A unos 40 kilómetros de la frontera con Portugal y bañada por el río Alagón, el afluente más grande del Tajo en su parte española, a Coria se la podría situar como la capital del noroeste extremeño. La ciudad en la que nació César Sánchez, exportero del Real Madrid, es la cuarta población más grande de Cáceres y la duodécima de Extremadura. Allí el equipo de fútbol local, el CD Coria, busca este año subir por primera vez a Segunda División B.
En este humilde club de Tercera División, tercero actualmente en el grupo XIV, a dos puntos del líder y con una sola derrota (ante el Cacereño), juega un futbolista que debutó con el Barcelona el mismo día que lo hacía Leo Messi en Champions. De esa fecha se cumplen este jueves 13 años. Aquello cambió la vida de nuestro protagonista y también del Barça. Irrumpía en Europa el mejor jugador de su historia.
Compañero de la estrella argentina en La Masía, a Francisco Javier Peral 'Javito' (Moraleja, Cáceres, 1983) le esperaba otro camino. Una lesión cuando Rijkaard le tenía ya en sus planes para mantenerle en el primer equipo le cortó su progresión, pero eso no le hizo desfallecer. Se buscó la vida en el extranjero y tras varias aventuras ha vuelto a su tierra. En Coria busca reencontrarse con el fútbol. Su historia es la de tantos futbolistas que no lograron triunfar en el Barcelona. No todos los que estuvieron en La Masía acaban ovacionados por el Camp Nou.
“Siempre digo que tuvimos la suerte de debutar los dos pero que a él le fue un poquito mejor que a mí", comenta entre risas Javito cuando se le pregunta por Messi. "Todos me lo dicen, que debutamos los dos... Tuve la suerte de compartir vestuario con él y de jugar varias veces con el mejor jugador del mundo y de la historia", añade en su charla con EL ESPAÑOL.
Debutó el mismo día que Messi: "Él hablaba jugando"
“Él era unos años más pequeño y cuando subía a entrenar con nosotros el entrenador nos decía que le echáramos una mano a adaptarse, que venía ayudarnos. Cuando se puso a jugar, le miramos y dijimos '¡él que nos echa una mano es él!'. Iba sobrado", recuerda sobre aquellos años (2003-2004) el extremeño, que refrenda todo lo que se ha contado sobre la personalidad del argentino cuando todavía estaba en la cantera: "Messi era muy tímido, prácticamente le tenias que arrancar el saludo. Se sentaba y se quedaba callado, pero cuando salía al campo era totalmente diferente. Él hablaba jugando, le encantaba jugar al fútbol".
Tras varias temporadas en el filial, no siendo titular fijo justo antes de ser llamado para el primer equipo, a Javito le llegó la gran oportunidad un 7 de diciembre de 2004 en Ucrania. "Evidentemente ese día no lo olvidaré en mi vida", recuerda. Con el Barça ya clasificado para octavos de la Champions, Rijkaard quiso que el último partido de la primera fase fuera un día especial para muchos chavales del filial.
En aquella alineación ante el Shakhtar Donetsk apareció el nombre de Messi, que hacía su debut en Europa, y el de Javito. "Yo no me lo esperaba", asegura. "Vino Samuel Eto'o y me dijo 'hoy te toca correr a ti'. Pensé que me estaba vacilando. Cuando vi mi nombre en la pizarra me dije: 'Pues nada, a correr hasta que me caiga en el campo'".
Tres años antes, un ojeador del Barcelona le había visto jugar en Moraleja, una población cacereña al lado de Coria de unos 7.000 habitantes y que militaba entonces en la Tercera División extremeña. Tenía 17 años y era un chico de pueblo. "Para mí era cambiar mi mundo. Apenas había salido de aquí y de repente me fui a una ciudad enorme, donde no conocía a nadie", explica el hoy jugador del Coria. "Empecé a aprender allí. Técnicamente eran todos mejores y me di cuenta que tenía que mejorar en muchas cosas. Físicamente estaban por encima".
Sobre la independencia: "Somos todos españoles"
Como tantos extremeños en los últimos 50 años, Javito se fue a Cataluña en busca de un mejor horizonte laboral. Sobre el movimiento secesionista, él reconoce que jamás tuvo un problema, aunque aclara que "por aquel entonces a la independencia no se le había dado tanto bombo". "La gente allí me ayudó mucho. Cuando fui al colegio, los dos primeros meses me los dieron de una manera distinta al no saber catalán. Intentaba aprender y que me adaptara. Cogía los apuntes en castellano y ellos hablaban en catalán", señala. "Entrabas en una tienda y te hablaban en catalán. Si veían que saludabas en castellano, ellos te cambiaban al castellano", añade.
"Cuando hablaba con gente me decía 'mi padre es andaluz, mi madre extremeña...'. Yo les decía que al final somos todos del mismo lado. Somos todos españoles", comenta. "Lo que han hecho es algo ilegal y no lo veo normal. Quieren promover un movimiento que legalmente no va a ningún sitio. Todo lo que hagan se queda en nada porque tienen que cambiar la Constitución", comenta sobre el todo proceso independentista. Javito ya adelantó lo que pasaría. "Si hacen algo al final va a ser un caos", explicó.
Abandonó Barcelona tras una lesión en un avión
Regresando al plano deportivo, cuando mejor estaba, el destino le tenía guardado un cambio en su carrera. En el vuelo de regreso de un amistoso en Japón, Javito sufrió una pequeña trombosis en su pierna derecha por la que estuvo tres meses y medio de baja. Aquello que se llamó como el síndrome del turista. Rijkaard le iba a llevar a la gira en Estados Unidos, donde tendría la oportunidad de demostrar si se quedaba en el primer equipo.
"Igual no me hubiese salido bien y no hubiera valido", responde con optimismo. "Está claro que me fastidió, era la época en la que estaba yendo con el primer equipo", añade. "La parte positiva es que la lesión no me impidió seguir jugando y me dio la oportunidad de continuar mi carrera en otro país. Probé suerte y me fue bastante bien".
Descartado ya en Barcelona, Javito se fue al Aris de Salónica griego, hoy en segunda división pero entonces un equipo que llegó a disputar la Copa de la UEFA. "En Barcelona viví un sueño, era todo muy ideal, pero cuando salí de allí viví el fútbol más real: muchos equipos con problemas económicos, peor organización... había que tirar para adelante como fuera, aprendí mucho allí", comenta el futbolista sobre su época en Grecia.
"Conocí otra cultura y el fútbol de otra manera". De su época en Salónica es el precioso gol que metió al Atlético de Madrid. "Muchos amigos me lo recuerdan. Lo tengo en la memoria. Fue un gol bueno con la 'pierna de palo'. Me atreví y salió. Igual pruebo 10 veces y la mando a casa".
"Después estuve dando bastantes vueltas", recuerda Javito tras cerrar su etapa en el Aris. Volvió a España (Deportivo de La Coruña), regresó a Grecia (Olympiacos), se fue a Turquía (Orduspor), otra vez jugó en España (Hércules y Alcorcón) y siguió probando suerte en Grecia (Kerkyra y Panthrakikos). "Cansado de cambiar de equipo y por el tema familiar ya decidí quedarme en casa al ver que no salían ofertas en condiciones. Buscaba un poco la estabilidad".
Vuelta a casa
Por esta razón regresó a Extremadura y acabó en Tercera División. "Conocía a parte de la plantilla, al cuerpo técnico y al presidente. Estoy en casa, con la ilusión de volver a mi tierra en un proyecto esperanzador con el objetivo de subir a 2ªB". El Coria le ayudó cuando no tenía equipo al cederle sus instalaciones para que pudiera entrenar.
Hoy la vida de Javito es muy diferente. Vive en Moraleja con su familia y coge el coche para recorrer los 20 kilómetros que le separan de Coria. Los desplazamientos para los partidos (muchos de ellos largos, por la situación geográfica de Coria, al norte, y con muchos equipos al sur de Extremadura) se hacen en autobús. "Son muchas horas de autobús, pero es lo que hay. Te tienes que amoldar. Por desgracia no hay economía para algo más. Te tienes que adaptar. Esa es otra de las dificultades con la que tienes que pelear en esta categoría".
Lejos de los lujos del primer nivel, los compañeros de Javito no son ya Messi o Eto'o. "El que juega en Tercera lo hace más por ilusión que por vivir de ello. Muchos de mis compañeros tienen otro trabajo y compatibilizarlo es complicado". Tras todo lo vivido, no se plantea que hacer más allá de este año. "Uno ya ha aprendido que en el fútbol no puedes planificar. Por mucho que tengas un contrato por tres o cuatro años, a los equipos les da igual. Si no te quieren, buscan la manera de que te vayas".
Esa es la actual vida de un futbolista que jugó con Messi y que vivió, como el argentino, en La Masía. Una lesión, fuera de los terrenos de juego, le cortó su progresión y le hizo ser la otra cara de la cantera del Barcelona. No todos son Messi ni todos acaban siendo millonarios. Hoy Javito se busca la vida en la Tercera división extremeña, allí donde le descubrió el Barcelona. 17 años después es el mismo chaval pero con muchos kilómetros en sus recuerdos. Y con la misma ilusión, que es la clave para seguir jugando.