El Sevilla es el escaparate más visitado de Europa. En sus estantes se exhiben muchas de las mejores oportunidades de mercado y sus mostradores atienden continuamente a futuros clientes. Los grandes clubes de las ligas europeas suelen abandonar las instalaciones sevillanas cargados de bolsas tras haber pagado por jugadores de moda que figuraban en sus listas de la compra. El éxito de las ventas del conjunto hispalense no estriba en sus precios -de hecho, nunca cuelgan el cartel de rebajas en sus puertas-, sino en su predisposición para traspasar.
A diferencia de otros equipos, el Sevilla conoce sus limitaciones. A veces es imposible retener a futbolistas tentados por altas ofertas económicas y más ambiciosas en el apartado deportivo, por lo que escuchan todas las propuestas que llegan a sus oficinas. Su método es sencillo: a través del gran trabajo que realizan sus ojeadores después de 17 años a las órdenes de Monchi, el director deportivo más exitoso de la historia de la entidad, los de Nervión han pagado poco dinero por futbolistas que luego han sido vendidos por mucho en un ciclo interminable sobre el que se ha cimentado un equipo ganador, que de la mano de Unai Emery se alzó tres veces con el trofeo de la Europa League.
En la primera temporada completa del entrenador gipuzkoano al frente del vestuario, la 2013-2014, el Sevilla ingresó 90,98 millones de euros y se gastó 37,10 millones. Jesús Navas, el gran talento de la cantera, y Álvaro Negredo aterrizaron en el Manchester City con la etiqueta de grandes estrellas y dejaron en las arcas del Sánchez Pizjuán la mitad de los beneficios de ese año, en el que también salieron los centrocampistas Gary Medel y Kondogbia. Además, el club desembolsó 23 millones por Iborra, Gameiro, Bacca y Vitolo, que brillaron con luz propia -Iborra y Vitolo aún deben confirmar su salida de Nervión- a lo largo de su periplo en el conjunto andaluz.
Rakitic, Fazio y Alberto Moreno abandonaron el Sevilla la campaña siguiente, en la que levantó, por segundo año consecutivo, la Europa League. Los dos primeros costaron 3,3 millones cuando fueron fichados y Moreno ascendió de las categorías inferiores. Con sus ventas, el Sevilla embolsó 46 millones de euros, con los que pagó las contrataciones de Krychowiak y Aleix Vidal. Asimismo, el balance económico de ese año volvió a ser positivo: frente a los 20,95 millones que abonó el club por sus fichajes, recibió 50,55 por sus ventas.
Vidal llamó la atención de los dirigentes del Barcelona, que pagaron 17 millones por sus servicios en la temporada 2015-2016, que lo coronó, de nuevo, como campeón de la Europa League. El lateral derecho fue el elegido por la entidad azulgrana para suplir a Dani Alves, a quien también trajeron del Sánchez Pizjuán, en una transacción más entre el Sevilla y el Barça, uno de los clientes habituales del escaparate sevillista. En total, el conjunto catalán ha apoquinado 103 millones de euros en los mostradores del Sevilla por Adriano, Keita, Rakitic y los dos citados defensas.
No obstante, el conjunto hispalense se caracteriza por la amplia cartera de compradores con la que cuenta; de ellos, el Milan, que entregó 30 millones el mismo verano en que Konoplyanka, Llorente, Nzonzi y Krohn Delhi llegaron a Nervión por ocho millones.
En esta última campaña, el Sevilla ha acertado más en sus préstamos que en sus fichajes. Nasri recaló cedido por el Manchester City y lideró la sala de máquinas de los de Sampaoli. Por su parte, Jovetic, procedente del Inter de Milán en el mercado de invierno, fue el héroe en el partido de Liga contra el Real Madrid. En el apartado de salidas, las decepcionantes llegadas de Ben Yedder, Ganso, Correa y Franco Vázquez costaron 46,5 millones, sin embargo, la estabilidad económica del club no se vio afectada.
Krychowiak y Gameiro aumentaron 65 millones el presupuesto del equipo andaluz y demostraron la fiabilidad del método sevillista, cuyo máximo estandarte durante este tiempo ha sido Monchi, que recientemente ha fichado por la Roma. Su salida deja abierto el interrogante de si el Sevilla conseguirá mantener, sin él, la fórmula de su triunfo.
De momento, el equipo continúa viviendo de sus rentas a la espera de que se produzcan los traspasos de Nzonzi y Vitolo y con la salida prácticamente confirmada de Iborra al Leicester por unos 15 millones. Los próximos movimientos de la directiva, que no contarán con la intervención del que ha sido su mejor cazatalentos, decidirán si el Sevilla pretende seguir siendo el escaparate más atractivo de Europa o, por el contrario, el comprador más inocente.