Simeone cambió muchas cosas con su llegada: la actitud, la voluntad, la disciplina de trabajo, el juego… Pero, sobre todo, dio un vuelco a la estadística y a los resultados del Atlético de Madrid. Convirtió un club inestable, que vagaba por la clasificación sin encontrar una posición en la que posarse, en un equipo firme y con tendencia a dormir acurrucado entre Madrid y Barcelona. Incluso, en los últimos tiempos, ha conseguido quitarle las sábanas a ambos y quedarse con la cama para soñar a pierna suelta. Y así llega a estas semifinales de Champions, como un equipo fiable y, sobre todo, temido. “Somos capaces de ganarle a cualquiera. Cada partido es una batalla para este equipo”, declaró Fernando Torres en la previa. Y así será, una vez más. No hay duda.

"No tengo vergüenza en decir que tengo miedo en todos los partidos": Simeone.



La afición rojiblanca, si quiere acogerse a la estadística como fuente de esperanza, puede hacerlo sin dudar un segundo. Desde que llegó Simeone, el Atlético ha disputado 125 partidos fuera de casa. Pues bien, de éstos sólo ha perdido 28 y el 89'6% de los resultados obtenidos en este periodo le servirían contra el Bayern para pasar a la final. Con estos datos, lo normal es ser optimista. Pero si no les sirven, pueden buscar otros que les ayuden a fundamentar sus ilusiones. Por ejemplo, los 0'8 goles que encaja de media o los 1'36 que marca desde que el argentino apareció por el Manzanares con su traje de entrenador listo para ser estrenado en el Calderón.

Eso en el plano estadístico, en lo deportivo, el Atlético no va a cambiar sus planes en Múnich. Simeone sabe que el Bayern va a buscar la pelota y eso a ellos les viene bien para poder armar su ataque desde la solidez defensiva. O, dicho de otra manera, para poder contraatacar a gusto en el Allianz Arena. Y, probablemente, lo haga con Godín en el campo, que ya ha realizado ejercicios con el grupo y podría estar preparado para el partido de este martes. Eso, claro, siempre que el Cholo no decida decantarse por Savic, Giménez o Lucas, todos ellos tan fiables como el uruguayo en este último tramo de la temporada.



La otra duda de Simeone se llama Carrasco. El extremo belga se ha recuperado y también ha viajado con el equipo (tal y como ha hecho toda la plantilla) y sin duda es una de las grandes armas de este equipo para jugar al contraataque. No obstante, no es segura su presencia. El Cholo se debate entre incluirlo en el once u optar por un planteamiento más conservador, que es utilizar a Augusto de inicio -uno de los mejores en la ida junto a Saúl- y guardarse al belga para la segunda parte, siempre y cuando las cosas vayan mal.



No obstante, el equipo de Simeone tendrá que poner su fiabilidad a prueba en un escenario complicado. En el gráfico adjunto a la información se puede comprobar cómo el Atlético, en la temporada 2015/16, está en condiciones de conquistar el templo bávaro si se atienden a sus estadísticas fuera de casa: 26 partidos jugados, 0'56 tantos encajados y una media de goles marcados de 1'48. Pero, por otra parte, si se mira lo hecho por el Bayern esta campaña, la realidad es que el dominio del conjunto bávaro en su territorio es evidente: ha disputado 23 encuentros, sólo ha recibido 0'4 y marca una media de tres goles por partido. Una barbaridad.

Comentado lo anterior, lo cierto es que el Bayern, a pesar de su fiabilidad en casa, siempre ha tenido problemas en el Allianz Arena en semis. En la primera temporada de Guardiola, el Bayern quedó eliminado con cuatro goles en casa ante el Real Madrid; y en su segunda campaña, cayó en penaltis contra el Dortmund en las semifinales de Copa y consiguió la victoria ante el Barcelona (3-2) en Champions, pero ésta no le sirvió para clasificarse. Y en este tercer curso está por ver si la regularidad que tiene en la Bundesliga es capaz de trasladarla a la Champions.



Ante esta tesitura, al Atlético de Madrid no le queda otra que acogerse a su juego, a su estilo y a su solidez defensiva para acabar con todas las estadísticas, los datos o los números posibles. Y, de paso, para cambiar el estilo de juego del fútbol mundial y capitular el toque con la voluntad, la fortaleza y el trabajo que pregona Simeone. Al fin y al cabo, muchas veces da igual lo que ocurra. “Un jugador coge la pelota, se va de tres o cuatro, dispara y te marca un gol”. Ya lo dijo Guardiola la temporada pasada. Y el tiempo le dio la razón. 

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