Los lamentos de Dusan Lajovic acaban deshilachados entre el ruido del estadio Arthur Ashe, donde el serbio juega bajo techo la primera ronda del Abierto de los Estados Unidos ante Rafael Nadal. Llueve fuera y el aspirante protagoniza a cubierto un inicio interesante (bola para 4-1 y saque), no pierde la fe cuando el español le rompe un saque que le habría dado la primera manga (5-5) y es capaz de reponerse y llegar vivo al desempate. Tras perderlo combatiendo, Lajovic padece lo que tantos otros últimamente: después de un comienzo dubitativo, Nadal gana sin jugar bien (7-6, 6-2 y 6-2), llega a la segunda ronda del torneo (se enfrentará a Taro Daniel, ganador 6-1, 4-6, 4-6, 6-2 y 6-2) y estrena con triunfo su número uno, el trono del tenis mundial que vuelve a ocupar desde hace más de una semana. [Narración y estadísticas]
“Rafael no ha jugado nada bien”, dice en la puerta del vestuario Toni Nadal, tío y entrenador del tenista. “Supongo que era más importante meter la pelota dentro que intentar hacer cosas. Ha cometido demasiados fallos en el primer set y luego ha mejorado, pero Lajovic no ha luchado igual que en el comienzo”, prosigue el preparador balear. “La realidad es que había entrenado muy bien cada día, pero aunque te hayas preparado de esa forma la semana anterior sabes que has jugado mal los dos torneos previos, y eso pesa un poco”, se despide, haciendo referencia a las derrotas en octavos de Montreal (Denis Shapovalov) y Cincinnati (Nick Kyrgios).
“El primer set no ha sido el reflejo de lo que venía haciendo estos días en los entrenamientos”, le sigue Carlos Moyà, otro de los técnicos de Nadal. “Hay que tener en cuenta que la primera ronda de un Grand Slam nunca es fácil, por los nervios y por todo lo demás”, añade el ex número uno del mundo. “Lo que se trata en un torneo así es de ganar como sea los dos o tres primeros partidos para ir adquiriendo sensaciones. Si llega a tercera ronda u octavos, y ha ganado los anteriores encuentros, seguro que será diferente”, cierra el campeón de un grande.
“No he empezado muy bien, con nervios”, coincide después Nadal ante los periodistas. “Venía de jugar regular los dos torneos anteriores y aunque la semana de entrenamientos haya sido muy buena siempre tienes un poco de residuo negativo de la competición”, añade el mallorquín. “Mentalmente he estado bien, pero me ha faltado hacerle daño cuando la bola estaba en juego en tiros intermedios. Esa es una de las mejores cosas que tengo y mi bola intermedia la contrarrestaba más o menos con facilidad. Eso ha sido lo peor del encuentro”.
Antes de salir a jugar, José Perlas, el técnico del serbio, le recuerda a su jugador la importancia de marcarse pequeños objetivos en el partido, nada de pensar a gran escala, nada de verse con la victoria en las manos, nada de imaginarse haciendo el encuentro de su vida. La salida en tromba de Lajovic es la señal de que ha entendido el mensaje de su entrenador, que para aspirar al triunfo tiene que poner todo de su parte, y posiblemente ni con eso le alcance. La ayuda de un Nadal descolorido es justo lo que necesita el 85 del mundo (0-8 ante rivales del top-10) para tener alguna opción de vencer al mallorquín.
“¡Tira!”, se recrimina Nadal en el arranque del partido mirando a su banquillo mientras imita el gesto con la raqueta, como si no pudiera entender por qué no es capaz de hacerlo durante los intercambios. Sin piernas para llegar bien posicionado a la pelota, el español pega muy corto y Lajovic acepta encantado esas invitaciones para atacar a puerta vacía, porque Nadal llega haciendo escorzos que pocas veces salen bien y el serbio puede abrirse paso entre esas pobres defensas, casi siempre por detrás de la línea de fondo, la zona de la pista que marca el control del cruce.
Con un saco de errores a cuestas, la entrada de Nadal en el partido ocurre cuando Lajovic saca con 5-4 por el primer parcial. Hasta ese momento el mallorquín ha estado en manos del serbio, a merced de sus aciertos y sus errores. Todo cambia porque el español juega con el vértigo de su oponente. Vamos a ver si ahora sigues sin temblar, le dice con la mirada justo antes de que Lajovic ponga en juego el primero de sus saques en ese instante clave, el que debe llevarle a tomar ventaja en el encuentro. Y Lajovic tiembla, por supuesto que tiembla. Y Nadal lo aprovecha, claro que lo aprovecha.
Con 5-5 en el marcador, Nadal ya ha parado la peligrosa dinámica de Lajovic, que pese a todo sigue corriendo, peleando e intentándolo con todo lo que tiene. El serbio, sin embargo, se deshace al perder el tie-break de la primera manga, en el que el español comete doble falta (sacando con 6-5) y del que sale reforzado para domar sin resistencia y en línea recta los dos siguientes parciales hasta la segunda ronda del torneo, que jugará el próximo jueves.
Con muchos ganadores y otros tantos errores (33 por 34), el campeón de 15 grandes se marcha al hotel fiel a la línea agresiva que la pista dura le exige, pero necesitado todavía de algunos ajustes para poder decir que está preparado en la caza de la recompensa mayor: ganar el título y mantener el número uno requieren de un Nadal diferente al del primer día.
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