Cuando llegó Guardiola a Alemania se encontró un Bayern arrasador, ganador de todo, con una herencia prácticamente imposible de mejorar que le había dejado Heynckes. Él venía de un año sabático en el que le dio tiempo a ver como su herencia en Barcelona era aguantada a regañadientes.
Ganando sin problemas una Bundesliga en la que prácticamente no tenía rival y con algún traspiés en la Copa alemana, la Champions quedó como la competición en la que juzgaba realmente el poderío de este Bayern y los cambios introducidos por Guardiola. Y, por ahora, el paso del catalán por el conjunto bávaro, en cuanto a Europa se refiere, no es que sea bueno. Y peor es en su enfrentamiento con equipos españoles.
Guardiola ha regresado a España con su Bayern tres veces, las tres en la ida de semifinales de Champions y en las tres perdió. Primero fue en su primer año en el equipo alemán, ante el Real Madrid (1-0). Pep llegó y se fue del Bernabéu con ciertos aires de superioridad del Bernabéu. "No dieron tres pases seguidos", comentó aquél día el técnico catalán, que llamó "atletas" a los jugadores blancos. Del estadio blanco salió "más optimista" que cuando llegó. Acabó goleado 0-4 en Múnich.
Un año más tarde, Guardiola se enfrentaba a su legado. El sorteo deparó que en semifinales se enfrentara al Barcelona y el de Sampedor volvió a salir goleado. Esta vez no fue en el partido de vuelta (que lo ganó 3-2) sino en la ida. Un 3-0 que volvió a ahogar a las ideas de Pep y que dejó tocado al Bayern. Las críticas de los históricos del Bayern (desde Beckenbauer a Rummenige) acuciaron tras el partido en el Camp Nou, que fue una tormenta a partir del minuto 75, en el que llegaron los tres goles.
Esta vez, la visita era al otro gran campo de España y la historia se repitió. El Bayern perdió en el Calderón (1-0) y se quedó sin marcar en la ida de semifinales de la Champions. El bagaje es de cinco goles en contra y ninguno a favor en su regreso a España. Tres derrotas que, a la postre (excepto ante el Atleti, que aún no se sabe), acabaron resultando decisivas.
"Hemos salido mal, el gol es consecuencia de nuestro bajo tono al comienzo. Los primeros diez o quince minutos del Atlético aquí son siempre muy intensos", comentaba Guardiola tras el partido. "Hemos hecho una buena segunda parte, mucho mejor. Hemos creado las suficientes ocasiones para hacer un gol. Tienen el gran talento de que con poca cosa te hacen un gol", añadió.
"Nos queda Múnich", aseguraba Pep sin descubrir nada nuevo. Pero eso le servía para hacer autocrítica con dos años de retraso. "Intentaremos no atacar como hicimos ante el Madrid hace dos años, donde queríamos resolverlo en cinco minutos y en veinte ya estábamos sentenciados", señaló.
Además, el técnico catalán no faltó a su cita con la queja sobre el estado del césped. "La circulación de balón no ha sido buena porque el campo no ha ayudado", afirmó un Guardiola que, poniendo las excusas que quiera, no podrá ocultar los datos: tres veces que volvió a España y tres derrotas claras. Todas, en semifinales. Tendrá en Múnich la reválidad definitiva para que su paso por Alemania sea sobresaliente o se quede en notable.