El Real Madrid es campeón de campeones. Tras su victoria al Gremio de Porto Alegre en la final del Mundial de Clubes, el equipo de Zidane cierra 2017 en lo que a títulos se refiere (todavía le falta la traca final ante el Barcelona en Liga) con un éxito sin precedentes. Cinco torneos ganados en el mejor año de su historia.
En Abu Dhabi, el Madrid completó un curso brillante en el que hizo el doblete tan ansiado (Liga+Champions) al que añadió después las dos Supercopas y este último Mundial de Clubes. Cinco títulos que igualan a los que hizo Luis Enrique en 2015 con el Barcelona, a tan solo uno de lo que hizo Guardiola en 2009 y superando también en uno a lo conseguido por Ancelotti en 2014 con el Real Madrid.
El equipo de Zidane es el mejor equipo del mundo y, por tanto, el más envidiado. Por segunda vez consecutiva gana el torneo que reúne a todos los campeones continentales y reafirma que siempre que hay un título en juego, lo gana. Es por ello que la respuesta a la pregunta que encabeza este artículo está clara. Por ganar, que es el primer y último objetivo en el fútbol para cualquier equipo.
Y el Real Madrid gana en todas las etapas de su historia. En los años 50 y 60 del siglo pasado con seis Copas de Europa en el final del anterior siglo y el inicio del presente con otras tres Champions, en la actual década con tres en cuatro años... Es el mejor equipo de la historia por méritos propios. Y de ahí la consecuencia que no sea nada raro que todos quieran ser como ellos.
Los éxitos nacionales e internacionales en el pasado y en el presente
Las 12 Copas de Europa son la envidia de todo el mundo. Nadie nunca ganó tanto y tendrán que pasar muchos años (si es que alguna vez pasa) para igualar lo que ha conseguido el Real Madrid. Y no solo es a nivel continental, sino también en el panorama nacional, siendo el equipo que más Ligas tiene (33), y a nivel internacional, con seis campeonatos del mundo (tres Mundial de Clubes y tres Copas Intercontinentales).
Durante muchos años, los aficionados más críticos con el Real Madrid desprestigiaban los títulos blancos con el argumento de que todo era una cosa del pasado. A las primeras seis Copas de Europa las llamaban 'botijos' en tono despectivo y explicaban que el Madrid tenía que vivir del pasado para justificar su presente. La realidad es que en los últimos años el Barcelona ha ganado más que el Real Madrid, aunque también existe el debate de qué relevancia tienen esos títulos. Por ejemplo, el Barcelona de Guardiola en cuatro años ganó dos Champions y este Madrid, en el mismo periodo de tiempo, ganó una más.
Ese discurso del pasado también ha sido enterrado porque en 2017 el Real Madrid ha ganado todo excepto la Copa del Rey, un trofeo al que nadie echa de menos. Los cinco títulos en un solo año no son cosa del blanco y negro, es una realidad actual. El equipo blanco se reinventó para seguir ganando y para hacerlo de forma continuada. Nadie jamás había ganado dos Champions y dos Mundial de Clubes consecutivos y ha sido este Madrid el que lo ha conseguido.
La columna vertebral de España
Los tiempos cambian y el poderío del Real Madrid también se nota en la selección española, que ya está lejos de ser integrada casi al completo por jugadores del Barcelona y cuya columna vertebral ahora es blanca. Con Lopetegui se llegó a algo que no ocurría en diez años: que en una convocatoria de 'La Roja' hubiera más jugadores del Madrid que del Barça.
Sergio Ramos, Carvajal, Marco Asensio, Isco y Álvaro Morata, ahora jugador del Chelsea, pero 'creado' en Madrid, son fijos en la nueva selección y en principio son titulares. En el partido ante Italia, quizá el que mejor pueda representar a la actual España, todos excepto Morata partieron de inicio. Además, Nacho también es seguro en todas las listas de Lopetegui y Lucas Vázquez, en función de su temporada y los rivales que tiene en su posición, también podría entrar.
Al margen de si son titulares o suplentes, la mayoría de ellos son imprescindibles en la nueva España. Ramos no tiene sustituto a su nivel, tampoco Carvajal y mucho menos Isco, el mejor jugador de 'La Roja' en sus últimos partidos. No significa que los suplentes sean malos, sino que la trascendencia de estos jugadores es mayor. El papel de estos madridistas en la selección es vital.
El Madrid ‘sobrevivió’ a la historia; el Barça no
Pero también el Madrid es una envidia por no ser una moda, sino por ser algo que existirá siempre tal y como se entiende ahora y tendrá su elevado número de aficionados haga lo que haga. Y esa es una gran diferencia con el Barcelona, que se hizo mucho más conocido y consiguió muchos más hinchas a raíz de su juego y la figura de Messi.
A principios de este siglo, el Barcelona fue un equipo en una gravísima crisis que le llevó a estar cinco años en blanco, a ni clasificarse a la Champions y a rozar seriamente el descenso en un tramo de la temporada 2002/03. Entonces nadie quería ser del Barcelona. Era un club lejos del top europeo y los pocos que iban al Camp Nou lo hacían para sacar sus pañuelos. Aquello lo cambió el tridente formado por Laporta (presidente), Rijkaard (entrenador) y Ronaldinho (mejor jugador).
Cuando el Barça se recuperó, ganó la Liga en 2005 y la Champions en 2006, el Madrid ya había entrado en su época más pobre de las últimas décadas, aquella de las continuas eliminaciones en octavos de final de Champions y que derivó en ridículos ante Real Unión de Irún o Alcorcón en Copa, 6-1 en Zaragoza, 2-6 ante el Barcelona... Pero aún en aquellos años difíciles, el madridismo resistió, siguió llenando el Bernabéu, siguió creyendo en su equipo y aguantó el chaparrón. Incluso llegó a ganar dos Ligas (2007 y 2008) con un nuevo presidente dentro de un periodo muy convulso. El Barcelona, en cambio, fue incapaz de ganar en la etapa post-Nuñez.
El 'ganar, ganar y ganar' de Luis Aragonés
Luis Aragonés, el gran símbolo del Atlético de Madrid, dejó una frase que los propios aficionados rojiblancos la firman siempre. "Y ganar y ganar y ganar y volver a ganar. Eso es el fútbol". Si aplicamos esta teoría, no se entiende este último sentimiento en el entorno del Atlético en el que por encima de vencer está el amor al equipo.
Ese sentimiento de pertenencia a un proyecto que va por encima de cualquier resultado es una de las grandes características de la hinchada del Atlético, que es además una afición que ha sufrido de todo, desde un descenso solo cuatro años después de un doblete hasta agónicas finales perdidas ante su eterno rival. Es quizá ese pasado tormentoso el que les lleva hoy, tras cuatro años seguidos de estar luchando de tú a tú con los grandes (y ser mejores que la mayoría de ellos), a justificar una eliminación en Champions y comprar la idea de que jugar ante el Copenhague y ganar la Europa League es aceptable y olvidarse del "y ganar y ganar y ganar..." de Luis Aragonés.
Aquellos aficionados rojiblancos que viajaron a Milán o Lisboa no iban allí por su sentimiento, sino a ver a su equipo ganar. Como todos aquellos que fueron a Neptuno tras la Copa 2013 o la Liga 2014 iban a celebrar los títulos conseguidos. También el hincha del Atlético quiere y busca ganar. Una vez con la derrota en las manos, su reacción puede ser admirable, pero el objetivo era ganar. Y eso es lo que hacen sus vecinos, sus eternos rivales, que sin necesidad de hacer un gran cambio en su identidad o sin hacer un esfuerzo futbolístico tan grande han ganado todo, tres Champions en cuatro años y dos de ellas directas.
Si a algún equipo representa la frase de Luis Aragonés es al Real Madrid. El equipo blanco gana y gana y gana sin miedo a lo que dirán. Es el equipo que mejor entendió que al fútbol se viene a ganar. Porque vencer, en buena lid, es el fútbol como decía 'El Sabio de Hortaleza'.
En resumen, al antimadridismo le gustaría tener 12 Copas de Europa, 33 Ligas y tener ese espíritu ganador que tiene el Real Madrid. Y ser campeón de Europa y del mundo cada año, algo que es tan difícil que solo la entidad presidida por Florentino Pérez ha conseguido. El fútbol es ganar y en eso el Real Madrid es un experto. Es normal que sea envidiado. Como en otras ocasiones serán otros.