Estadio de la Albuera, Segovia. El equipo local, la Gimnástica, y la Ponferradina disputan el encuentro de la duodécima jornada del grupo I de Segunda División B. Es un duelo directo, ya que ambos equipos se encuentran en puestos de descenso a Tercera y buscan salir de la zona de peligro.
Último minuto. El colegiado cántabro López Parra había añadido tres minutos a un partido que iba 0-0. Con el tiempo ya vencido, la Ponferradina tiene un ataque, que el árbitro deja disputar. La sorpresa llega cuando se escuchan tres pitidos, los que indican el final del partido, justo cuando el equipo berciano ya estaba en el área.
Andy, centrocampista del equipo visitante, había recibido el balón dentro del área tras un mal despeje de un defensor de la Gimnástica Segoviana. Pese a que estaba en una clara ocasión de gol, se escucha el primer pitido. El árbitro había pitado el final. El remate del jugador de la Ponferradina acabó en gol. Mientras el balón entraba en la portería se escuchaban los otros dos pitidos del silbato del colegiado.
Nada más pitar el final y ante la incredulidad de mucho de los asistentes, prácticamente la totalidad de todos los jugadores de la Ponferradina rodearon al árbitro cántabro, que no modificó su decisión. El partido había acabado y el gol berciano no había entrado a tiempo. 0-0 final.
"El árbitro ha tomado esta decisión y hay que respetarla. Todos nos equivocamos, tanto jugadores, como entrenadores y también los árbitros. Forma parte del juego y hay que respetarlo, porque sin árbitros no podríamos jugar", comentó después Carlos Terrazas, entrenador de la Ponferradina, equipo que hace tan solo una semana ganó al Villarreal en El Toralín en el partido de ida de dieciseisavos de Copa del Rey.
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