El '7' sostenía, encantado, la que iba a ser su nueva camiseta. Mientras, la directiva culé se frotaba las manos con el gran jugador que llegaba a sus filas y la hinchada azulgrana sonreía de ilusión. Era el inolvidable verano de 2010 y David Villa, el delantero centro deseado por todos los grandes clubes de Europa, aterrizaba en el Camp Nou. Las negociaciones no habían sido sencillas: tras varias temporadas de tira y afloja, el FC Barcelona pactaba el traspaso del Guaje a cambio de una cifra que sonaba inalcanzable: 40 millones de euros. Sin embargo, todo aquel que entonaba el "Barça, Barça" con orgullo justificaba el alto desembolso y aducía el talento del killer asturiano como argumentación. Sus estadísticas, al fin y al cabo, lo avalaban: el delantero, de 28 años, había anotado 107 goles en 166 partidos con la camiseta del Valencia, su antiguo equipo.
Álvaro Morata, un gran jugador que todavía tiene mucho que demostrar, sale del Real Madrid a cambio de 80 millones de euros, el doble de lo que costó el máximo goleador de la historia de la Selección Española siete años atrás. ¿Por qué? Por la inflación del mercado, que ha precipitado el aumento considerable de los precios de los jugadores. ¿El causante? La Premier League y el reparto de los derechos televisivos.
Esta temporada, los equipos ingleses han ingresado 2.754.843.685 euros a manos de las televisiones. La cantidad resulta todavía más irrisoria si se compara con los beneficios que reciben los conjuntos españoles: 1.281.578.000 euros. Además, según los cálculos estimados, las dos mejores escuadras del mundo, Real Madrid (142.667.000 euros) y Barcelona (149.838.000 euros), han obtenido cifras similares a las del Everton, sexto en la tabla de la liga inglesa (146.970.822) y al Southampton, octavo (140.818.000 euros).
Esta desigual distribución tiene como corolario un despilfarro imparable e inclasificable por parte de los grandes conjuntos que mandan en las Islas. Así, el Manchester United ha gastado 305 millones de euros desde la llegada de Mourinho, mientras su archirrival, Guardiola, ha desembolsado 361, 5 millones en jugadores como Ederson o Bernardo Silva.
Solo el músculo financiero del fútbol chino puede hacer frente a la cartera británica: en los últimos dos años, China ha sido protagonista en los mercados de fichajes tras firmar contrataciones multimillonarias como la de Oscar, que cambió el Chelsea por el Shanghai SIPG por 70,4 millones de euros, o la de Carlos Tévez, que fue de Boca al Shanghai Shenhua para ser uno de los jugadores mejor pagados del mundo con 38 millones de euros anuales.
Lo más abrumador es que, parece, la mayor locura está por llegar. Según algunos medios brasileños y catalanes, el PSG podría dejar en las arcas del Barcelona 222 millones de euros (su cláusula de rescisión) por Neymar. 222 millones de euros, casi 40 más de lo que cuesta el nuevo San Mamés, contando el precio de las obras, los sueldos y las licencias municipales. Lo dicho: una locura.
Si, finalmente, la venta no se hace efectiva, otras operaciones podrían desbancar lo que sería un hito económico por parte del extremo brasileño. Por el momento, quien cuenta con más papeletas para amenazar el trono de Pogba, la venta más abultada a día de hoy (120 millones de euros), es Kilian Mbappé, el jovencísimo (18 años) delantero del Mónaco, que habría tasado a su buque insignia en 190 millones de euros. El 'nuevo Ronaldo' ha sido la gran sensación del fútbol europeo, aunque lo más destacado de su currículum sean solo unos grandes octavos de final de la Champions League y una cuantía de preciosos y habilidosos movimientos.
No obstante, hay cosas que el dinero no puede comprar. Se lo deben de estar repitiendo día sí y día también en Can Barça, adonde, por lo visto, no llegará Verratti, como tampoco lo hicieron Marquinhos, David Luiz o Bellerín. Sin embargo, como la esperanza es lo último que se pierde, Bartomeu y su directiva confían en que alguna estrella fiche por el equipo para iluminar un horizonte que últimamente se prevé oscuro. Se habla de Dybala, a quien el club azulgrana podría traer por unos 110 millones de euros, según lo acordado por el jugador con la Juventus.
2016 fue un año de récord, pero 2017 se vislumbra de escándalo. El verano apunta a locura, a cifras mareantes entre equipos picados, motivados, que lucharán por coronarse como los reyes del mercado. Faxes que entrarán ¿a tiempo?, conversaciones hasta altas horas de la noche y cláusulas pagadas a traición serán habituales durante los próximos días. Prepárense para ver cómo los grandes sueltan su calderilla.
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