Se fue cabizbajo, quedaba liga y las matemáticas daban esperanza pero ya nadie creía en él. Tampoco querían porque su sustituto ilusionaba más. Manuel Pellegrini estuvo en el Bernabéu durante una temporada pero aquella nunca fue su casa. Tras seis años vuelve a pisar ese césped, un lugar conocido pero hostil, en el que nadie le echa de menos. En ese tiempo el chileno ha cambiado, nadie sale por la puerta de atrás de Concha Espina siendo el mismo, y en su regreso confiesa que ese tiempo en Madrid fue clave para “madurar” ante “las críticas sin sustento”. A Manuel se le ha torcido el rostro, se le ha envenenado la lengua, se ha vuelto más pragmático y le ha crecido un aura de cierto respeto. ¿Y si aquel que no pudo contra el Lyon en octavos elimina al Real Madrid en semifinales? ¿Y si…?
Tenía algo que decir
El casi siempre correcto chileno ha dejado de serlo. Le ha brotado el orgullo una vez le han dicho que le echan de casa en mayo. Antes comedido y ahora sincero, confesaba a El Mundo: “Las ruedas de prensa me aburren, no lo disimulo”. Dentro de ese hastío ha encontrado cierta utilidad. Primero, porque no olvida; segundo, para sacar pecho: “Ni el título me habría salvado en el Real Madrid. Sabía que estaba despedido desde que llegué, Florentino se lo dijo al presidente del Villarreal y él me avisó. No quiero que parezca que estoy todavía dolido por ello o amargado”. En clave europea: “He ganado tres títulos en menos de tres temporadas. No es algo fácil, más aun para alguien que viene de fuera de la Premier League. Además hemos mejorado mucho en Europa. El año previo a mi llegada el club no ganó ni un partido de Champions con muchos de los jugadores actuales como Yaya Touré, Hart, Kun, David Silva, Clichy, Zabaleta… Y no ganaron ni uno. Hemos mejorado mucho”.
Aunque todo se quede en nada, Manuel Pellegrini puede marcharse de Manchester con la cabeza alta por dejar las cosas mejor que cuando llegó. Todos miran al sucesor que viene para ascender el último peldaño pero con el chileno han avanzado bastantes escalones. La pena es que nos lo recuerde ahora que conocemos su fecha de caducidad en el Etihad.
Los de Pellegrini muerden
Por mucho pecho que saque Pellegrini acerca de la evolución en Champions no ha sido hasta este año cuando de verdad han convencido. Cierto que las dos últimas ediciones les tocó el Barcelona en octavos, pero el City cayó sin oponer resistencia, languideciendo de alma y fútbol (sólo Hart evitó el desastre). El cambio es claro, puede que no tengan la pelota tanto pero demuestran más actitud que nunca. Los de Pellegrini presionan, meten pierna y roban arriba. Su plan de presión sin balón desencajó al PSG y complicó la vida a un Real Madrid que en ese aspecto se puede poner nervioso si el balón llega a Casemiro. Por primera vez el City de Pellegrini tiene ganas de luchar.
La lógica de defender
¿Cómo es posible que el cuarto de la Premier está entre los cuatro mejores de la Champions League? ¿Un equipo de esencia Premier podría haber llegado a semifinales y mantener la puerta a cero contra el Real Madrid? Dos preguntas relacionadas que se responden con un Pellegrini camaleónico: en Premier promedian 55,3% de la posesión mientras que en las eliminatorias de Champions 42,8%. Lo que ha creado un equipo más rápido, más solidario, más completo y más creíble.
Esos planteamientos defensivos en Champions le han dado 12 puntos en la fase de grupos y le han mantenido invicto en las eliminatorias contra Dinamo Kiev, PSG y ahora Real Madrid. Un contraste con la Premier donde Pellegrini hace honor al recuerdo que tienen sus críticos: contra los ocho primeros clasificados ha sacado 6 puntos de 39 posibles (0,46 puntos por partido). Sin duda ese pragmatismo acorde al fútbol europeo, a los espacios a la espalda de Yaya Touré y a los errores de sus centrales ha funcionado. El equipo pierde menos balones, encaja menos goles, corre y regatea más y juega más en largo. Una idea que potencia a Kevin De Bruyne y Kun Agüero, las mejores armas para soñar en el Bernabéu.
Acertar o fallar, pero atreverse
A lo largo de la carrera de Manuel Pellegrini uno tiene la sensación de que los vestuarios grandes no son precisamente lo suyo. Su trabajo en Málaga y Villarreal fue fantástico, pero tanto en Madrid como Manchester ha dado la sensación de estar por debajo de ciertos jugadores en la cadena de mando. No ha sido hasta el anuncio de Guardiola cuando ha llegado ese carácter que se presupone a un entrenador de nivel.
Después del anuncio de su salida, se ha atrevido a dejar fuera del once a Yaya Touré en unos cuartos de final de Champions, incluir a un canterano en la lista de Champions quitándole el hueco a Nasri, priorizar la Champions tirando la FA Cup y la última jornada de Premier y contra el Real Madrid apostó por Iheanacho en lugar de jugadores de más peso en la plantilla como Kolarov. Medidas con las que estar más o menos de acuerdo, pero decisiones que dejan el sello de un entrenador que se atreve y que tiene peso para decidir. Lástima ver todo eso demasiado tarde.