El Barcelona fue el equipo del toque, el de los títulos, el de la cantera y el de la buena planificación deportiva. Lo fue y, de hecho, lo ha sido hasta hace poco. Pero, tras perder el estilo vía Luis Enrique -por mucho que algunos quieran negarlo- y dejar la Masía huérfana de presente, la ilusión ha cambiado de bando. Ahora, precisamente, es el Madrid el que ficha lo que necesita sin tirar la casa por la ventana, el que retiene a sus estrellas, da minutos a los jóvenes y, sobre todo, gana. La temporada pasada, dos títulos (Liga y Champions League), y este curso ya ha levantado la Supercopa de Europa tras imponerse al Manchester United (2-1). Por resumirlo en una frase, el nuevo Madrid es el viejo Barcelona.



Con los papeles cambiados, ambos clubes se jugarán la Supercopa de España este domingo (22:00 horas) en el primer Clásico oficial de la temporada. Eso sí, el Madrid afronta el partido en un buen momento y el Barcelona lo hace en una situación delicada: acaba de perder a Neymar, que se fue al PSG por 222 millones de euros, y sigue sin convencer a sus posibles relevos (Coutinho o Dembélé) de que se vistan de azulgrana. Las negociaciones están avanzadas, pero faltan por cerrarse. Y, probablemente, no lo harán antes del partido de ida.



El Barcelona, sin saber quién llegará, saldrá al Camp Nou con Deulofeu, un extremo titular que podría pasar a ser suplente -o incluso transferible- en apenas una semana; con Iniesta, al que se le prometen minutos, pero se le buscan sustitutos (Coutinho); con un entrenador nuevo, Valverde, que todavía está por confirmar que es el idóneo; y con una afición desilusionada, que no entiende la marcha de Neymar ni el desproporcionado precio que se va a pagar -si finalmente se concreta- por un par de jugadores. En definitiva, con un estadio que, en este inicio de temporada, sólo encuentra refugio en Messi y la posibilidad de que la situación se arregle de aquí al 31 de agosto. Aunque, por otra parte, si algo puede cambiar el estado de ánimo de los culés es una victoria ante el eterno rival.

Messi trata de irse de Sergio Ramos en el último Clásico.



En ese escenario tratará de pescar el Real Madrid, que no sufre de esos males. Sus problemas, benditos en este inicio de campaña, son otros. El ‘marrón’ de Zidane es elegir quién juega en la mejor plantilla del continente. En la Supercopa de Europa, decidió dejar a Cristiano Ronaldo en el banquillo, pero el portugués se perfila como titular el domingo. En ese caso, ¿quién podría salir del once? ¿Isco, nombrado mejor jugador en la final contra el Manchester? ¿Bale, que parece recuperado tras la lesión del curso pasado? ¿Benzema, que suele ser un fijo? Las dudas se acumulan, pero la certeza es sólo una: juegue quien juegue, desde que el francés cogió al equipo, todos rinden.



POCOS FICHAJES SOBRE EL CAMPO



El Barcelona, a falta de hacer oficial alguno de sus fichajes, jugará con siete canteranos: Aleix Vidal, Jordi Alba, Piqué, Busquets, Iniesta, Deulofeu y Messi. Hombres de la casa a los que se uniría, según Sky Sports, Coutinho próximamente. El jugador, aunque el Liverpool habría rechazado la oferta del Barcelona, habría pedido el ‘transfer request’. El otro que está cerca de llegar a la Ciudad Condal es Dembélé, que fue sancionado por no entrenar con el Dortmund el jueves y podría firmar la semana que viene con el conjunto azulgrana.



Muy distinta es la situación del Real Madrid. Con Mbappé dándole el sí quiero al PSG, todo indica a que el conjunto blanco no hará demasiados esfuerzos en este final de mercado. Tiene una plantilla completa y, aunque no está claro si todavía fichará un delantero, el resto de puestos los tiene cubiertos. Aun así, ninguno de ellos estará sobre el césped del Camp Nou. Ceballos, que vio desde la grada la Supercopa de Europa, estará en el banquillo. El resto serán los de siempre, con una única variante: Kovacic será titular ante la baja de Modric.

Aleix Vidal pelea con un balón con Gareth Bale durante la gira estadounidense

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