Alberto Mier sólo se puede comunicar por Facebook: “Tengo la boca sellada”, le dice a EL ESPAÑOL desde el hospital de Brunswick (Braunschweig en alemán) donde está ingresado desde el domingo pasado, cuando siete jugadores y tres aficionados del Braunschweiger MTV 2 le dieron una paliza “brutal” al término de un partido de Tercera Regional. Mier es jugador, entrenador y vicepresidente de El Español de Braunschweig, el equipo de aficionados que montó con amigos hace un año para jugar al fútbol. Con la mandíbula rota y operada, con la oreja derecha desgarrada y cosida, su novia sigue con crisis de ansiedad después de que Mier saliese a defenderla cuando estaba siendo insultada por el equipo contrario en la banda por un equipo que había ganado el partido 1-0.
Alberto Morales, murciano, amigo de Mier y también ‘directivo’ del club, ha reconstruido los hechos para este periódico. Técnico de climatización de una empresa alemana, vive en la segunda ciudad del estado de Baja Sajonia desde hace dos años. “Nunca había visto algo así en un campo”, dice, todavía agitado por las agresiones (que mandaron al hospital a otro componente del equipo, el que fue a socorrer a Mier cuando le pegaban, con la nariz y una costilla rotas).
“Sabíamos que era un equipo conflictivo”, cuenta Morales, “y las provocaciones empezaron desde el primer minuto. Nosotros habíamos dicho que no responderíamos a nada, incluso que ni hablaríamos, porque a veces los equipos de la Liga se molestan cuando hablamos en español y piensan que nos estamos riendo de ellos”. “Las entradas eran muy duras, nos insultaban sin parar, y al final del partido el árbitro se hartó y expulsó a dos de sus jugadores. Alberto ya no podía más y les dijo airadamente que se calmasen”.
“Acabó el partido y nos fuimos al banquillo. Dos jugadores de ellos volvieron al campo y se pusieron a insultar a nuestras mujeres, incluida la novia de Alberto. Se metió en miedo y les dijo que parasen, que no queríamos pelea. Entonces saltaron inmediatamente a por él, tratamos de ponernos en medio y de repente aparecen otros ocho tíos [cinco jugadores y tres aficionados] le cogen entre varios y empiezan a agredirle burtalmente, puñetazos y coces, patadas voladoras con las zapatillas de tacos, Alberto arrinconado en el suelo. Un jugador logró romper el cerco y le rompieron la nariz y la costilla, un tercer jugador se acercó para sacarle de ahí y recibió mil patadas. Cuando llegamos nosotros ya le habían hecho todo el daño. Brutal, nunca había visto algo así”.
Denuncias penales
La policía llegó a los tres minutos, ya era tarde. Alberto Mier ha denunciado penalmente a siete jugadores del Braunschweiger MTV 2 y el club estudia interponer otra querella. La policía y la federación ya están trabajando, aseguran desde el equipo. Las pesquisas de estos días han servido para confirmar que los matones son seguidores ‘ultras’ del Eintracht Braunschweig, el principal club de la ciudad, actualmente en la Segunda División Alemana. Hace un mes jugaron contra un equipo de sordomudos, el GSV Braunschweig, y también tuvieron problemas. “¿Qué clase de gente puede tener una trifulca con un equipo de sordomudos?”, clama Morales. “No quieren jugar contra estos brutos el partido de vuelta, se lo han pedido a la Federación”, añade.
La conclusión de los integrantes de El Español de Braunschweig es clara: “Iban pensando en pegarnos. Saltaron todos a la vez, estaban preparados”. “Nunca habíamos tenido este tipo de violencia, como mucho algún enfrentamiento verbal porque hablamos todos en español”. (El equipo está formado por siete españoles, un mexicano, un boliviano, un colombiano, un argentino y tres alemanes). “Justo en este partido habíamos decidido solucionarlo no hablando, y da la casualidad de que nos pasa esto”.
Mientras tanto, Alberto Mier sigue “con muchos dolores y muy agobiado”, sin dormir y boca arriba, en un hospital de Braunschweig. Se recupera de sus heridas y está en revisión porque como dice su hermano, “las patadas en la cabeza te pueden dejar trombos y secuelas graves que tienen que descartar”.