favorito de muchos, es caso aparte. Le habíamos dejado en la banda, a punto de debutar con la absoluta, a sus 19 años, en las Eliminatorias Conmebol. Minuto 84, 2-2 en La Paz (tras ir ganando 0-2), arrastrando el mal arranque en las cuatro primeras fechas de una competición cruel y agotadora.
Cuadrado, centrocampista de la Juventus, deja el campo caminando a cámara lenta, suplicando asegurar ese mal menor, ya sin una sola gota de oxígeno en los pulmones. Marlos, que de oxígeno va sobrado, era delantero centro en sus inicios hasta que Juan Carlos Osorio (actual seleccionador mexicano) le colocó en el extremo izquierdo de Atlético Nacional, pensando a pierna cambiada. En la Copa Libertadores los rivales se pasan la noche persiguiéndole.
La primera pelota que toca acaba con él rodando por el suelo. Le tumban con una dura falta táctica que detiene su contragolpe. La segunda le sorprende en fuera de juego, solo ante el portero. En la tercera intervención le regala a Muriel en el segundo palo la más clara ocasión del segundo tiempo para Colombia: la detiene milagrosamente el portero. Y para finalizar, espera en su propio campo un respiro de James, mientras le llega la pelota le da tiempo a resbalarse y a levantarse, engaña al primer defensor, le deja atrás como ha dejado atrás a toda su generación (ni se entera de una desesperada tarascada por detrás) y galopa hacia el área despistando a los tres defensas que quedaban para habilitar a Edwin Cardona. El mediapunta de Monterrey certifica en el descuento la victoria en la altura. Es la mejor jugada de la noche.
Falcao es historia y James ya no es la última moda. Aunque de momento nadie tose al madridista en Colombia. Ha dejado de ser la novedad para asentarse en la élite. Ahora están de moda otros. La joven estrella blanca se refería al debut de la nueva ola (Marlos Moreno, Sebastián Pérez y Guillermo Celis) en la zona mixta boliviana: “Debutaban, pero parecía que ya tenían treinta partidos encima”.
La locura se ha desatado, aunque nada será fácil para los hijos de los años de plomo. Bien conocido es el frenesí de una hinchada que hierve como el volcán Galeras y que no acepta un no por respuesta. En la sexta jornada de las Eliminatorias, Colombia recibe a Ecuador (el líder), y la grada quiere más tambores. A Marlos Moreno, mientras tanto, se lo rifan los equipos y los periodistas. Le encanta provocar augurando que será mejor que el Tino Asprilla. Realista, aún no se sabe; inquietante, sin duda.