Entre la chirigota de Cádiz y la final de Milán, del 0-4 contra el Barcelona al triunfo en el Camp Nou, no hubo en el Real Madrid nuevos fichajes ni alteraciones radicales en la alineación o el esquema (4-3-3). El cambio fue mental. Los futbolistas no querían a Benítez, pero adoran a Zidane: algunos de ellos (Ramos) llegaron a compartir vestuario con él y otros crecieron en la admiración por su juego sublime.

La campaña más extraña que se recuerda en el fútbol español ha revalidado el gen competitivo del club blanco: pasión, sufrimiento y algunas gotas de magia (los sorteos de Champions, el ambiente de la remontada contra el Wolfsburgo). El fútbol es ganar y hoy importa poco la falta de buen juego, la carencia de estilo definido, la ausencia de director deportivo o los gritos contra el palco del Bernabéu antes de Navidad. Florentino Pérez apostó por el único caballo ganador que le quedaba en la cuadra y acertó.

El Madrid afronta unas vacaciones placenteras con la tranquilidad de haber resuelto las dudas sobre el entrenador, en buena condición financiera y con la obligación de renovar parcialmente la plantilla ante el año de prohibición para fichar que le impondrá probablemente la FIFA cuando termine el próximo mercado de verano.

Las decepciones

James Rodríguez

El 'crack' colombiano tiene cuerpo y medio fuera del club: no jugó con Benítez (arrepentido por darle la titularidad el día del 0-4 contra el Barcelona) y tampoco ha jugado con Zidane. Los rumores sobre su condición física y situación personal le han perseguido toda la temporada. Tampoco han ayudado las declaraciones de su entorno. La estrella del mejor jugador del último Mundial se apaga en Madrid, pese a haber metido algunos golazos: la calidad de su zurda prodigiosa es todavía indiscutible.

Danilo

Lateral con una proyección espectacular en ataque, su atolondramiento defensivo le colocó en el disparadero popular cuando peor iba el equipo. No ha salido de ahí desde entonces, a pesar de algunas actuaciones meritorias y del triunfo del equipo en la final, de la cual disputó 70 minutos. Ha sido el jugador más cuestionado de la temporada, pero aguanta las pitadas con estoicismo y palmadas de sus compañeros.

Isco

Tres años después de aterrizar en Chamartín, el niño mimado de la afición sigue siendo aplaudido cuando entra de suplente. Ya conoce, sin embargo, los silbidos. No se le recuerda actuación sobresaliente (salvo el partido de Copa en Cádiz y un segundo tiempo en Vallecas) y ha dejado detalles de impotencia como su patada a Neymar en el Clásico. Intrascendente es el calificativo más respetuoso a un jugador talentoso con detalles geniales cuyo rendimiento en minutos, asistencias y goles no es, ni por asomo, el de una estrella de primer nivel.

Jesé

El cariño de Zidane y algunos desbordes en tramos finales de partidos (en su mayoría resueltos) no ocultan que la progresión del canario parece haberse detenido desde la gravísima lesión sufrida hace dos años. Cuesta imaginarle una consistencia que le hiciese acreedor de la titularidad en un equipo repleto de talento ofensivo y con cifras goleadores escandalosas. Sería interesante verle jugar regularmente de titular en un buen equipo, pero con menor competencia, para calibrar su verdadero potencial competitivo.

Kovacic

Ver la final de Milán desde la grada ha sido el colofón amargo de la campaña para uno de los jugadores favoritos de Benítez. El ex del Inter mostró destellos prometedores en la primera mitad de la campaña, pero fue perdiendo protagonismo inexorablemente (se rumorea incluso que recibió algún castigo interno). El croata es un compendio de talento y fuerza física a punto de explotar definitivamente. Al Bernabéu le gusta, y está aún en fase de aprendizaje (22 años), pero su futuro en Chamartín es una incógnita. 

Los que se mantienen

Varane

El joven y cotizado central (23 años, pese a su experiencia) no ha aprovechado la oportunidad que se le abría en enero, con la llegada de su compatriota Zidane, para asentarse definitivamente en la titularidad ante los titubeos de Ramos y Pepe. Central aseadísimo, vio su primera tarjeta roja en febrero. Después perdió el sitio en favor de sus compañeros treintañeros, que se han redimido progresivamente de su mal inicio de temporada. Lamentablemente, se perderá también la Eurocopa por otra lesión. 

Pepe

Sus actitudes en el campo y su mal inicio de campaña le colocan en esta categoría, aunque el último trimestre de Pepe en términos futbolísticos, a sus 33 años, ha sido fabuloso. En las semifinales contra el City secó a Agüero como si tuviese 25 años (contando, además, con una amarilla) y estuvo a punto de anotar el 0-1. Un seguro de vida, rápido y contundente, que parecía haber dejado atrás comportamientos antideportivos innecesarios que sólo le perjudican.

 

Sergio Ramos

Si este artículo hubiese sido escrito en marzo, Ramos hubiese encabezado el capítulo de las decepciones. Lento y afectado por una lesión de hombro mal curada, estuvo tan fuera como dentro de la alineación durante la etapa de Benítez. Llegaba con frecuencia tarde a las coberturas y quedaba fuera de sitio, retratado. Paradójicamente, uno de sus peores partidos del año (en el Camp Nou, donde fue expulsado) fue el punto de inflexión del equipo blanco. Experto en partidos de máximo voltaje, ganador por naturaleza, sus últimas seis semanas le han confirmado en el puesto de central titular y capitán, hasta el punto de ser elegido (exageradamente) mejor jugador de la final. Su recuperación es una magnífica noticia para la Eurocopa.

Nacho

Es el canterano perfecto: nunca falla y puede jugar de central o lateral. La afición le aprecia. Cumple todos los días y es un caballero dentro y fuera de la cancha. Su gol contra el PSG en Champions, allá por noviembre, presagiaba una temporada más estelar. Pero el banquillo blanco suele ser demasiado caro y competitivo para los jugadores de la casa.

Kroos

Quizá el caso más difícil de evaluar. Llegó al Madrid hace dos años y nunca ha vuelto a lucir como en la temporada del Mundial. Da la impresión de estar perpetuamente cansado, pero sus cifras en minutos, pases, centros, faltas recibidas, etc., son francamente buenas. La temporada próxima habrá de dar un paso en alguna dirección para terminar de disipar ciertas dudas que no generan, en cambio, sus dos compañeros en la medular. Cuajó una buena final y su recambio fue una sorpresa general.

Borja Mayoral

Comenzó como la gran esperanza de la cantera para el futuro cercano y sigue siéndolo a los 19 años. Supo ayudar cuando hizo falta.

Kiko Casilla

Ha jugado francamente poco, pero sin generar inseguridad ni hacer ruido. Buen portero suplente, con carácter para ser titular. Y es de la casa.

 

Los triunfadores de la campaña

 

Casemiro

El brasileño sostuvo al equipo en Milán (y robó más balones que nadie) igual que llevaba haciéndolo desde comienzos de marzo. Fue el mejor hombre sobre el campo y se ha ganado, por fin, el respeto en un equipo en el que entró de puntillas después de haber emigrado a Oporto en busca de minutos. Termina la temporada siendo irremplazable para Zidane y para la afición: el Makelele de la 'Undécima'.

Lucas Vázquez

El extremo gallego se ha metido al Bernabéu en el bolsillo a base de trabajo y desparpajo. Infatigable en ataque y en defensa, compite con las estrellas por la titularidad sin levantar la voz. Dos rasgos definen al jugador nacido en Curtis (La Coruña) hace 24 años: el desborde y el trabajo defensivo. Es el nuevo Callejón: encara siempre y baja siempre. Su convocatoria a la Eurocopa habla por sí sola de su campaña.

Bale

De las estrellas consolidadas, el galés es quien más estima se ha granjeado entre la afición durante una temporada dificultosísima, de desenlace casi ficticio. Su último trimestre, superadas por fin las lesiones en el sóleo, fue portentoso. Ha sido decisivo siempre, especialmente cuando no estaba Cristiano, demostrando que asume el liderazgo sin reparos. Es el mejor cabeceador de Europa y ha derribado cualquier crítica sobre su individualismo o falta de talento combinativo. Un futbolista arrollador y rentable.

 

Modric

Es probablemente el mejor centrocampista del mundo a fecha de mayo de 2016. Su trabajo, un año más, ha sido básico: tanto en ataque (nadie sale de la presión como él) como en defensa, donde su labor destructora le coloca entre los mediocampistas más responsables de Europa. La ausencia del balcánico en un partido (o unos meses, como bien sabe Carlo Ancelotti) suele quebrar al Madrid por la mitad. Su flanco estético y su humildad han acabado por conquistar al mundo del fútbol, casi sin excepciones.

 

Keylor Navas

El costarricense ha tenido el inmenso mérito de relegar completamente el asunto De Gea a un segundo plano en el Bernabéu. Rescató al equipo con vida durante muchos meses, cuando el Madrid recibía tantos remates como un equipo de media tabla, y le salvó en numerosos trances cruciales (la eliminatoria contra la Roma, por ejemplo). No se le recuerda un error grave en 50 partidos y estuvo cerca de batir el récor de imbatibilidad de Lehman en Europa. La portería blanca, salvo sorpresa de los directivos por cuestiones ajenas a su rendimiento, está magníficamente guardada.

Marcelo

Tras nueve temporadas, la explosividad del brasileño por banda izquierda y su creciente regularidad defensiva le han deparado el aprecio unánime del madridismo. Ya no es el joven con rizos que se tiraba arriba y descuidaba su retaguardia (pero sin meter tantos goles como Roberto Carlos). La suya es la única posición del equipo que no tiene suplente claro; se le considera el mejor lateral zurdo del planeta a los 28 años, la edad dorada de un futbolista. Muestra compromiso con sus compañeros y es capaz de romper partidos tirándose hacia el centro. Un activo.

 

Carvajal

El lateral madrileño ha ganado por goleada la carrera oficiosa que mantuvo con Danilo por la titularidad en la banda derecha. Es indiscutible para la afición, y desde hace dos meses también para Zidane. Su balance entre repliegue defensivo y proyección ofensiva es mucho más depurado que el del brasileño. La lesión durante la final es un contratiempo para la Eurocopa.

 

Cristiano Ronaldo

El máximo goleador de las cuatro últimas Champions falló en una final a la que llegó visiblemente mermado (pero metió el último penalti). Antes de eso, hasta su lesión contra el Villarreal, completó diez semanas (comenzando el 2 de marzo en Roma) que han reanudado su romance apasionado y fluctuante con el madridismo. Tiró del equipo cuando más lo necesitaba y muestra una comunión perfecta con su técnico. Tanto, que ahora, con 31 años, habla de terminar su carrera en la Castellana en lugar de firmar un último súpercontrato. Sus 50 goles, pero sobre todo su sprint final de campaña, hacen olvidar su primera parte de la temporada (apático, maquillando con goles a rivales débiles su bajo estado de forma), sus declaraciones y sus gestos narcisistas.

 

Benzema

A pesar de las lesiones y sus problemas con la Justicia (está fuera de la Eurocopa), se ha consolidado como uno de los mejores delanteros centros del planeta en su temporada más goleadora, con la particularidad de abrir los marcadores de muchos partidos cerrados. Es imposible encontrar un ‘9’ que sea más funcional a la voracidad de Bale y Cristiano.

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