El cráter abierto por la Operación Soule y la suspensión del todavía presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, aumenta de tamaño a medida que las rivalidades larvadas en el fútbol español durante lustros van complicando la elección de su sucesor.
Como ya contó EL ESPAÑOL la semana pasada, la dimisión de Villar (ya interiorizada y aceptada en su entorno, según fuentes próximas al dirigente procesado) tiene un único pero relevante escollo: el nombre del próximo presidente. Una mayoría de las 19 federaciones territoriales habían elevado la candidatura de Luis Rubiales, presidente del sindicato de futbolistas y tradicional delfín de Villar, pero su actitud durante las semanas de encarcelamiento del todavía presidente han convertido a éste, uno de sus grandes valedores, en su mayor enemigo para culminar sus ambiciones presidenciales. Resumida, la postura de Villar es clara: sólo dimitirá si continúa José Luis Larrea al frente de la federación.
Tras la medida de presión de la semana pasada, cuando los presidentes de 14 territoriales dimitieron para escenificar su distanciamiento del antiguo líder, este martes se reunieron en el Consejo Superior de Deportes su presidente, José Ramón Lete, Larrea y todos los presidentes de las federaciones autonómicas (19). Tras el encuentro, Lete afirmó que existe “unanimidad y absoluto consenso entre todos ellos en que la mejor de las soluciones para desbloquear la situación del fútbol español sería la dimisión de Villar". "Todos estamos de acuerdo en que la mejor de las soluciones, la más rápida y la mejor sería la dimisión de Villar”, sentenció el presidente del CSD.
Moción de censura en el horizonte
Según el secretario de Estado para el Deporte, la dimisión “abriría un mecanismo de sustitución, según lo previsto en los propios estatutos de la Federación, que permitiría la convocatoria de elecciones”. “La tutela del Consejo Superior de Deportes es compatible con una posición al margen del proceso electoral, de tal forma que el CSD no apoyaría a ningún candidato”, matizó posteriormente Lete.
En el caso de que la dimisión de Villar no se produjera, el presidente del CSD ha asegurado que “hoy se ha valorado la posibilidad, la única sólida establecida en la propia normativa de la RFEF, de la moción de censura, que se produciría en el mes de noviembre”. Tres meses que se antojan demasiado largos para rellenar el vacío producido por la Operación Soule y la desaparición de un hombre criticado en mil frentes e investigado por varios delitos, pero con una virtud escasa: saber unir un mundo profundamente dividido, que ahora muestra sus costuras en la búsqueda de una solución nada fácil.