El año de la 'feliZidane': el Rey Mago del Madrid era francés
El técnico francés cumplió un año en el banquillo con su mejor partido de la temporada. Es el mejor entrenador de la historia del club en su primer año.
5 enero, 2017 13:22Noticias relacionadas
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La felicidad era Zidane. A veces el fútbol tiene cosas tan 'sencillas' como un cambio de entrenador y una nueva figura que aporte ilusión al aficionado y respeto al futbolista. Con eso logras ya el primero de los pasos que se necesitaba en el Real Madrid: pacificar, otra vez más, un vestuario crispado, dividido y cansado de la forma de entrenar del anterior técnico, Rafa Benítez.
Zinedine Zidane cumple un año en el siempre mareante banquillo del Bernabéu. Estas fechas parecen que son en las que la magia de los Reyes Magos ilumina al francés. Hace un año, un 5 de enero, fue presentado ante la prensa como técnico madridista (el anuncio oficial se hizo el día anterior). Y hace quince años, también un 5 de enero, Zidane marcaba uno de sus goles más recordados, ese que dejó boquiabierto al mundo del fútbol en la noche de Reyes ante el Deportivo. La importancia de aquel tanto no radicó en su belleza, sino en el inicio de la leyenda que después se forjó teniendo su punto álgido un 15 de mayo de 2002 en la ciudad escocesa de Glasgow. La volea perfecta, ya saben. Pero hasta aquel frío enero de 2002, Zidane, entonces fichaje más caro de la historia, había sido criticado y pitado en el Bernabéu. Su rendimiento era mínimo y su fichaje se empezaba a ver como un desastre. Todo cambió un 5 de enero. Como ahora.
La 'felizidane' está actualmente por todas partes en el Bernabéu. Es increíble como solo un personaje puede aglutinar tanto elogio en tan poco tiempo. Zidane, al fin y al cabo, se lo ha ganado con un año perfecto, en el que dio tres títulos al Madrid y solo dejó dos derrotas. También es verdad que el francés venía ya con mucho ganado. Nada más conocerse que era el nuevo entrenador, cambió el ambiente en la afición porque Zidane es mucho más que un jugador en la historia del Madrid. Y precisamente ser uno de los grandes del fútbol hizo que pudiera pisar tan difícil vestuario con pasos creíbles. Ahí estaba Zinedine Zidane, palabras mayores. A ver qué jugador se atrevía a decir ahora que con su nuevo técnico no iba a aprender o no estaba legitimado para llevar el equipo.
El Rey 'Zizou'
Ni se llama Melchor ni Gaspar ni Baltasar, pero se ha convertido en el Rey Mago del Madrid por hacer lo que sus Majestades de Oriente hacen con todos los niños: llevar ilusión y regalos. A Zinedine ilusión le sobró y regalos, a la vista está. Una Champions League, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes. Pero al margen de los títulos, le regaló estabilidad, tan necesaria en un club que vive de los grandes torneos conseguidos, pero también del día a día. Todo eso fue en un 2016 casi perfecto, dejado atrás ya por un 2017 que arrancó con el mejor partido de la temporada del Real Madrid. El baño al Sevilla confirmó el buen hacer del técnico francés.
Ha vivido Zidane siempre con ese run run de que todo lo que hacía no tenía merito, que si era la suerte (la eterna flor que no marchita nunca), que si es un entrenador que se limita únicamente a dar el papel con las alineaciones y dejar hacer a sus jugadores, que si le salva Ramos en el 93' o que si no tiene apenas idea táctica. Ante eso, ha ido en silencio pasando partidos sin perder, acumular ya 38 seguidos, y estar en una posición idílica: líderes en Liga con tres puntos sobre el Barça (y un partido menos), en octavos de Champions y prácticamente en cuartos de Copa. Y no solo eso. Zidane ha sabido solucionar, y sin rechistar, la larga racha de lesiones de todos sus jugadores. Porque todos los titulares de Zidane (los once que por ejemplo jugaron la final de Milán) han caído lesionados en algún momento de la temporada. Y el francés ha sabido dar soluciones a una situación que otros equipos no han sido capaces de sobrevivir. Y también supo Zidane reinventarse para corregir sus errores tras dos meses iniciales sin coger la medida al equipo.
Él, además, también ganó una Champions, algo que cuando otros entrenadores la consiguen se ve como muestra inequívoca de su gran mérito como técnicos pero que a Zidane también se le resta su trascendencia. Cabría además también recordar que si la Liga se contara desde que él llegó, el Madrid la hubiera ganado, pero los puntos perdidos de la época Benítez condenaron a los blancos a otro segundo puesto en el torneo doméstico, a un solo punto del Barcelona que meses antes le sacaba 11.
El mejor entrenador en su primer año
Son los datos los que encumbran a Zidane. No hay en toda la historia del Madrid un entrenador que tenga mejores datos que el francés en su primer año en el club. 54 partidos disputados, 41 ganados, 11 empatados y solo dos derrotas. Tres títulos. Tiene un 80% aproximadamente de victorias, respecto al 75% total con el que se quedó Ancelotti, el 76% de Mourinho... Datos, claro, que hay que entender también en su contexto: ni todos los partidos son iguales, ni el número de encuentros es el mismo ni había los mismos jugadores ni el Madrid de ahora es exactamente igual al de otros años. Por ejemplo, Miguel Muñoz, posiblemente el mejor entrenador de la historia del Madrid, dirigió tantas veces al equipo (424 solo en Liga) que con esos datos tenía más opciones de tener más encuentros perdidos. Lo que sí se puede comparar perfectamente, al coincidir en la misma época, es a Zidane con Luis Enrique o Simeone. También los gana.
Además, el Madrid es actualmente el único equipo de los grandes países futbolísticos que no ha perdido, es desde que está Zidane el que menos ha caído derrotado de las cinco grandes ligas europeas y consiguió el francés ser el mejor entrenador de la historia de La Liga en sus primeros 30 partidos (solo perdió uno). Récords y récords para un gran año de Zinedine Zidane, que ha sabido llevar a buen puerto sus ideas y que sin un perfil alto ha demostrado que estaba capacitado para el puesto. Ahora, eso sí, le llega lo más difícil: seguir ganando y demostrar que en el Madrid se puede continuar triunfando más allá de un año.