Hace un año que el Recreativo de Huelva, decano del fútbol español, experimentó el dudoso honor de ser el primer club expropiado en la historia de este deporte. El Pleno del Ayuntamiento de Huelva aprobó el 6 de junio de 2016 la expropiación forzosa de todas las acciones del Recreativo “por causa de interés social”, con el único voto negativo de Izquierda Unida. El alcalde, Gabriel Cruz (PSOE), calificó ese día de “histórico” y “muy importante para los onubenses”, dado que el Ayuntamiento había apostado por “conseguir el objetivo que quita el sueño a la ciudad de Huelva: la salvación del 'Recre' y del Decanato”.
La situación del equipo, sumido en el pozo de la Segunda División B, era ya desesperada: más de veinte millones de deuda tras una caída a los infiernos que dura un cuarto de siglo y no logró ser enmendada por el último presidente, Pablo Comas, y la empresa Gildoy España (que compraron el club en 2012). El club rozó el milagro en la temporada 2013-14 (se quedaron cerca del ascenso a Primera, que hubiese resuelto sus problemas financieros), pero su andadura en el Recreativo se envenenó y terminó con más impagos, un divorcio radical con la afición, manifestaciones callejeras, una expropiación insólita y diversas querellas judiciales.
Un año después, pasadas las euforias iniciales del socialismo onubense y de la agrupación de aficionados nacida para “salvar el club” (el ‘Recre Trust’), el Decano coquetea peligrosamente con el esperpento. La angustia de esta semana es que el Ayuntamiento de Huelva busca financiación externa para afrontar el pago de 611.000 euros a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) antes de las 12.00 horas de este viernes para evitar el descenso administrativo a Tercera División. Pero es solo una bola de partido más en una espiral sin freno que podría conducir a la liquidación del club. El año pasado, una cuestación popular logró sufragar el dinero para evitar el descenso. Este año ya no se llama a los socios: incluso el ‘Trust’ exige responsabilidades al Ayuntamiento expropiador.
Pocas esperanzas
El primer año de titularidad pública del ‘Recre’ no ha dado motivos de esperanza a la afición. En términos deportivos, la temporada ha sido mediocre (puesto 12º del grupo IV de 2ª B). Fuera del césped, un desastre. El Ayuntamiento retrasó durante meses el pliego de condiciones para la venta del club (sin grandes explicaciones). Pero después el proceso se ha cerrado sin que haya aparecido ninguna oferta válida para la compra del mismo (se ha acercado mucha gente a preguntar, dicen desde el consistorio, pero no es fácil encontrar compradores de un club en Segunda B y 24 millones de deuda “por muy histórico que sea”, en palabras de un diputado onubense).
La opción de la empresa Moody Investments SA, que presentó la única oferta para comprar el club, no llegó a buen puerto por falta de garantías y ha dejado al Recreativo en paños menores esta semana ante el impostergable pago a la AFE.
Los empleados del club, que cuando se expulsó al expresidente Pablo Comas y a su equipo llevaban un año sin cobrar, acumulan ahora 24 mensualidades (el Ayuntamiento, dueño de la entidad desde octubre, no ha abonado ninguna nómina). Los futbolistas sí tendrían garantizado el cobro a 30 de junio si se consigue el dinero a tiempo (para evitar el descenso a Tercera División), pero los más de 700.000 euros adeudados a los trabajadores dependían de la venta del club. Cada vez son más fuertes los rumores sobre que los trabajadores preparan medidas contra el Consistorio.
La diáspora de jugadores y técnicos del club es permanente (se calcula que la plantilla va a cambiar en un 70% o 80% este verano) mientras no hay siquiera fecha oficial de inicio de la pretemporada. El nuevo Consejo de Administración del club guarda silencio y el ‘Trust’, radicalmente opuesto a la anterior directiva y a Comas (a quien han denunciado por apropiación indebida, corrupción y administración desleal, acusaciones por las que podría afrontar hasta 18 años de cárcel), trata de justificar veladamente la actuación del Ayuntamiento por afinidad política (no en vano, el ‘Recre’ sigue siendo probablemente el principal argumento electoral de la provincia). Afirma, eso sí, que “debería iniciar un proceso de saneamiento de la entidad a medio-largo plazo”.
23 millones de euros
Una vez declarado desierto el concurso público para la venta de acciones del Recreativo de Huelva, el Ayuntamiento tiene dos caminos: iniciar un procedimiento negociado de venta o hacerse cargo del club, en circunstancias parecidas a la temporada pasada, para lanzar otra subasta en algún momento de la campaña. El nuevo dueño deberá aportar 10,4 millones de euros inicialmente para saldar una deuda que permita negociar un nuevo calendario de pagos con la Agencia Tributaria. La deuda global, de 23 millones de euros, supone una pesadilla eterna para un club en situación de caos continuo. El 5 de julio, el Ayuntamiento habrá de depositar una fianza de 200.000 euros para poder competir la próxima temporada.
Todo parece haber salido mal en el plan del alcalde, Gabriel Cruz, que ni siquiera ha podido cerrar un nuevo acuerdo de fraccionamiento de la deuda con Hacienda (ejecutora en la actualidad de una política de ‘tolerancia cero’ con el mundo del fútbol). En Huelva se dice que lo que quiere el alcalde en realidad es entregar el club a Manuel Vizcaíno, presidente del Cádiz, y al vicepresidente del Sevilla, José María del Nido Jr., hijo del expresidente homónimo del Sevilla (que cumple siete años de prisión en Huelva por el ‘caso Minutas’). Estarían incluso negociando con su grupo inversor para solucionar esta papeleta acuciante antes de la compra del club en los próximos meses.
"Un despropósito y una improvisación tras otra"
Rafael Gavilán, concejal por la agrupación Mesa de la Ría, explica su punto de vista así: "El primer plazo, que es el que más nos apremia a todos, es darle cumplimiento a ese pago a la plantilla deportiva el próximo viernes. Eso sería una patada hacia adelante que nos permitiría poder acometer la venta en las siguientes semanas durante el mes de julio. Pero hay después demasiadas cosas para no dormirnos en los laureles, como el pago a Hacienda, a empleados, a la Seguridad Social, a la Federación... Algunos veníamos avisando de que iba a haber poco margen de maniobra para poder maniobrar si surgían algunos inconvenientes. Cualquier problema que hubiera surgido si el club se hubiera vendido el 31 de enero, habríamos tenido después cuatro meses de margen. Esto ha sido un despropósito y ha sido siempre una improvisación tras otra".
La situación, reconocen desde el Ayuntamiento, "es muy difícil, por lo que la solución no es nada fácil. Tenemos previstas todas las opciones. No es una venta privada. No se puede vender el Recreativo a cualquiera sino que hay que respetar el procedimiento". Ha pasado un año desde la expropiación y el hoyo es cada vez más profundo. Si el viernes a las 12.00 no han encontrado un préstamo o patrocinador que aporte esos 611.000 euros, el club más antiguo de España, orgullo de Huelva, jugará en Tercera División y tendrá más cerca que nunca la desaparición.