El mundo de las apuestas deportivas (no sólo en España, en todo el planeta) está rodeado de una fascinante opacidad. Muchas veces no se sabe quiénes son los verdaderos propietarios, las reglas las pone la casa, el control público es deficiente y la identidad de los jugadores es muchas veces un misterio. La explosión del negocio ha liberado el virus de la corrupción deportiva: posibilidad de amaños de partidos en infinidad de disciplinas y torneos, generalmente de segunda fila, para beneficio propio y (en mayor medida) de bandas expertas en sacar rendimiento al deporte y blanquear dinero negro gracias al paraíso mundial de las apuestas online: un mercado poco regulado de cientos de miles de millones de euros.
La última vuelta de tuerca en este universo paralelo es la incorporación del deporte juvenil ‘amateur’ al mercado de apuestas. No es una broma; en algunas categorías deportivas, alguien puede estar forrándose gracias a un partido de sus hijos: sin ir más lejos, la División Juvenil de Honor de fútbol (sub-18), todos los campeonatos internacionales sub-17 masculinos y femeninos de selecciones y torneos de clubes sub-17.
Casi todo es ya apostable. En un partido de tenis categoría lTF en el que sólo hay dos espectadores, puede estar seguro de que uno de ellos es un ‘scout’ afanado en la frenética labor de registrar datos en una ‘tablet’ para enviárselos a casas de apuestas. Lo más probable es que trabaje para Sportradar, empresa multinacional con residencia fiscal suiza, la agencia de ‘scouting’ y análisis de datos deportivos más grande del mundo. Colaboradora de la FIFA y la UEFA, Sportradar llega desde los Mundiales de fútbol a las 'ligas fantásticas' de diversos países (a las que también ofrece sus bases de datos). Suministra información a más de 450 casas de apuestas. Líder en el sector, sus servicios son también utilizados por casas de apuestas sospechosas que funcionan en Asia, el paraíso de las apuestas legales y fraudulentas: de ahí que venga siendo objeto de atención recientemente en el sector.
Cuestión de segundos
La labor de los ‘scouts’, potencialmente estresante, es recopilar y transmitir con la mayor rapidez (en segundos) y exactitud las estadísticas de un partido a sus clientes mediante un ‘smartphone’ o ‘tablet’. La rapidez es cuestión de supervivencia para las casas de apuestas, que permiten apuestas en directo sobre numerosos lances del juego. Si Messi marca un gol, por ejemplo, es esencial que no pase el suficiente tiempo como para que un apostador que ha visto el gol de Messi en directo en el estadio acuda rápidamente a la aplicación y en unos segundos, antes de la actualización de la información, apueste a ‘Próximo gol: Messi’.
Este interludio de 30 ó 45 segundos fue un vivero de fraude organizado en directo, especialmente en el mundo del tenis, hasta que lo descarado del asunto impulsó a los reguladores a reducir el intervalo entre el suceso y el envío del dato a los servidores de las casas de apuestas. Hubo inclusos jueces de silla implicados, y algunos fueron expulsados del gremio.
Waterpolo sub-15
Hace no mucho, se colaban en las casas de apuestas competiciones de categorías incluso inferiores, cadetes. El apostador profesional M. R., 32 años, padre de tres hijos y residente en la provincia de Barcelona, recuerda cómo ganó “una buena pasta hace un par de años con una final de la Copa de Cataluña de waterpolo sub-15. ¡Sub-15! Alucinábamos, nunca habían ido tan lejos… Pero la verdad es que sub-15 hace tiempo que no vemos, eso fue un exceso. Lo habitual es apostar a sub-17”.
Recientemente la cadena Australian Broadcasting Corporation denunció que Sportradar utilizaba una discreta subsidiaria (Real Time Sportscasts) para recoger datos de competiciones ‘amateur’ en el país oceánico, con destino a apuestas internacionales. Real Time Sportscasts recluta estudiantes universitarios y los envía a recoger información a partidos no profesionales para que pueda apostarse sobre ellos en vivo. Cuando se conoció que sus partidos figuraban en el menú de las casas de apuestas, el presidente de la Liga de Baloncesto de Tasmania afirmó que los jugadores habían quedado “en shock”.
“Las redes de amaños funcionan a escala internacional y son imposibles de detener sin cooperación entre países", afirman fuentes especializadas de las fuerzas de seguridad. "Cada vez nos reunimos más con nuestros pares europeos". "Las sospechas sobre estas categorías 'amateur' son siempre muy altas. Dígame usted: ¿qué motivo puede haber para ofrecer en las apuestas partidos de segunda división femenina en España o competiciones australianas en China? El mundo del tenis ha sido un escándalo, recuerde los 34 detenidos del año pasado. Había abandonos por lesión, acoso a jugadores, arreglos de todo tipo, juegos en blanco... Una vergüenza”.
En Estados Unidos también ha generado debate el hecho de que Sportradar haya sido recientemente contratada para distribuir datos en directo de la Liga Nacional de Fútbol Americano en un país donde están prohibidas las apuestas deportivas online. El New York Times alertaba sobre el hecho de que la firma suiza, "muy conocida en el mundo de las apuestas deportivas online", participe en un sector "cuya oposición pública a toda apuesta deportiva está entre las más fuertes de las principales ligas profesionales estadounidenses".
¿Prohibición de apostar?
Sportradar, junto a la infinidad de datos que suministra diariamente a las casas de apuestas sobre cientos de eventos, tiene contratos con la UEFA y la FIFA para proporcionar informes sobre movimientos irregulares en las cuotas (es decir, posibles amaños): una duplicidad que levanta recelos en un sector poco dado a declaraciones ‘on the record’. “Es difícil de entender ese doble rol: hablar de integridad por un lado y obtener ingresos de enviar estadísticas sobre partidos juveniles a casas de apuestas. Soy muy liberal para las apuestas, pero no me parece correcto enviar el dato de las competiciones juveniles, que en muchos casos existen sólo para amañar partidos”, afirma el italiano Francesco Baranca, representante de casas de apuestas en la lucha contra los amaños y director de Integridad de la Federación de Fútbol de Ucrania, que concluye: “Nunca dan informes sobre esos partidos, porque a nadie le interesa. Hay que prohibir la transmisión de datos en las competiciones juveniles”.
La respuesta de Sportradar a la noticia sobre su atención a los partidos ‘amateur’ australianos (por boca de su Director de Estrategia e Integridad, Andreas Krannich) fue que “enviar ‘scouts’ a partidos de diferentes deportes, ya sean eventos más pequeños o grandes, no es algo que produzca riesgos a ese deporte. Si no mandáramos nuestros ‘scouts’ controlados a esos eventos, veríamos a ‘scouts’ de las casas de apuestas, que no están controlados [...] Cuando desarrollamos nuestro negocio de ‘scouting’, fue una reacción natural a la petición del sector de las apuestas, y al asumir este servicio para ellos lo hicimos transparente y evitamos que fuese gente rara a los partidos. A fin de cuentas, no estamos generando un mercado. Estamos respondiendo a un mercado”.
Tres ‘scouts’ consultados por este periódico en las últimas semanas no accedieron a hablar con EL ESPAÑOL sobre su labor bajo pretextos diversos. Uno sigue torneos de tenis menores; los otros dos ven partidos de Tercera División. Sportradar, como las demás agencias suministradoras de datos, es el producto natural de la revolución tecnológica, que permite y exige entrega de datos en tiempo real a millones de apostantes sobre casi cualquier acontecimiento deportivo. Implantada en Estados Unidos desde el año pasado, la agencia suiza sigue expandiéndose: firmó recientemente un acuerdo con la firma Beitai Digital para ofrecer “el mejor contenido a plataformas de contenido y medios chinos”.
Corrupción temprana
Desde el punto de vista de los amaños, el problema de ofrecer apuestas en las ligas semiprofesionales (como la Segunda División española de fútbol), amateur (como la Tercera División) o juveniles es su precariedad de recursos y consiguiente debilidad frente a las propuestas de fraude. Pero hay un atractivo adicional para las mafias en estas categorías, como confirman diversas fuentes a este periódico: la posibilidad de corrupción temprana de deportistas con una larga carrera por delante. “Seducir a estos jóvenes no es difícil”, explica el propietario de un club levantino de Segunda División B: “Basta con tacto, dinero y unas putas. Y una vez que entran en el negocio, ya no hay salida. Basta con una sola vez. Fíjese en la historia de los del Eldense”.
“Esos jugadores, si no se lesionan y prosperan, acaban siendo vendidos a clubes mejores”, comenta a su vez un futbolista aragonés de Segunda División (bajo condición de anonimato). “Y no son ya nunca libres del todo. ¿No vas a salvar tu reputación por hacer unos córners o provocar dos tarjetas amarillas? ¿O no vas a convencer a compañeros ‘pillados’ de dinero y con pocos escrúpulos? El otro día me contaban de uno de aquí cerca que había ganado 20.000 euros con un partido de la cuarta división islandesa. El problema es que se pueda apostar a partidos de la cuarta división islandesa. Equipos a los que podríamos ganarles usted y yo jugando con dos menos".
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