Jorge Valdano (Santa Fe, 1955) lleva cinco años alejado de las entrañas del fútbol: desde que José Mourinho vio cumplido su deseo de eliminar la figura del director deportivo en el Real Madrid. Dice que aún no sabe lo que es la buena vida, pero jamás volverá a un banquillo: “Esa vida ya la conozco y es mala”. Comentarista y columnista cada vez más frecuente en medios de comunicación, acaba de publicar un nuevo libro, 'Fútbol: el juego infinito', en el que ha intentado “unir las emociones con la razón. Un intento seguramente vago, porque en el fútbol la emoción siempre le gana a la inteligencia, sobre todo para el hincha”.
Felizmente recuperado a sus 60 años de una enfermedad que le hizo adelgazar bastante el año pasado, Valdano sigue llamando la atención de las mujeres que pueblan la cafetería del hotel madrileño donde tiene lugar la entrevista, poco después de clasificarse el Real Madrid a la final de la Champions League de este sábado en Milán. La conversación girará sobre ambos equipos madrileños, la ‘guerra’ entre cholismo y tiki-taka y las razones que llevan al fútbol español a triunfar en Europa pese a que los pronósticos sobre la selección en la próxima Eurocopa sean poco halagüeños.
Ha sido un final de temporada absolutamente insólito, ¿no cree?
Cómo imaginar algo así… El Madrid resucitó alimentado por la minicrisis del Barça, dado que son vasos comunicantes: si uno pierde confianza, la gana el otro. Y el calendario también se ha revelado como algo muy importante: uno ya no sabe si lo más importante es el último partido o el próximo sorteo.
¿Le sorprendió la poca calidad de la semifinal del Madrid contra el Manchester? ¿Esos partidos ‘matan’ el negocio global que disecciona en el libro?
Si nos ponemos razonables, no fue un buen partido para el negocio. Si nos ponemos pasionales, fue un gran partido para el 'business' madridista. No había traducción entre lo que vimos y el entusiasmo de la gente al final del partido; la belleza y la pasión van por conductos diferentes... Los dos equipos jugaron con la guardia alta: el City porque no tenía argumentos y el Madrid porque no quería asumir riesgos. El equipo quedó marcado por lo que pasó en Wolfsburgo y se ha vuelto prudente, en la seguridad de que el gol llega siempre si uno cuenta con Ronaldo.
Pero sí, el City tuvo poco alma. Ocurrieron además cosas a lo largo de la eliminatoria que te hacen pensar sobre el fútbol actual: en la ida se lesionó Silva y la impresión es que el equipo se caía por un precipicio cuando llegaba a tres cuartos de campo. No volvieron a funcionar en ataque. Es curioso cómo en el fútbol tareas vitales se encomiendan a un único jugador, como si los demás no existieran. Y hablamos de un club que se gasta 200 millones al año. A mí esas cosas me hacen pensar en que antes había más jugadores capaces de hacer más cosas, o que se tomaban la libertad de pensar, o porque tenían el atrevimiento de atribuirse responsabilidades que no eran las suyas. Me sorprende mucho que la pérdida de un jugador que no es Ronaldo ni Messi condicione tanto el comportamiento de un equipo.
Se esperaba mucho de su compatriota Agüero. ¿Le decepcionó, o fue mérito de Pepe y Ramos?
Son dos grandes centrales, pero el ‘Kun’ no se rebeló nunca… Terminó sometido, con muy poca movilidad; casi no compareció. Al Madrid lo sacó de pobre Bale, al Atleti Griezmann, al Bayern lo despertó Lewandowski. En estos partidos la contribución de las grandes figuras es esencial.
Para algo son los que más cobran…
Son los que más cobran porque han demostrado antes tener un talento superior. Y está bien que les exijamos. En este momento exageramos pidiéndoles demasiadas cosas a los entrenadores, como si ellos tuviesen que hacerse cargo de todas las variables del juego, y no somos igual de exigentes con los futbolistas, que son los dueños de la acción.
En Alemania, cuando el Atlético eliminó al Bayern, se le dio más caña a Guardiola que a Ribery o a Müller.
Eso forma parte de un problema relacionado con su juego y con su personalidad. A mí me cuesta mucho entender que a un tipo que dignifica el juego atacando con ocho, jugando la pelota con cuidado, sin especular nunca, termine provocando el deseo de que fracase... La verdad es que alucino con lo que provoca Guardiola. Creo que desde Sacchi no hemos visto un entrenador capaz de inventar cosas nuevas con la frecuencia que lo hace Guardiola. Pero más que agradecerle el esfuerzo hay un deseo de que fracase... Me resulta difícil de entender y tiene que ver con una falta de generosidad: como que los mediocres que atacan siempre en manada no pueden soportar la excelencia. Sólo desde ahí me lo puedo explicar.
¿Puede que haya un sectarismo sobre el ‘catecismo’ de Guardiola y Cruyff que genere una cierta molestia? ¿Una intransigencia que lleve por ejemplo a Xavi Hernández a decir (ante usted mismo, en BeIN Sports) que “un equipo grande no puede llegar a jugar como el Atlético”?
Sí... Es como si hubiera un clasismo. Yo propondría que no esperemos a que la gente se muera, como ocurrió con Cruyff, para agradecerle todo lo que le dieron al fútbol determinadas personas. Xavi nació en esa escuela, cree en ella, fue su máximo intérprete y la defendió de palabra, de obra y de títulos. Y entiendo que sienta la amenaza de que lo otro pueda volver. Se siente en la obligación de defender aquello en lo que cree. Es un signo de valentía. Nos pasamos la vida pidiendo que los jugadores digan cosas, y cuando dicen cosas le apuntamos a la yugular, los acusamos de pedantes o soberbios. En la misma entrevista dijo que el Periscope no era fútbol, pero eso no llamó la atención. El foco se puso en la otra parte, también porque tenemos el oído mejor preparado para la polémica. Como yo he sido educado en el bilardismo vs menottismo, entiendo esto como un Menotti-Bilardo 3.0, y me parece bien que haya gente que tome las armas para defender sus ideas.
¿Se puede sacar alguna conclusión de que un Madrid notablemente defensivo y el Atleti de Simeone protagonicen la final de la Champions mientras el Bayern de Guardiola y el Barça lo ven por televisión? ¿Detecta un cambio de tendencia?
El otro día la Gazzetta dello Sport representó a Simeone como el ‘Che’ Guevara en la portada. Pero el Che era un revolucionario que atacaba el ‘establishment’… Esto viene a significar que el ‘tiki-taka’ es ‘establishment’; es una conquista indiscutible que debemos a los últimos 20 años del fútbol español. Puede decirse que el ‘tiki-taka’ nunca ha estado tan instalado en la sociedad, hasta el punto de que la otra escuela necesita de un ‘Che’ Guevara.
¿Quién es favorito en su opinión para el sábado?
El Madrid está en claro ascenso, pero dentro de un proceso relativamente nuevo. El Atlético es un equipo mucho más consolidado, son cinco años de trabajo con el Cholo, y provoca que el equipo dé una sensación de hermetismo, de que parece infranqueable. Desgastar al Atlético es como desgastar una piedra. Además están en proceso de venganza: se han vengado del Bayern, ahora querrán vengarse del Real Madrid. Hay una cosa ahí muy fanática que termina dando resultados. La palabra de Simeone es sagrada: si los manda a pedir limosna salen todos un rato al día siguiente, convencidos de que es lo mejor que pueden hacer por el equipo. Y si manda al público, también lo haría. Hay una comunión entre todos que convierte al Atlético de Madrid en una especie de patria que todos sienten el deber de defender.
En el último derbi del Bernabéu [27 de febrero] fue claramente superior el Atlético. También puede decirse que a lo largo de la campaña ha sido más regular, mejor equipo y ha acumulado, además, víctimas mucho más prestigiosas en su camino a la final.
El Barça y el Bayern se encontraron un equipo en plenitud, con una convicción fanática, muy difícil de someter. El Atlético ha sido más regular y más sólido… Pero el Madrid tuvo picos brillantes. Ha metido muchos goles. Es un equipo al que exigimos mucho, al que no le perdonamos la mediocridad, y al que nos cuesta reconocerle la excelencia cuando llega a conseguirla. Si tiene una buena tarde (si tiene inspirados a los 2-3 jugadores estrella), no es un equipo fácil de contener.
¿No es paradójico que después de millones de palabras y críticas al anterior entrenador del Madrid el equipo haya pasado a la final de la Champions jugando como un equipo de Benítez?
La alineación sigue el comportamiento del equipo, sí, aunque tenga otros matices. Pero lo fundamental es la identificación entre jugadores y entrenador. Da la sensación de que los jugadores tienen opinión. De que Zidane no sabe solo decir, sino que sabe escuchar; y eso provoca un mayor compromiso. Si uno da su opinión y el entrenador la respeta, e incluso la lleva a la cancha, el jugador va a defender esa idea en el campo con otro ánimo, como algo que le pertenece. Por algo tan humano como el deseo de tener razón. Y ese ‘buenrollismo’ al equipo le ha hecho muy bien. Está reflejado en esa media sonrisa que Zidane pone cuando le falta la última palabra. Da la sensación de que distiende cualquier situación, de que ablanda cualquier conflicto, de que normaliza asuntos que en el Real Madrid tienen una gravedad inusitada.
Los clubes españoles dominan Europa con sorprendente comodidad. ¿Por qué?
Esa primacía es heredera de una revolución formativa que ha puesto la pelota en el centro del problema. Se habló mucho de lo físico, de lo táctico, y cada vez que hablamos de esas cosas (importantes, pero no únicas) nos olvidamos de la técnica colectiva... Y en España se trabaja muy bien en muchos equipos de Primera y Segunda. Eso marca una diferencia con respecto a cualquier otro país. Francia tiene una buena escuela, pero es muy física. Inglaterra también, pero es primitiva. Italia también, pero es muy táctica y especulativa. La española es más libre, más lúdica, sin dejar de ser muy competitiva. Cuando uno ama el juego lo defiende con entusiasmo, llegando a niveles competitivos muy elevados.
¿Sería posible un Leicester aquí?
Fue posible un Atlético de Madrid. Lo digo con el máximo respeto: no creí posible que hubiese un tercer equipo que asaltase el castillo de Real Madrid y Barcelona. Hubo momentos en que no había alternativa posible. Y de pronto se metió en medio el Atlético, que ha creado una especie de psicología del atrevimiento que ha dado lugar a que el Sevilla sea el Sevilla y el Villarreal el Villarreal. Desacomplejó a los demás equipos, que han perdido el miedo a los dos gigantes y ya no se rinden antes de jugar. Es mérito suyo haber otorgado ese 'carné de autorización' a otros equipos, lo que ha sido muy higiénico para la Liga.
¿Cómo ve a la selección española antes de la Eurocopa?
Renovándose...
Hay bastante pesimismo otra vez.
Es que hubo bajas importantes de personalidad (como Puyol), de criterio (como Xavi), de inteligencia para adaptarse al sistema y darle agresividad (como Villa)... No son pérdidas fáciles de sustituir. Afortunadamente, como la revolución de España ha sido formativa, hay muchos jugadores jóvenes de gran talento que entienden el fútbol de una manera similar. Pero un Xavi no tiene sustituto... Estuvo en el podio del Balón de Oro. El equipo, sin embargo, sigue teniendo armonía, y si es capaz de encontrar agresividad en los últimos metros puede ser candidato al título. Dependerá mucho de la energía con que lleguen. Es un factor crítico. Al Mundial llegaron agotados, sobre todo mentalmente; estaba cansado hasta el orgullo.