En el Real Madrid todos querían al Manchester City, pero en Inglaterra deslizan que preferían incluso al equipo de Zidane antes que al Bayern o al Atlético. O en todo caso que les daba exactamente igual. Lo esencial era estar: la primera clasificación del equipo celeste a semifinales de Champions League (o Copa de Europa) en sus 136 años de historia ha dado un inusitado interés al último mes de Manuel Pellegrini en el banquillo 'citizen' después de una deslucida campaña liguera (es tercer clasificado, a 9 puntos del Leicester).
En Manchester se respira un prudente optimismo (detalle que en España pasa bastante desapercibido) y el técnico chileno viene rotando jugadores en la Premier desde hace dos semanas. Su primer objetivo ha sido recuperar a los jugadores lesionados. Incluyendo medidas drásticas: el lateral francés Gael Clichy, uno de los mejores en cuartos de final ante el desdichado PSG, lleva recuperándose de una lesión muscular con una máscara de entrenamiento que permite simular el entrenamiento en altura, limitando la entrada de oxígeno que respira el deportista en situación de esfuerzo.
La banda de Bale
Clichy defenderá a Gareth Bale, el galés más célebre del mundo del fútbol, el futbolista que junto a Ronaldo (pese a sus molestias en los isquiotibiales) genera más terror por su velocidad en un equipo con cierta lentitud defensiva que pretende disputarle al Madrid la posesión de la pelota y ve en los fulgurantes contraataques de la 'BBC' la mayor amenaza del equipo que entrenó Pellegrini en la temporada 2009-10. La actuación de Bale en Vallecas ocupó muchos titulares en la prensa británica el domingo. El año pasado no hubo clubes ingleses ni siquiera en cuartos de final. El regreso del gran fútbol a las islas es la principal noticia deportiva del mes en el país.
El lateral francés ha estado fuera de los tres últimos partidos por un problema muscular en la espalda, pero se da por segura su titularidad el martes en el Etihad Stadium. El vídeo aparecido en Twitter mientras entrena con la máscara de altitud muestra a un Clichy enchufado:
La máscara de entrenamiento simula condiciones de altitud (como las cámaras hiperbáricas popularizadas por Raúl González Blanco en sus últimos años en el Madrid) y permite aumentar la capacidad pulmonar, la resistencia y el funcionamiento del cerebro cuando aparecen síntomas de cansancio. El usuario puede regular la cantidad de oxígeno que inhala cubriendo agujeros de la máscara: cuando sólo queda uno libre, el artefacto simula una altitud de 5.500 metros sobre el nivel del mar.
Su capa exterior es de neopreno, por lo que aguanta el sudor, y es elástica para adaptarse a la fisionomía humana. La carcasa se acopla con unas gomas a la cara, alrededor de la boca y la nariz, impidiendo la entrada de oxígeno por cualquier otro lado que no sea su pieza clave: las válvulas. Es absolutamente imprescindible comenzar por ejercicios suaves: las primeras veces la máscara puede incluso producir pánico a un deportista novel.
Otros lesionados que vuelven
El otro lateral (Sagna, que se medirá a Cristiano) también ha descansado en las últimas semanas por problemas lumbares. Con los guardianes de las bandas no se van a asumir riesgos. David Silva sí jugó 55 minutos el sábado en la cómoda victoria contra el Stoke City (4-0) tras perderse dos jornadas por problemas en el tobillo: su concurso también se da por seguro, pero tiene más recambios en el banquillo. El Manchester City pasó momentos muy malos en febrero y marzo, pero vuelve a enseñar sus músculos en la Premier. Sólo las molestias con que terminaron Touré Yaya y Fernando el sábado preocupan al cuerpo técnico de Manchester.
A los 'citizens' no les importa el favoritismo teórico del Madrid y albergan un prudente optimismo. Pellegrini ya ha dicho varias veces que el Madrid "es el equipo que queríamos", su mera clasificación es hacer historia en el club inglés y ya ha ganado un título (la Copa de la Liga) en su último año en Manchester. Conoce muy bien a su rival y tiene mucho más que ganar que que perder. La máscara de altitud de Clichy es sólo un símbolo de la determinación de un club al que le falta una final de Champions para situarse definitivamente entre los 'grandes' de Europa.